“Creo que hay artistas que pueden expresarse plenamente fuera de su país, e incluso hacerlo mejor fuera de su país que en su propio país”
Juan Mayorga Ruano.
“En música, la armonía es la disciplina que estudia la percepción del sonido en disposición vertical o simultánea en forma de acordes”, según el diccionario de la Real Academia Española. Si creáramos una analogía con el arte teatral, en él, los acordes o partes serían la dirección, interpretación y, cómo no, la parte técnico-artística. En ella deberían converger de forma equilibrada todos estos factores. Y esto fue precisamente lo que tuvo lugar en la representación de la obra Cartas de amor a Stalin.
Cartas de amor a Stalin traslada al público a una realidad universal, al profundizar y enfrentar la relación poder-censura y autocensura a través de dos personajes, Stalin el dictador soviético como la figura de poder frente Mijaíl Bulgákov, un dramaturgo notable, cuyas obras son rechazadas en los teatros de su país.
Esta historia escrita por el dramaturgo español Juan Mayorga Ruano, sumerge al espectador en las complejidades del ser humano hasta llevarlo a tener actitudes incomprensibles. Mijaíl Bulgákov (Juvel Vielma), a lo largo de la pieza es condenado al silencio al no tener libertad como artista ni libertad de salir de su país. Una llamada de Stalin (Wilfredo Cisneros), arrastra a Bulgákov, a un mundo alejado de la realidad en donde su esposa Bulgákova (Martha Estrada), tratará traerlo de vuelta en medio de su paranoia.
Cabe destacar que es la primera vez que se presenta esta obra bajo una producción hecha en Venezuela, labor que lleva adelante la compañía teatral Argo. Cuya puesta en escena se caracteriza de la original por agregar a una violinista (Aimeth Landaeta) como parte de la historia y como elemento también para realizar las transiciones.
Para conocer el desenlace de Cartas de amor a Stalin los invitamos partir del 14 de septiembre, en el Teatro Trasnocho del Trasnocho Cultural los jueves a las 7:00 p.m dirigida y protagonizada por Juvel Vielma.