El pasado domingo 3 el Teatro Luchana estrenó “Dos tronos, dos reinas” dando vida así a un increíble e insólito encuentro: el de Isabel I de Inglaterra y María Estuardo de Escocia.
La obra nos acerca a estas dos magnánimas figuras desde una conversación fictia que revela su lado más humano, con toda la complejidad que eso conlleva.
Bajo un diálogo afilado y grandilocuente de la mano de Pepe Cibrian, el texto, que fluye continuamente como un caudal, atraviesa temas históricos, pero también personales como el amor y el deseo, la fe, las frustraciones propias de la realeza o la política.
Este intercambio -que abarca todo el acto- es plural en su naturaleza, pues en ocasiones funciona como un combate en el que la traición, el parentesco o los logros de guerra funcionan como armas arrojadizas, pero en otras resuena como un cruce que deja lugar a la admiración y la honestidad entre dos personalidades a menudo demasiado enraizadas en su propio poder.
Además, en ocasiones lo representado funciona también como espacio metatextual en el que se enredan los planteamientos propios de la obra con los de fuera, trazando un juego sútil en el guion entre reinas, vasallos, directores y actores.
El tono que atraviesa la historia es solemne, aunque también goza de momentos cómicos y cómplices donde el carácter absoluto de ambas cede ante la cercanía en sus formas y miedos, creando un gran ejercicio de teatro.
Siendo fiel al teatro isabelino de la época -la cual no permitía actuar a las mujeres- los personajes son representados con maestría y respeto por Nacho Guerreros y Nicolás Perez Costa, quién no sólo hace un trabajo mastodóntico encarnando a la reina escocesa sino que también se encarga de la dirección.
Durante 75 minutos la obra se despliega como una ventana certera a otra época que si bien no avasalla al espectador, sin duda lo estimula. Si te interesan las relaciones humanas y el poder debes ir. Si te interesa la historia, aún más. Todos los domingos en el Teatro Luchana a las 18:00.