Hace unas semanas recibí una invitación para formar parte de una red social que está en boga, una más de las tantas que ya hay, la red en cuestión lleva por nombre ClubHouse, y tiene como formato y “novedad” su funcionamiento únicamente a través de los chat de audio. Ahí, como en toda red social, abunda la información y como todo pasajero de la autopista informativa uno debe saber muy bien dónde se baja, para no caer presa de temas de poco interés. Así pues, participé en un chat donde se dialogaba sobre una pregunta: ¿Por qué cada vez menos se escribe sobre arte?, y aunque pueda sonar como una generalización, pues existen múltiples plataformas para llevar a cabo la tarea de escribir o leer sobre arte, había un condicionante que permeaba la pregunta: el dinero.
Es decir, se escribe poco sobre arte, o hay poca gente interesada en escribir sobre arte, porque es una tarea muy mal remunerada, por lo tanto es un oficio que a veces queda relegado a un pequeño sector especializado, y en otros casos a la universidades y sus publicaciones internas. Por supuesto, quienes participaban en este chat no vivían en Venezuela, algunos eran venezolanos, pero no la mayoría. Así que la pregunta, para quien vive en Venezuela como yo, tiene otras lecturas cuando hablamos de Venezuela. Por ejemplo, si contextualizamos la pregunta ¿<<por qué cada vez menos se escribe sobre arte (en Venezuela)?>> La respuesta sería tan compleja como cualquier cosa que ocurra en Venezuela, para no entrar en debates de otra índole; y si lo enfocamos además como un oficio relegado a estudiantes ¿Dónde están los motivadores para que surja la necesidad de escribir sobre arte?
No quiero sonar pesimista, pero es que la situación es pesimista.
Lo cierto es que en el chat de ClubHouse, luego de un extenso debate, se dejó abierta otra pregunta ¿por qué los artistas no escriben sobre arte? Siendo ellos además, los oficiantes del arte, los técnicos del arte, los conocedores de su arte: ¿Por qué el que hace teatro no escribe de teatro? ¿Por qué el que pinta no escribe sobre pintar? ¿Por qué el músico, no escribe sobre música? El dinero siempre será la respuesta valiosa. En un sistema donde el mundo se moviliza únicamente sobre el dinero, no se le puede escapar a una realidad económica, sobre todo porque sin dinero: no comemos, y mucho peor, no vivimos.
Frente a ese paradigma sistemático ¿Cómo se motiva entonces a alguien a escribir sobre arte? No hay respuesta posible. Pero si hay una solución alterna ¿en qué deriva el aprendizaje en un salón de clases si no tiene como objetivo que el estudiante ponga a prueba su conocimiento a través del análisis de lo estudiado? En este caso la escritura sobre arte es una obligación del aprendizaje, y por lo tanto su excelencia compositiva, un incentivo para su publicación. Quizás, si queremos que un artista escriba sobre arte, y además gane dinero por ello, está condicionado al aprendizaje primordial del conocimiento que le permita llevar a cabo su tarea para que pueda ser focalizada en el futuro y posteriormente rentabilizada.
Soy profesor en la Universidad Central de Venezuela, en la Escuela de Artes, durante un semestre, en este 2021 en curso, estuve formando alumnos en el área de “introducción a la literatura”. Dentro de las lecturas asignadas estuvimos durante un mes estudiando el grueso compositivo del gran poema florentino “La Comedia” de Dante Alighieri. Como quien no busca pero encuentra, las casualidades me llevaron a descubrir que 2021 era el año en que se conmemoraba la muerte del poeta a 700 años de distancia, desaparecido en carne en el año 1321, pero inmortalizado en su perfecta construcción aventurera del cruce cristiano con el pensamiento antiguo. Toda una trayectoria, toda una empresa, toda una aventura.
700 años de la creación del idioma italiano, 700 años de la crítica mordaz al mercantilismo religioso, 700 años resguardando la palabra <<amor>> como el motor primordial de la condición humana, 700 años de comentarios, pues muchos de los grandes artistas y pensadores como Boccaccio, Luigi Pietrobono, el mismo hijo de Dante, Jacopo Alighieri e incluso Jorle Luis Borges, se lanzaron a la tarea interpretativa, histórica y analítica de los tercetos del poeta, incluso la gran mayoría de ellos pueden ser consultados en línea a través del amplio archivo que la universidad norteaméricana de Darmouth ha desarrollado en The Dartmouth Dante Project.
700 años, y los nonatos alumnos de un salón de clases en la UCV, estudian y analizan la pintoresca dantesca acercándose por vez primera sin el temor de la objetividad académica, y con el entusiasmo de quienes deben aprender a amar las letras. Fue Borges quien en su humildad sugería una invitación a leer “La Comedia” con la inocencia de un niño de 12 años, y con esa invitación, que asumí personal, nos lanzamos al abismo de lo que para algunos puede ser considerado impenetrable (nada más engañoso). Bastó entonces una pregunta en una red social y una fecha, para que las ideas de ocho alumnos, quizás los que abrazaron a Dante con fuero interno y contemporaneidad, fuesen motivados a publicar el esfuerzo de semanas de estudio ampliando una cadena de comentarios, que tienen un valor intelectual, pero mucho más de carácter humano, y van dirigidos con amor hacía el pensamiento, con el interés de motivar en un país desmotivado y deprimido.
Así pues, se les ofrece en estos incipientes ocho ensayos, miradas singulares sobre el discurso universal de la trascendencia del espíritu reflejada en Dante. El primero de ellos lo escribe la estudiante Isabel Camacho y lleva por título “La Barca de Dante“, y es un repaso simbólico sobre el incidente dantesco infernal en donde poeta (Dante) y guía (Virgilio) deben cruzar el río aqueronte sobre la barca de Caronte, una anécdota que quedó inmortalizada en la pintura realizada en 1822 por Eugène Delacroix, y que Camacho explora con mirada científica. Luego Aberlado Valera, nos llevará hacía el visionado contempóraneo sobre la adaptación en formato de mini serie animada “Over The Garden Wall” (2014), por los recovecos del Bosque Desconocido, una lectura actual de la selva oscura dantesca, así mismo, Natalid Pineda nos guía al noveno círculo del infierno y reflexiona sobre su invernalidad planteándonos una pregunta ¿El fuego realmente representa lo peor del infierno? Para proseguir con el comentario crítico que Fabiana Rodriguéz nos hace de la iglesia y la manipulación que sobre el Infierno y El cielo ha hecho el vaticano a lo largo del siglo XX en su ensayo El Cielo de la fe no es el cielo de los astronautas. Entraremos al Purgatorio de la mano de María Graciela Medina, que logra un paralelismo geográfico entre el desierto de Sal de Uyuni en Bolivia y el encuentro de Dante con Marco Lombardo en el canto XVI. Sobre el Purgatorio también indagará Valentina Gallango, con su mirada presente en el ensayo Dante es Caracas y la forma como podemos ver su sistema súbterraneo como una metáfora del descenso y ascenso del caraqueño día tras días en su particular viacrucis, y llegaremos al Paraiso de la mano de Eliana Delgado en su rezo al amor desde la figura de la virgen proclamando un canto de esperanza, en su particular Salve. Cerramos el especial con el ensayo titulado Divina Comedia: un viaje a través de sus personajes, donde el estudiante Umberto Salvatore nos guía por los nombres que más han resonado desde su lectura en el recorrido planteado por Dante en el Infierno, el Purgatorio y el Paraiso.