En tiempos de crisis el arte asume un papel fundamental. Históricamente, el teatro siempre ha logrado levantar el telón pese a las dificultades. Por eso, “la función debe continuar”. Es el gran lema milenario que heredan agrupaciones como Skena, Fábula y Nueva Era, que defienden su postura de mantener abiertas las funciones para todo el que busque refugio en la tablas.
La motivación de estas agrupaciones no responde solamente a una tradición antigua. El Grupo Teatral Skena tiene a su cargo a varios alumnos de distintas edades en su taller de formación teatral dirigido por el director y percusionista de la banda Gaélica, Armando Álvarez. Estos jóvenes, impulsados por un gran deseo de aprender, llevan varios meses preparándose para presentar el resultado final de su esfuerzo: el montaje de Noche de Reyes de William Shakespeare.
Pero sacar adelante un montaje juvenil en días de protestas no es una tarea fácil. Las vías de acceso cerradas, las bombas lacrimógenas, los heridos y las muertes durante las manifestaciones de la oposición en contra del régimen de Nicolás Maduro han dificultado el panorama de los jóvenes que quieren hacer teatro en Venezuela.
“Con las protestas los alumnos sufrían para poder llegar a los ensayos. A veces todo estaba trancado y parecía una misión imposible. Pero ellos siempre llegaban. Después de tanto esfuerzo, todos querían presentarse”.
Karla Fernándes, productora de la pieza, afirma que los menores de edad son los que se ven más afectados porque el temor de sus padres a dejarlos salir puede perjudicar su asistencia a los ensayos y a las funciones, que son de los pocos escapes que tienen al ambiente violento en el que se encuentra sumergido el país.
Los miembros del Grupo de Promoción Cultura Fábula viven esta misma situación en sus diversos talleres infantiles y juveniles de formación actoral. Se han visto obligados a suspender varias clases y a retrasar las producciones. Sin embargo, los instructores asumen el compromiso de seguir enseñando a los jóvenes. Irene Casanova, actriz y docente del grupo, comenta:
“A veces no nos damos cuenta de la labor tan noble que implica ser profesor de una rama artística en la que los jóvenes pueden expresarse. Tenemos el compromiso de ser el motor de nuestros jóvenes. Nuestro rol es muy importante y eso es lo que nos mantiene motivados”.
Consideran que su labor como artistas es impartir cultura y que en estos tiempos es cuando recae sobre ellos la gran responsabilidad que tienen como docentes. “Nuestro aporte es lo que sabemos hacer. Esa es nuestra contribución”, añade Julián Izquierdo, director de la agrupación.
Los integrantes de Teatro Nueva Era (TNE) comulgan con esta sentencia. Consideran que el teatro en tiempos de crisis es necesario porque abre un espacio de encuentro, de reflexión y de construcción de ciudadanía. Jennifer Gásperi, directora de la agrupación, afirma que resulta difícil negociar con los padres de los adolescentes que tienen a su cargo el tema de las asistencias, pero insiste en que el teatro es beneficioso para ellos:
“Permite reconocer las emociones propias y del resto del equipo, abre la escucha, la empatía, el trabajo en equipo, el respeto a las diferencias y, además, permite la reflexión sobre el tema a trabajar y sobre el momento que estamos viviendo”.
La directora no ve al teatro como un accesorio sino como una herramienta social conciliadora. Todas las agrupaciones concuerdan en que las tablas pueden transformar positivamente la manera en la que las personas conciben su realidad y que vale la pena defender el ejercicio de hacer teatro juvenil.
“Admiro la labor de los docentes teatrales porque a mi me cambiaron la vida. Dar clases de teatro es un acto de protesta. Para mi hacerlo en este momento ya es un acto de resistencia. Como decía un querido profesor: la buena academia en sí es un acto de protesta”.
Las palabras son de Gabriel Scampini, estudiante de teatro y ex alumno de los grupos TNE y Fábula, quien comparte la postura de sus formadores. Su sentencia evidencia la imposibilidad de hablar de teatro sin tomar posición ante lo que está ocurriendo en el panorama venezolano.
Algunos grupos teatrales han ideado formas alternativas de protesta o han promovido ideas para colaborar con los afectados. En el caso de Nueva Era a través de los Ciclos de Experiencias Teatrales Peces del Guaire, que reúnen a diversos artistas que protestan desde la escena; mientras que Fábula y Skena, realizan donaciones a diversos Equipos de Primeros Auxilios en Caracas.
Pero su principal contribución con el país es su compromiso con formación de los adolescentes. Los padres deben convertirse en aliados de las tablas para poder seguir defendiendo esta noble labor. Por ahora, el teatro juvenil sobrevive. Seguirá siendo así en la medida en que los jóvenes quieran aprender, los docentes quieran enseñar y ambos permitan al público ver los frutos de esa retroalimentación.
[…] Los ensayos de las últimas semanas se vieron afectados por las manifestaciones de la oposición en contra del régimen oficialista, puesto que dificultaron las vías de acceso y el transporte público, necesarios para el desplazamiento de los alumnos. Pero los talleristas siguieron asistiendo pese a las trabas cotidianas del país. […]