Hacer un análisis de los cuentos de Raymond Carver no es tarea fácil. Menos, quizás, si hablamos de que este sería el primer acercamiento al teatro profesional que hace una joven compañía en medio de los inusuales acontecimientos actuales, con motivo de la pandemia. Su realismo pesimista y su verbo lacónico podrían hacer mella en una realidad que podría ser frustrante.
Pese a esto, la novel compañía Nueve Golpes se une en coproducción con La Casa Be, para desfragmentar la historia de las historias del cuentista estadounidense en Carver, dos mujeres y un tigre. Con esta pieza, Carlos Be vuelve a la dirección cumpliendo lo prometido de “seguir peleando por un lugar y por una esencia” en el teatro. Hoy más necesario que nunca.
La renuncia del yo de Raymond Carver
El montaje es, sin duda, la representación del análisis cualitativo que hacen los estudiantes del último año de formación de la escuela Raquel Pérez Formación Actoral, sobre la controversia en torno a la obra de Carver. Los actores desglosan la vida del autor e indagan en su alcoholismo e infidelidad, al tiempo que hacen una re(de)construcción de la polémica sobre el editor Gordon Lish, quien habría reescrito, en gran medida, los textos que hicieron famoso al “Chejov americano”.
“Me atrapó la polémica que se generó tras la muerte de Raymond Carver. Saber que sus escritos habían sido muy manipulados por su editor hasta el punto de cambiar finales y títulos. Otros directamente los cortó por la mitad”, explica Be a El Teatro. “La idea era indagar con el grupo de chicos si era un genio o un farsante”.
En este sentido, Be asegura que el montaje ha permitido profundizar “en quiénes están detrás del artista, de quiÉn es la obra”.
“Se trata de analizar la masacre que hizo el editor. Preguntarnos si fue realmente una masacre o una mejora. Venimos a echar más leña al fuego. A debatir si es un genio, un mediocre o qué. Mientras más sabíamos del escritor más se nos complicaba todo”, indica.
La obra plantea preguntas en torno a la renuncia del escritor a su verdadero estilo, a la perdida de libertades de los artistas y a la importancia del dinero, el poder y la fama sobre la felicidad y la creación. Estos asuntos conviven en una puesta en escena llena de humor, sarcasmo y crítica dignas de aplaudir a los nueve actores quienes, bajo la batuta de Be, terminan con los sentimientos movidos y sin aliento. Lo mismo que los espectadores.
Reinterpretar personajes alcohólicos, infieles y frustrados
Aunque ralentiza el inicio de la obra, es interesante ver en escena los planteamientos de cómo se acercaron los actores a la vida de Carver, una vez conocido acerca de qué sería el montaje final de la escuela. Sus honestas ideas sobre cómo enfrentar a un poeta desconocido, lo aburridas que podrían ser sus lecturas y sus miedos por llegar tarde a los ensayos se intercalan con micro montajes de cuentos como Diles a las mujeres que nos vamos y De qué hablamos cuando hablamos de amor, y de la vida del escritor y sus dos mujeres.
Entre latas y ruido desesperante sobresalen algunas representaciones de los cuentos de Carver por encima de otras. Permea la narrativa lineal que caracterizan al autor, a la que los actores le inyectan su propia chispa, así como sus personajes alcohólicos, frustrados, infieles y solitarios, también aderezados en la puesta en escena con humor.
“El trabajo actoral se ha basado en interpretar los relatos de una manera actual, porque los relatos debían ser muy provocadores en su época. Hemos tratado de trasladar ese sentido de provocación a la actualidad”, añade el director.
Gran trabajo el de Inmaculada Almagro en su monólogo poseída por la poeta Tess Gallagher, la segunda esposa de Raymond Carver que se quedó con su patrimonio literario y quien “nada tiene que ver con cantantes de Oasis”. Destacable también el trabajo de Sandra Ortiz, quien “llegó tarde al segundo día de ensayo” de esta obra, en el rol de un Gordon Lish muy femme fatale, insaciable por el dinero y la gloria de otros escritores. Las acompañan con vitalidad Javier Arribas, Ángela Corachán, Albino Hernández, Ana Molinero, Che Ojeda, Silvia San Román y Miguel Villellas.
Tras agotar localidades durante tres meses, en medio de la pandemia, en El Umbral de Primavera, este año Carver, dos mujeres y un tigre ha dado el salto a Teatros Luchana, donde permanecerá hasta el 25 de febrero.
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