“No vale la pena irse para ser igual”. Así dice el personaje de Cachi, en una de las tantas reflexiones sobre las que se va nutriendo progresivamente el montaje de Cría de Canguros.
La frase resuena y se convierte en una máxima durante el resto de las escenas de la obra, en la que la añoranza anticipada del que sabe que está por irse permea y condiciona relaciones y conflictos entre los personajes. La pieza, escrita por la dramaturga Karin Valecillos, se da un paseo por lo que significa el harto conocido ya, en Venezuela, asunto de la inmigración.
La premisa es sencilla, tres jóvenes planean su huida del país hacia otro con mejores perspectivas de desarrollo y futuro. Tras un año reuniendo para emprender el viaje, la fecha de ida se acerca mientras que sus expectativas se acrecientan. El miedo de repetir los errores, aparentemente inherentes a la nacionalidad, de todos los que los rodean es lo que hace mella en la actitud de cada uno.
Basta con el retrato de los cuatro personajes para entender las distintas dimensiones del tema del éxodo: la mencionada Cachi, una jovencita en edad escolar (Claudia Rojas); Nicolás (Luis Palmero), su novio, con aspiraciones de irse a Australia y llevársela con él; Luis (Aquiles Herrera), un compañero que se suma al plan; y La Pelu (Grecia Rodríguez), una inmigrante dominicana en cuyo negocio trabajan los dos amigos.
Es en la pintoresca taguara de La Pelu, no en Australia, ni en Italia, en donde se van gestando planes, encuentros y desencuentros al son de Las Chicas del Can. El que se va, el que duda, la que se queda y la insegura; cada uno tiene su momento de cavilación y melancolía en los cuales, con acciones físicas bastante marcadas y específicas, dan rienda suelta a confesiones que desbordan la dualidad entre el amor y el odio, típica de quien no se identifica plenamente en su hogar.
Entre cervezas y labores rutinarias es que se desenvuelven, durante poco más de una hora, los personajes. Elementos bastante simbólicos que jamás se mueven de escena convierten dos mesas, una barra y una estantería en toda una taguara en la que la fiesta incluye al público con el clásico, pero sorpresivo, rompimiento de la cuarta pared.
“Esta obra, además de ser un espacio que nos permite reflejarnos en ella, también nos brinda una fuerte dosis de esperanza para comprender que el lugar en donde estemos no nos define, ya que somos nosotros quienes definimos el lugar ”, es así como se explica el joven director, Jesús Navas, la temática de la obra que se dio la tarea de llevar a las tablas.
Cría de Canguros se estrena por primera vez con presentaciones hasta el 12 de marzo en el Espacio Plural del Trasnocho Cultural, viernes a las 5:00 pm, sábados y domingos a las 5:00 pm. Las entradas están disponibles en la taquilla del teatro y en la página web de Ticket Mundo.