Por Crisbel Varela. ¿Son nuestros pensamientos los que nos destruyen? ¿Es el amor algo místico o solo parte de un proceso neuronal? ¿El amor es un placebo? ¿Una droga? ¿Un constructo social? ¿Cuánta tristeza puede soportar una mente?
La controversia sobre la industria farmacéutica y si los antidepresivos realmente funcionan o son un placebo, además de la importancia de la salud mental, son parte de los temas que
aborda El efecto, una pieza de la dramaturga británica Lucy Prebble dirigida por Sebastián Chong para el 8vo Festival de Jóvenes Directores del Trasnocho Cultural.
Dos jóvenes se someten voluntariamente a un ensayo clínico para comprobar si una promesa de medicina puede ayudar a la química de su cerebro a combatir la depresión elevando sus niveles de dopamina. Todo se tornará inesperado cuando se enamoren y entren en conflicto al no saber si lo que sienten es real o producto del experimento.
Él (Mauricio Celimén): Un jóven vivaz, que busca escapar de sí mismo con aventuras, viajes, lo inesperado. Ella (Kate Ramos): Cree que es feliz, le asusta lo espontáneo y está llena de incertidumbre. Ambos personajes tienen un encuentro que les cambia la vida y que permite al público cuestionarse sobre lo que realmente representan las emociones en la sociedad.
El psiquiatra a cargo del experimento (Elvis Chaveinte) no cree que los jóvenes del ensayo puedan enamorarse realmente. Está convencido de que sus niveles elevados de dopamina vienen dados a consecuencia de la medicina que les están aplicando en el experimento. En paralelo, la pieza, presenta la historia de la psiquiatra que los evalúa durante el ensayo clínico (Rossana Hernández), quien es una profesional brillante pero lleva tiempo padeciendo depresión sin aceptar que debe pedir ayuda.
La historia de El efecto se desarrolla en un escenario transformado en un laboratorio, donde la mayoría de los elementos, incluyendo el vestuario de los personajes, son monocromáticos.
Según el filósofo Platón y su visión que nace de una de sus obras, El Banquete, el amor es una carencia, porque quien ama quiere algo que no tiene. Decía que se encontraba entre lo divino y lo humano, siendo una forma del ser humano de buscar sentirse completos. Él pensaba que cada uno “no es más que una mitad de ser humano, que ha sido separada de su todo como se divide una hoja en dos”.
el amor es una carencia, porque quien ama quiere algo que no tiene.
El montaje de El efecto cuenta con la asistencia de dirección de Anthony Vargas, producción de Zara Fermín Rapisarda (quien también representa a una enfermera en la obra), iluminación de José Manuel Rueda, musicalización Abraham Mendoza, realización de escenografía Anthony Castillo, coach de movimiento María Elena Sanchez, realización del cerebro David Morales, fotografía Adrián Naranjo y diseño gráfico María Gabriela Mendes.