Que Venezuela se quedara casi completamente a oscuras en dos ocasiones prolongadas por días, en menos de un mes (7 de marzo y 25 de marzo de 2019) y que las fallas eléctricas persistan, aunado a la falta de agua y de transporte, sin dejar de mencionar la fuga de talentos en el mundo del teatro, hubieran podido ser razones más que suficientes para que los organizadores del II Festival de Dramaturgia Europea: Estación Europa, se dieran por vencidos. Podrían haber suspendido, hasta nuevo aviso o definitivamente, las funciones que debían iniciar el día 9 de marzo. Pero no pasó. El teatro resiste.
“El festival arrancó en medio de una situación bastante delicada para el país y tuvimos como dos semanas con incertidumbre. No sabíamos qué pasaría, la luz iba y venía. Se iba en los ensayos que seguíamos con velas. Se fue en plena función, con el público sentado a punto de comenzar una obra. Tuvimos que suspender y devolver las entradas. Pero no paramos, sino que corrimos fechas dos semanas”, cuenta el actor y director de teatro, Ricardo Nortier, quien además es uno de los organizadores de este festival que se suma al Festival de Teatro Estadounidense que se realizan con esmero en La Caja de Fósforos. Vale decir, uno de los espacios con mejor programación de Caracas, en Venezuela.
Nortier también apunta: “Los ensayos y la confección de la escenografía fueron muy complicados porque los trabajadores venían, pero a la media hora se iba la luz y se paralizaba todo”.
Nortier dirige La Caja de Fósforos, junto a los reconocidos directores Diana Volpe y Orlando Arocha. Con el trabajo de 150 personas y el apoyo de las embajadas de España, Suiza, Reino Unido, Francia, Italia, Países Bajos y Alemania, Unión Europea y la British Council, entre otras instituciones nacionales e internacionales, se han sobrepuesto a los obstáculos y han logrado que el festival levante y la gente asista a ver una programación diversa y de calidad.
“Estuvimos resistiendo fuertemente para que el festival se diera porque lo nuestro en La Caja de Fósforos es resistir a esta situación país. Es nuestra política cultural, ciudadana y anímica. Por encima de todas las dificultades. Estamos muy agradecidos con el público, que ha sido fiel y comprensivo. Pese a los obstáculos viene a las funciones y agota las entradas porque quiere ver lo que pasa en el mundo”.
Para él, la asistencia de la gente, a pesar de tod,o ha sido una sorpresa y lo expresa con satisfacción.
El festival que finalizaría en junio, ofrece los mejores montajes de quienes son considerados los principales dramaturgos de sus respectivos países y del mundo.
En total son 7 obras que integran Estación Europa, de las cuales ya se han presentado tres: La Repetición (Suiza) de Milo Rau, Hilda (Francesa) de Marie Ndiaye y 7 Minutos. Consejo de Fábrica (Italia), de Stefano Massini, actualmente en cartelera.
El público asistente a la sala de teatro, también podrá disfrutar de Tóxico (Países Bajos) de Lot Vekemans, Una vida americana (España) de Lucía Carballal, Tribus (Reino Unido) de Nina Raine y Negro animal tristeza (Alemania) de Anja Hilling.
“El festival busca mostrar cómo el ser humano enfrenta las problemáticas en la sociedad. Las obras se refieren a un momento específico de cada país”, continúa Nortier.
“Por ejemplo, La repetición es sobre un crimen de odio. No sólo es sobre la homofobia, sino que esa violencia es contra lo humano y puede ocurrirle a cualquier persona. En Hilda pareciera la historia de una mujer malvada que usa su poder para destruir a la clase obrera. Pero no está planteada desde lo político sino desde lo humano y la gente puede leerlo así, como una metáfora de una sociedad represora, poderosa, que maltrata a la clase baja. Pero también lo puede ver desde la psicología, la capacidad de destrucción que tiene el ser humano”.
Las entradas para Estación Europa pueden ser adquiridas a través de la página web de la Caja de Fósforos, en la que también están publicadas las fechas de estreno de las obras y una sinopsis de cada pieza.
Enseñando dignidad
En el contexto de un país (Venezuela) en el que las denuncias de violaciones a los derechos humanos (desde la vida hasta un salario justo) y la impunidad con las que se cometen desde el Estado son una constante, el mensaje de la obra teatral 7 minutos. Consejo de Fábrica, de Stefano Massini, parece muy claro, aunque la pieza es italiana: a los derechos adquiridos, en este caso los laborales, no se renuncia pese a las amenazas del poder (o del patrono). También, que cada quien debe hacerse responsable por la decisión que toma.
Esta obra, dirigida por Diana Volpe, es la tercera puesta en escena que exhibe el festival. Transcurre en una intensa discusión planteada entre 11 trabajadoras (9 obreras y dos empleadas de administración), integrantes del Consejo de la fábrica Picard&Roche, sobre si renunciar o no a 7 de los 15 minutos diarios de descanso durante la jornada, a cambio de no cerrar la textilera y quedarse sin sus puestos de trabajo.
Luego de reunirse con los dueños (las corbatas) de una multinacional que acaba de adquirir la fábrica, la vocera del Consejo, Blanca (interpretada por la reconocida actriz Haydeé Faverola) se enfrenta a la tarea que en un inicio parece titánica, de convencer a sus compañeras para que no acepten la propuesta de los patronos que va en detrimento del derecho al descanso diario.
Con vehemencia defiende su posición frente a las dudas, la ironía, el miedo, el egoísmo, la intriga y el enojo que expresa cada personaje del increíble elenco, a la hora de argumentar su voto a favor o en contra.
“15 minutos son un derecho, no un lujo”, “podemos cambiar las cosas, ¿pero queremos?”, “después de los 7 minutos, ¿qué más nos quitarán?” “Si decimos que no, les decimos que no nos dejamos aplastar”, “si decimos no, estaríamos enseñando dignidad”, son varias de las frases que Blanca dejó para la reflexión de sus compañeras y del público.
Desde la postura contraria también se planteó la cuestión de si 11 obreras podían decidir en representación de 200, por mucho que creyeran tener la razón. La obra da un giro cuando de una votación casi unánime a favor de la propuesta patronal, Blanca, con la ayuda de Odilia (Patty Oliveros) y Raquel (Nakary Bazán), logra la mitad de los votos para rechazarla y sólo falta que Sofía desempate.
Y es que hasta el final de la obra nos traslada al actual colapso de los servicios públicos en Venezuela y queda en el aire un estímulo: no renunciemos a nuestros derechos, por muy difícil que sea la lucha para hacerlos respetar y conservarlos.