Superada -o no- la cuesta de enero y superado -seguro que sí- Ómicron, nos atrevemos a analizar algunas de las tendencias del teatro en 2022. Desde El-Teatro no pretendemos clasificar ni catalogar, tampoco mirar la bola del futuro, pero sí que quisiéramos aventurarnos en la reflexión de lo que puede ser este año que algunos han llamado “postpandémico”. Lo de post ha llegado al teatro pero también lo de meta y multi.
Para empezar, no consideramos que estemos en una etapa “postpandemia” sino en la transición. Y eso implica muchas transformaciones en lo escénico. Las secuelas que ha dejado -y está dejando- el COVID-19 a su paso son graves para la economía cultural, especialmente de los pequeños hacedores que no contaban desde el inicio con un budget para superar la crisis. El cierre de teatros en el mundo, la culminación repentina de contratos, las restricciones y el miedo del espectador a asistir a las salas, ha mermado la cantidad de obras en representación y disminuido la afluencia de públicos. Por otro lado, estos mismos obstáculos han permitido a otras compañías y teatros a modificar sus dinámicas, proponer nuevas estrategias de gestión y distribución, y maximizar las capacidades creativas para poder llegar a más personas.
Se ha creado, en dos años, el llamado teatro online y hemos tenido que aprender de Marketing Digital, Streaming, nuevas tecnologías y apps, archivo y registro del teatro y más. Parece que no acaba aquí y que la transición es tan solo un paso para comprender la infinidad de posibilidades y herramientas que tenemos en nuestro arte.
El teatro online y la digitalización
Aunque algunos dirán que el teatro online fue pasajero, no es así. Hay quienes han abandonado esta nueva dinámica, luego de un tiempo de probarla, por múltiples razones, como el hecho de no saber usarlas, no contar con el equipo humano adecuado o no contar con las tecnologías necesarias para lograrlo. En el caso de Venezuela, por ejemplo, las dificultades en el acceso a Internet o los apagones y bajones de energía eléctrica contante dificultan la apertura y crecimiento de esta tendencia. Ni hablar de Cuba donde no vimos, desde el inicio de la pandemia, propuestas de este tipo.
Pero, por otro lado y en otras latitudes, esta virtualidad, con las herramientas y el conocimiento adecuado, se va abriendo paso cada vez más y se prevé su mantenimiento en el teatro en 2022. De hecho, muchas de las iniciativas se han mantenido y ahora se presentan como un alternativa para llegar a públicos que se encuentran en otros países y como otro canal de venta del espectáculo. Es el caso de la actriz y productora venezolana Mimi Lazo, quien mantiene activa su plataforma web mimilazo.net o la sala virtual de Teatro Online de Colombia teatronline.com que sirve como ventana para conocer lo que están haciendo los creadores en este país. Otra de las propuestas que nos ha gustado mucho y que ha crecido enormemente es My Opera Player, una iniciativa del Teatro Real de España que ha expandido su catalogo de óperas para ver online (a veces gratuitamente).
La posibilidad de la virtualidad, además, permite muchas cosas más, como es la digitalización de las marcas de las compañías o salas. Así, nos hemos podido enterar de nuevas propuestas y grupos que están haciendo cosas sumamente interesantes de teatro en 2022.
La era de las propuestas colaborativas
Para sobrevivir, hay que unirnos. Suena naif, pero es la realidad. La era de la pandemia es también la era de las propuestas colaborativas y de la creación de alianzas que permitan mejorar el alcance tanto de los espectáculos en sí mismos como de su repercusión en medios o redes sociales.
El crowdfunding o micromecenazgo digital como mecanismo de financiación de proyectos -cuyo origen data de 1997- seguirá in crescendo ante las necesidades económicas constantes de las compañías que se suman a la digitalización. Un “a la gorra” pero a un click. También las alianzas estratégicas entre marcas de servicios o productos y proyectos artísticos, teniendo como plus la responsabilidad social empresarial, la dinamización de equipos (nos permite apoyarnos en recurso humano con el que no contamos para llevar a cabo los proyectos) y en creatividad para lograr con eficacia mejores actividades para la sociedad.
El uso de plataformas como Patreon ha crecido entre los teatreros o incluso el monedero que ha implementado Twitter. Pero también el Newsletter y el Whatsapp se usan como herramientas para solicitar apoyos y socios en los nuevos emprendimientos. Basta con tocar la puerta.
El laboratorio del multiformato y multilenguaje
Ya lo veíamos venir desde el inicio de la pandemia pero, suponemos, que esta tendencia seguirá creciendo en 2022. Como Artes Escénica multidisciplinar, el teatro sigue llegando a nuevos espacios, nuevas formas de lenguaje, nuevos formatos de expresión e impregnándose de disciplinas no artísticas para el desarrollo de un teatro infinito.
Al principio, el resultado de los multiformatos y multilenguajes se desprendía de la necesidad inmediata de hacer, casi sin tiempo para pensar en qué o cómo se estaba haciendo. Pero ahora nos hallamos en un segundo plano o fase de esta circunstancia y cada vez más vemos grupos experimentando y creando desde espacios no usuales para el teatro con pericia y una investigación profunda.
Tal y como lo escribí hace un año, los hacedores de teatro que quieren seguir experimentando sobre esto, están buscando nuevos laboratorios con rigor y nuevos protocolos que aún se están ensayando. Es el caso de Teatros del Canal y la siempre innovadora Blanca Li, quien ha llevado a escena Le Bal de Paris espectáculo que ha obtenido premios a nivel europeo y que mezcla la realidad virtual con la danza y la música.
En aquel entonces, el dramaturgo Kleber Lluis Bosque vaticinaba en Los ingleses dicen Calm! que solo los interesados en seguir indagando en la experiencia digital lo harán, las demás propuestas, morirán. Y veremos crecer un nuevo teatro marcado por las generaciones Z y Alpha y los nuevos hábitos de consumo.
NFT y el metaverse
Sin duda, tenía que nombrarlo en este análisis de tendencias de teatro en 2022. Hasta aquí llegarán en su lectura algunos escépticos o conservadores del teatro. Sin embargo, invito a seguir leyendo. Aunque apenas da sus primeros pasos -como todo el mundo de los NFT y del metaverse– ya podemos apreciar algunas iniciativas que usan las criptomonedas como forma de transacción o distribución de un contenido, cuya base está en lo escénico. ¿Qué el teatro está dejando de ser teatro? Por supuesto, es discutible. Lo mismo estarán discutiendo en las grandes casas de moda y artes plásticas sobre la venta de catálogos a través del espacio creado por la máquina Zuckerberg.
Este es el caso de la arriesgada empresaria argentina Valentina Berger, CEO de GO Broadway (un programa de formación de estudiantes latinoamericanos en teatro musical que lidera el mercado hasta el momento), quien se sumergirá en el futuro del teatro musical a través de los tokens no fungibles. El proyecto se llamará GO NFT y permitirá acceder a los dueños de las piezas al mundo de Broadway como insiders. Cada NFT desbloqueará experiencias de mentoring teatral en Nueva York.
Asimismo, la rusa Natalia Osipova, una de las bailarinas más reconocidas del mundo, ya ha creado y subastado los primeros NFT del mundo del ballet. Mientras que en el mundo de la comedia, el venezolano Bobby Comedia junto con dos socios ha creado el Comedy Monsters Club, donde se encuentran activos sus NFT: 100 monstruos diferentes con 101 permutaciones cada uno. Estos permiten a los espectadores desbloquear experiencias de comedia.
Veremos que nos depara, entonces, el metaescenario.
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