Pablo Andrade empezaba a construir una carrera sólida sobre las tablas venezolanas y trabajar con destacadas figuras del teatro nacional como Dimas González, Diana Volpe y Héctor Manrique cuando tomó la firme decisión de probar suerte en la ciudad de Nueva York.
Aunque su rostro sigue pasando por debajo de la mesa en tierras caribeñas y después de cuatro años radicado en La Gran Manzana, Estados Unidos le sigue abriendo las puertas. En 2010 fue uno de los ocho afortunados alumnos extranjeros postulados por la Embajada de Estados Unidos para tomar el Cultural Visitors Program For Actors, dictado en The John F. Kennedy Center for the Performing Arts.
Con todo y que la experiencia se le hizo corta, su gusto por la actuación y la magia de Manhattan lo llevaron a anclarse en la ciudad de las luces. En 2011 comienza a estudiar en el prestigioso HB Studio, por el que fuera becado hasta obtener el título en Fine Arts and Performing Arts.
Hoy a tiene en su haber tres HOLA Awards (logrados en menos de un año) y ha participado en destacadas obras preparadas por el Repertorio Español como La tía Julia y el escribidor, de Mario Vargas Llosa. Anteriormente había trabajado en Aire Frío, obra original del cubano Virgilio Piñera. Eso mientras espera el rodaje de la segunda parte de Bad versus Worse, saga independiente del llamado “cine guerrilla”, distribuida por Amazon, en la que hace las veces del villano, dirigido por el joven realizador Gus Trapani.
¿Qué se siente haber ganado un tercer HOLA (como mejor elenco) en menos de un año?
– Tras los premios HOLA y ACE del año antepasado, no me imaginé que iba a recibir otro tan pronto. Me siento feliz de ser parte de un elenco como el de Aire Frío, estoy muy agradecido con mi directora Leyma López y mi casa Repertorio Español por la oportunidad. En esta obra interpreto a uno de los alter ego del escritor Virgilio Piñera (el mismo autor de la obra), un personaje que me ha hecho ver mi carrera como artista de manera diferente y que me ha acercado mucho a una realidad social que no conocía de cerca.
¿Cómo te ves ahora después de haberte afianzado en otra tierra?
-A lo largo de estos cinco años he aprendido un montón y he adquirido muchísimas experiencias de las cuales estoy muy agradecido. Sin embargo, no me siento diferente. Sigo esforzándome tanto como el primer día, quizás porque no me creo eso de que tengo el éxito asegurado. Creo que nadie lo tiene. Lo que sí creo es en el trabajo duro, la preparación la constancia como clave para una carrera exitosa. Y eso es por lo que apuesto. Gracias a Dios me ha ido bien, y no por los premios, sino porque he conocido gente maravillosa y he tenido oportunidades excepcionales que me han permitido crecer como artista en esta ciudad.
¿Fue difícil calar en otro país?
-Sí, lo fue y lo será siempre. Pero depende de muchos factores. A los actores siempre nos es difícil calar en todos lados, ya sea que estemos en nuestro país o estemos en el extranjero. Escuchamos muchos “no” antes de cada “sí” eso es parte de la profesión; la persistencia es la clave. Yo me he sentido bien recibido aquí, pero también conozco muchos actores que no han tenido esa suerte.
¿Crees que es verdad eso de que “nadie es profeta en su propia tierra”?
-No. No creo que sea verdad ese dicho. Por lo menos en lo que yo conozco, pues creo en muchos “profetas” venezolanos que siguen apostando por Venezuela. El artista se hace grande mientras sigue luchando, no hay otra forma. Y el trabajo duro lo puedes hacer en cualquier parte. La suerte u oportunidades que puedan surgir son otra cosa. Pero sí creo que es bueno salir del país de origen para conocer y estudiar en distintas partes del mundo. Esas experiencias son muy importantes.
¿Cómo ha sido la recepción de tu labor artística en Estados Unidos?
–Ha sido genial porque, gracias a Dios, se me han abierto muchas puertas y ventanas. Siempre es muy agradable escuchar los comentarios del público en el Repertorio Español al terminar la función, o incluso de otros actores que comentan las piezas que montamos y que han demostrado interés por mi trabajo.
Sabemos que Pablo no se detiene en su trabajo en el Repertorio Español, ¿pero cuáles son tus nuevos proyectos?
–Mi trabajo ha tenido un recibimiento excelente por parte del público y la crítica y esto me ha hecho querer seguir luchando por más. Se acercan las fechas de grabación de varios cortometrajes independientes y de la secuela de una película de terror que hice algún tiempo atrás. Además pronto comenzaré algunos proyectos divertidos para las tablas y el Internet desde Corezon, una compañía que fundé junto con mi socia, la también venezolana Yessi Hernández.
Háblame de Corezon.
-Corezon es una compañía de teatro y artes audiovisuales que fue fundada con el propósito de drenar toda esa energía creativa y generar proyectos que sirvan al público de Nueva York y el resto del mundo. La idea es generar obras y films, tanto en inglés como en español. Por ahora somos muy jóvenes, así que estamos dándole duro para llevar a esta compañía a donde queremos que esté; sin embargo, ya contamos con importantes reconocimientos teatrales por nuestro trabajo.
¿Fue fácil montarla?
–No, no lo ha sido, pero en eso estamos. Ya la compañía tiene su registro y el calendario con los proyectos que iremos realizando. Los retos son muy grandes porque los sueños también lo son.
¿Cómo queda el nombre de Venezuela en estos proyectos?
–Corezon se ha dedicado a presentar arte con sello venezolano ante el público de Estados Unidos. Obras de artistas como Karin Valecillos, Fermín Reyna y Pablo García Gámez forman parte de nuestro repertorio. Nuestra obra, Olvidadas de García Gámez, fue aclamada en el primer Festival de Teatro Latino Fuerza Fest LGBTQ de Nueva York, en el que nos llevamos cuatro premios este año. Venezuela se está haciendo sentir desde las diferentes compañías que como la nuestra, es motivo de orgullo. Llevamos a nuestro país a donde quiera que vamos.
¿Piensas volver en algún momento?
–Por supuesto. Ahora vivo en Nueva York y todo el trabajo aquí me absorbe, pero siempre pienso en volver y compartir todos estos aprendizajes y experiencias. Extraño mucho a mi país. Ansío volver pronto y tal vez participar en un proyecto allá: el cine y teatro venezolano se están haciendo sentir en todo el mundo.
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