El carnaval data antes de Cristo según investigaciones, los campesinos sumerios, considerada la más antigua y la primera civilización urbana de la humanidad, ubicada en Mesopotamia, (actualmente Irak y la zona limítrofe del norte-este de Siria) se reunían disfrazados y enmascarados delante de una hoguera para celebrar la fertilidad de la tierra y alejar a los malos espíritus de la cosecha.
Posteriormente la tradición llego a la antigua Grecia, transformándose en la fiesta dedicada al dios del vino y la fertilidad, Dionisio, donde existía la tradición de pasear un barco con ruedas y la gente bailaba cualquier tipo de danza. En Roma, también, pero dedicado al dios Baco.
La conexión entre el teatro el carnaval se evidencia en la Edad Media y en el Renacimiento. En Francia, farces y sotties se representaban en carnaval y obras como el Jeu de la Feuille de Adam de la Halle hay que interpretarlas también dentro de la tradición carnavalesca. En Alemania el género carnavalesco (Fastnachtspielen) está abundantemente representado y también en Italia los textos proliferan en la segunda mitad del XVI siendo muy característicos los Testamenti di Don Carnale.
La celebración de los Carnavales se ha extendido por todo el mundo, con características particulares, provenientes de las costumbres de cada lugar. Actualmente se sigue representando en los teatros con muchos puntos de encuentro en las historias como los fenómenos espirituales, astronómicos, ciclos naturales, expresados a través de la danza, la música, la sátira y el desorden. A continuación 8 obras inspiradas en el Carnaval:
1. El mercader de Venecia
“No tengo al mundo más que por lo que es, Graciano: un teatro donde cada cual debe representar su papel…”.
El mercader de Venecia se estrenó frente a Jacobo I el domingo de carnaval de 1605. Esta obra escrita por William Shakespeare es una de las más conocidas del autor. La trama se desarrolla en Venecia, ciudad de fama universal por su legendario carnaval; la festividad del disfraz, del truco, de lo aparente, de lo irreal.
La trama gira entorno el préstamo que el judío Shylock hace a Antonio, el mercader, con la condición de que, si no le devuelve el dinero a tiempo, tendrá que pagarle con una libra de su carne.
Tal como el carnaval esta obra expresa lo absurdo, enmascara lo verdadero, el drama de Shakespeare encubre con insidiosas frases antisemitas la realidad de la anomalía judía en la Europa medieval. Señala con sutileza las atrocidades perpetradas contra el judío y expone sin miramientos los vicios de una sociedad injusta con quien no es gentil.
Según John Gross, autor de Shylock: A Legend and Its Legacy, el drama fue producido más de cien veces solamente en Nueva York en el siglo XIX. Entre 1918 y 1939 hubo nueve performances diferentes en Stratford-on-Avon, diez en el West End de Londres y otras diez en el Old Civic.
2. Le carnaval de Venise
Le carnaval de Venise en español, El carnaval de Venecia es una ópera-ballet. Se desarrolla en tres actos con música de André Campra y guion de Jean-François Regnard. Se estrenó en la Académie royale de musique en 1699.
La obra en sí es una muestra de alegría desenfrenada, pocos frenos morales, puro elogio del placer y del amor, pero sobre todo, transmite un más que necesario estímulo a la tolerancia. Transcurre en un campo veneciano con sus palacios en diversos escorzos, el vestuario, esos personajes unidimensionales y casi anónimos.
En la coreografía de Wubbe para su ballet Scapino los bailarines se transforman en góndolas y gondoleros, o en pastores de ovejas algo descarriadas.
3. El carnaval del diablo
El carnaval del diablo escrita por Juan Oscar Ponferrada la pieza transcurre durante “La Chaya”, el carnaval de los valles calchaquíes, actuales provincias de Salta, Catamarca y Tucumán en el norte de Argentina. Toda la obra posee un fuerte clima rural, que se particulariza desde el comienzo, al toparse Pucly, suerte de “momo rural” -como lo señala el autor- alegre y pronto para el festejo, y Chiqui, que simboliza el dolor, la fatalidad, la tragedia.
Un atractivo especial es que las historias que cuenta todo lo que ocurre es durante la fiesta del carnaval.
Es una historia de amor a través de las travesuras del Chiqui y el Pucllay (al intercambiarse sus formas de vida y transformadas sus personalidades) desencadenarán en un final trágico cuando entierran al diablo y termina el carnaval. Es el tiempo de Lucifer, en el cual todo se relaja y todo es posible. Lejos quedan los rubores y las miradas furtivas; ahora el desenfreno gana el centro de la escena.
Esta pieza habla de las raíces, el folclore, tradiciones y costumbres populares plasmadas a través de sus textos, de la música, de la ambientación y del vestuario.
4. El carnaval de la muerte
El carnaval de la muerte del colombiano Carlos José Reyes, el autor nos sitúa en una pequeña localidad colombiana donde celebran el Carnaval ataviados con distintos disfraces. Entre risas, La muerte, disfrazada, se encuentra con ellos y les propone un juego. Volver al pasado.
Volver al pasado no es un juego, aunque en Carnaval dejemos de temer por ser otros. La muerte siempre se cobrará una víctima.
Este viaje, en el que ellos mismos reinterpretan a personajes de la historia de Colombia, los lleva a los tiempos de los conquistadores y del enfrentamiento que en el siglo XVI se dio entre Núñez de Balboa y Pedro Arias.
5. Carnaval de Miguel Ángel Vallejo
Carnaval de Miguel Ángel Vallejo Sameshima es una pieza teatral donde el dolor es tan hondo que se hace insoportable hasta que se habla de él y, entonces, es menos asfixiante y agobiante. El autor peruano nos lleva a la sierra peruana en los años de la violencia interna, la trama se desarrolla a través de los recuerdos, los dolores y los fantasmas que aún nos habitan. Es la historia del Perú convulsionado por el terror y la violencia.
Carnaval recibió mención especial en el Concurso Nacional de Dramaturgia Peruana en el 2017.
“El teatro, si bien suele ser la lucha de dos antagonistas, puede tener zonas grises, donde lo bueno no es tan claramente bueno y lo malo tampoco. Creo que este teatro de grises es ya una tradición contemporánea, el que me gusta estéticamente y el que pienso tiene mayor capacidad para generar reflexiones”, manifiesta el Vallejo.
En la obra se utiliza un lenguaje propio se presenta como una propuesta interesante y conmovedora para contar la historia de 5 personajes atrapados en sus recuerdos de felicidad y horror.
6. Paladín y la taza de plata
Paladín y la taza de plaza es una obra de teatro musical carnavalesca original de la Orquesta Caballati, es una agrupación musical que interpreta principalmente coplas del Carnaval de Cádiz, España.
La obra se basa en un trato que hacen dos de sus personajes en el que uno de ellos, a cambio de dos deseos, le enseñaría Cádiz y su carnaval en todo sus aspectos. Por el camino se vivirá una divertida historia de “amor” un poco compleja, pero llena de humor y música.
Esta historia combina la dramaturgia y el carnaval gaditano con varias caras conocidas de la fiesta como protagonistas.
El director de Paladín y la Taza de Plata, Jesús Palacios, explica que “estamos trabajando muy duro para hacer un espectáculo digno y lleno de momentos memorables”. Subraya además que “el público espera algo simpático, pero verá que detrás de todo esto hay mucho esfuerzo y el máximo respeto para el mundo teatral y el Carnaval”.
7. Reina del carnaval
Reina del carnaval escrita por Edgar Muñiz transcurre en Veracruz, México. Eustolia, dueña de una agencia funeraria, maquilla a una joven hermosa que “vino a morirse en época de Carnaval”.
En la trama compadecida, Eustolia empieza a platicarle y a contarle de lo difícil que es la vida. De pronto la joven se levanta, sin saber que está pasando. Eustolia, asustada, le quiere hacer ver que está muerta, que no puede regresar a la vida. Magdalena piensa que regresó para cumplir una misión, que es ser coronada Reina de Carnaval. Juntas entran en una discusión para saber quién está más muerta, si Eustolia que lleva toda su vida en la funeraria o Magdalena “que se muere por vivir”.
La puesta en escena de Reina de carnaval recurre a los usos y costumbres populares de Veracruz. Boleros cubanos, en la voz de Bola de Nieve, o la canción emblemática del puerto veracruzano cantada por Toña La Negra generan una atmósfera nostálgica, festiva y mágica.
Una que escapa a las exigencias del mercado que impone modas y discursos dramáticos; también a los criterios institucionales. Se trata de una puesta en escena del ámbito del teatro independiente que, aun con las dificultades que enfrenta, sigue vivo en México.
8. Carnaval de Trinidad González
Carnaval de Trinidad González, el autor chileno nos plantea una historia de crudeza, humor y ternura. La obra propone un recorrido por diversos relatos de niños y niñas del mundo que han sobrevivido a una realidad descarnada, violenta e injusta.
Presentados desde la óptica inocente pero sumamente dura y directa propia de la infancia, las historias exponen las vivencias y emociones sobre el círculo vicioso de la pobreza, la violencia y el abandono que los vulnera permanentemente.
En los carnavales el tiempo se detiene, suspende jerarquías y permite la catarsis.
La obra propone un ritmo vertiginoso y dinámico donde la música en vivo, el canto, el baile y el humor unen los distintos relatos, pero también surgen como una salvación frente a las historias de marginalidad, explotación, abuso y desamparo.
9. Ubú rey
Ubú rey escrita por Alfred Jarry y estrenada en 1896 en el Théâtre de L’Oeuvre de París. Esta pieza de Jarry es una parodia de la historia de Macbeth de William Shakespeare, llena de humor negro. Comedia de “Mierdra”, incorrectamente política, la lucha entre el bien, el mal, la ambición por las riquezas materiales y el poder, se enfrentan con la moral a unos niveles intergalácticos.
En esta pieza igual que el carnaval ocurre un doble efecto con el cuerpo, se esconde tras máscaras y disfraces que no permiten distinguir ni siquiera el género de las personas y a la vez, se expone. Da paso a lo escatológico, lo sexual y en general, a todo lo censurado en la vida real.
En el discurso del día del estreno de Ubú rey, Alfred Jarry pronuncia las siguientes palabras: “Estos son aspectos de lo que ofrecerá hoy el Teatro de l’OEuvre: para dos veladas, a los actores les ha placido hacerse impersonales y representar cubiertos con máscaras, a fin de dar lo más exactamente posible el hombre interior y el alma de las grandes marionetas que ustedes van a ver” (Jarry Todo Ubú 24).