Ella, reconocida directora y profesora universitaria y de tono afable al momento de conversar, señala que siempre la ha cautivado el teatro que critique y además, cautive, que enseñe a cuestionarnos como seres humanos. Es Consuelo Trum. La directora y productora teatral piensa que el público actual busca conectar con obras que lo alejen de la rutina, de las malas noticias, de lo cotidiano. Manifiesta que el día que se sienta cómoda con algún proyecto, se preocupará en demasía, porque considera que su trabajo no se debe estar cómodo nunca. Es un reto constante.
Trum se caracteriza por la excelencia en cada uno de sus montajes: “Los que estamos en este oficio estamos apostando por la calidad”, dice.
No en vano, su más reciente trabajo Shakespeare para todos refleja las peripecias que los realizadores teatrales deben hacer para poder montar el clásico Romeo y Julieta. Un texto que califica como “muy nuestro con un reflejo de nosotros mismos tan bien logrado por Ana Melo y su humor negro”.
-¿Cuál es la perspectiva de Shakespeare que el público podrá ver en Shakespeare para todos?
El montaje de Romeo y Julieta de William Shakespeare en esta obra es una excusa para que unos funcionarios públicos cumplan con la orden de “llevar cultura al pueblo”. El Shakespeare que proponen es algo fácil y digerible y rápido. En fin, es un Shakespeare maltratado.
-¿Qué los llevó montar esta obra en el género comedia?
La obra, escrita por Ana Melo, es una comedia con un tono de humor negro que al final lleva un mensaje con el que todos somos golpeados. Nos reímos pero nos reconocemos a nosotros mismos . Pienso que el humor negro es algo que los venezolanos manejamos y entendemos a la perfección.
-¿Qué tipo de teatro aspiras como directora actualmente?
Siempre me ha cautivado el teatro que habla acerca de nosotros, de nuestra situación, un teatro que nos critique, que nos cuestione no que pretenda darnos respuestas acerca de cómo debemos hacer las cosas sino que nos refleje como somos y que nos mueva a cuestionarnos.
-¿Cuál es el teatro que debe aspirar el país?
Me parece que lo mínimo que nos merecemos como público es un teatro trabajado, bien hecho, estudiado y con compromiso para perfeccionarlo cada vez más.
-¿En qué sentido la obra invita a reflexionar sobre la función social del teatro, la política en el arte y las contradicciones en el gremio teatral?
Hay dos funcionarios públicos que ponen a rodar el plan perfecto. Se les entregó un teatro y un presupuesto y tienen una orden muy clara: Llevarle cultura al pueblo, llevar arte al pueblo cuidando a la vez el discurso político. Tienen el espacio y tienen el presupuesto pero no saben nada de cómo se maneja ese monstruo.
Tienen que buscar un director, tienen que buscar actores y, al no saber nada de esto pues la comedia (que es tragedia en realidad) se pone en marcha. Los funcionarios no saben nada de esto pero creen saberlo todo porque “todo el mundo puede ser artista”, porque esto debe ser muy fácil. Nosotros los artistas muchas veces caemos en estas marañas y nos prestamos para esto. Muchas veces lo hacemos pensando que si no lo hago yo lo hará otro peor lo cual es una visión muy noble pero siempre salimos perdiendo porque nos estamos prestando para sacar de apuros a una maquinaria política que hay por detrás con otra agenda donde lo que menos interesa es la calidad de lo que se hace.
-¿Considera que la comedia en el teatro es necesaria en estos tiempos actuales, en los que el país atraviesa una dura crisis?
Pienso que el público hoy en día busca ver comedias puesto que lo cotidiano se ha tornado tan trágico. Aquí y ahora el público parece estar buscando salir de lo cotidiano cuando va al cine o al teatro y es comprensible que quiera reír pero lo maravilloso de una comedia como esta es que ríes pero de algo que reconoces perfectamente y esa risa te lleva a la reflexión. Nosotros los venezolanos nos reímos de nuestras desgracias, es nuestra manera de abordar el día a día y de mantener cierta salud mental y esta comedia está haciendo justamente esto.
-¿Con qué tipo de teatro se siente más cómoda? ¿Algún género?
La verdad es que la comodidad no tiene que ver con el género sino con el texto que se plantea. Cada obra tiene su complejidad y el día que me sienta cómoda con cualquier proyecto me preocuparía bastante. Lo maravilloso de este trabajo es justamente no estar cómodo nunca.
En cuanto al género, pues, tengo un tiempo haciendo comedia pero el abordaje es exactamente igual al que haría con un drama puesto que el personaje dentro de la comedia no sabe que su vida es una comedia y las situaciones planteadas en una comedia son serias para los personajes. Este último aspecto es probablemente el más difícil de cuidar en la comedia porque el público ríe y el actor puede caer en la tentación de complacer esa risa y muchas veces caer en una burla simple de sí mismo perdiendo así la finalidad de reflexionar con la risa.
-¿Cómo se combate los mercenarios del arte que solo buscan lo fácil?
No se combaten, se ignoran. Eventualmente desaparecerán porque por otro lado la mayoría de los que estamos en este oficio estamos apostando por la calidad.