Festival de Jóvenes Directores: Generación de relevo

“El teatro no se hace para cantar las cosas, sino para cambiarlas”.

Vittorio Gassman

El teatro no muere, se reinventa, y en Venezuela hay una generación que apuesta por la complejidad del presente para crear y formarse, para hacer del arte el camino hacia un futuro con más tablas y menos balas. Los ganadores de ediciones anteriores como Fernando Azpúrua, Pedro Borgo, Leonardo Van Schermbeek y Jorge Souki han reforzado su carrera a raíz de esta plataforma que comienza a ser una referencia para la comunidad teatral del país.

El único requisito para participar en el Festival de Jóvenes Directores del Trasnocho es presentar el texto y la propuesta, y estar dentro del rango de las treinta primaveras. El actor y director Héctor Manrique, miembro de la directiva del comité de jurados y uno de los fundadores de este proyectó que comenzó en 2014, asegura que para esta última edición la marca que ha dejado el festival se sintió con más fuerza que nunca.

“Fue complejo porque había muchos proyectos estimulantes, por un lado nos parecía muy interesante que dramaturgos consagrados venezolanos como pueden ser Gustavo Ott o Elio Palencia hayan dado sus obras para participar, eso habla de un primer acto de confianza del dramaturgo con el director, y en esta edición en particular eso fue un oval. Habla también de lo que ya empieza a ser el Festival para la misma comunidad teatral, cuando los autores entregan sus obras para su estreno”, sostiene Manrique sobre el Festival de Jóvenes Directores.

Esa confianza de la que habla Manrique es una de las grandes novedades de esta tercera edición. De los montajes elegidos cuatro son de autores venezolanos -tres de ellos de estreno-.  Para los finalistas, muchos influenciados por propuestas independientes como La Caja de Fósforos o  Deus Ex Machina, estos nuevos espacios son necesarios para el gremio teatral, que con escasos recursos apuesta por el arte hecho en Venezuela.

Las 34 propuestas analizadas por un comité de veteranos -integrado por Héctor Manrique, Eva Ivanyi, Pilar Arteaga, y el promotor cultural Douglas Palumbo- se redujeron a ocho montajes que tendrán tres meses para prepararse para la segunda etapa de la competencia, que tendrá lugar entre el 13 de enero y el 12 de marzo de 2017. En ese período cada obra preseleccionada será presentada frente al público en el Espacio Plural durante seis funciones.

Las obras y sus finalistas

Adiós a todos

La obra del español Luis García-Araus presentado por la joven directora Greymar Hernández.

Si hay que algo que los participantes de este concurso tiene en común, además de vocación por el teatro, es la certidumbre del arte como herramienta para superar los obstáculos incrustados en el camino.

“Yo estoy enamorada de mi país, de mis espacios y de lo que se hace con tanta pasión aquí, más allá de cualquier obstáculo. En los 70 y 80, la vida teatral venezolana era distinta, porque nosotros éramos distintos. Pero hoy, más allá de las dificultades, el gremio teatral continúa con la misma firmeza y con la misma intención de seguir haciendo llegar el mensaje, que al final del día, es lo más importante”, resalta Hernández.

El tema principal de su obra es la familia. Miguel es un niño de 12 años que no entiende lo que pasa a su alrededor. Que no entiende por qué, si todos en casa se quieren tanto, se entienden tan poco.  Este montaje está contado desde la perspectiva de ese niño y el público está invitado a convertirse en un niño más, siendo receptor de un mensaje nada fácil de digerir, pero contado con la sutileza y la ingenuidad infantil.

Tom en la granja

La pieza del dramaturgo canadiense Michel Marc Bouchard, presentado por el novel Carlos Fabián Medina.

Este director de 24 años de edad ya había participado en el Festival como  asistente de dirección. En esta ocasión decidió darle tregua a esa “ imperante necesidad de decir algo, de confiar, compartir  y darle forma a mis ideas sin miedo; desde un lugar que a mí se me hace terriblemente incómodo, pero supongo que esos son los lugares a los que tenemos que ir”, señala.

Resalta que a pesar de la diversidad y la calidad de trabajos que se crean últimamente en la escena caraqueña, el contenido de la obra sigue siendo para él la principal apuesta a jugar.

“No hay que subestimar al espectador, por el contrario hay que retarlo con temas fundamentales, actuales o universales; hay que hablar de lo que nos sucede como individuos y como colectivo y sobre cómo nos sentimos al respecto. Yo creo que el teatro venezolano “va pa’llá”, a la médula, al meollo del asunto precisamente porque su objetivo desde siempre ha sido el intelecto y el corazón, nunca el silencio”, afirma el director.

En la pieza, Tom es un joven citadino que viaja al campo para asistir al funeral de su amante donde conocerá a su suegra y a su cuñado, ambos ignorantes de su existencia y su relación con el difunto. Abrumado por la disfuncionalidad de la pequeña familia y el legado de mentiras que ha dejado su novio respecto a su verdadera identidad, Tom se ve obligado a participar en un juego de falsedades y duplicidades; oscilando entre la verdad y la invención para preservar una mentira donde una madre, un hermano y un amante enfrentan la muerte de un ser querido desde el peligroso juego del auto-engaño.

“En mi propuesta de dirección hay una sola premisa: ser consecuente con el corazón de lo que ahí está escrito. Si hay un tema claro en la obra es sobre tener un poco de compasión por nosotros mismos, por lo que somos”, explica Medina.

Comegato

Es original del venezolano Gustavo Ott, y será presentada por el director Rafael Barazarte.

Barazarte es un estudiante de 23 años de Comunicación Social que presenta una de las piezas de estreno de un dramaturgo venezolano. Para este, el teatro de un país habla de “qué tan civilizado se encuentra el mismo”. “Esa querella de ser uno de los países con una buena tradición teatral la debemos retomar”, señala .

“Es la historia de dos hermanos y un amor, pero que también nos habla del fracaso y la traición con una sola incertidumbre ¿Democracia o crimen?. La escogí por los retos de dirección que en ella se encuentran. Ir haciendo ese engranaje del tiempo en el escenario es todo un reto y lo verán desde el primer momento o la primera escena de la obra, decirlo ahorita seria un total descuido informativo porque se caería toda la magia de la obra”.

El triciclo

Del español Fernando Arrabal, El triciclo será una propuesta del director Axel Valdivieso, quien resuelve que la apertura de espacios para desarrollar la labor de artistas siempre es algo positivo.

“Es el Festival de Jóvenes Directores, organizado por el Trasnocho Cultural, en principio, un refugio para los jóvenes creadores, un espacio, plataforma y oportunidad para mostrarte como artista y para poder expresar, pues jamás perderé la fe de que el arte, y en especial el teatro, puede transformar a nuestra sociedad, que tan herida se encuentra actualmente”, resalta.

Para el director, salvar al teatro es responsabilidad de los que tienen visión, entereza, paciencia, optimismo, así como la rebeldía de aquellos que no han permitido el cataclismo de una disciplina.

Fernando Arrabal, con una mirada satírica y a su vez inocente, nos relata la historia de Apal, Climando, Mita y El viejo. Un grupo de indigentes que viven del alquiler de un viejo triciclo, con el que pasean a los niños en el parque. Ante las imposición del pago del alquiler del triciclo, es un asesinato la forma más efectiva de encontrar el dinero, y así poder vivir tranquilos.

“El triciclo, muestra la muerte como el elemento álgido de un laberinto donde estos personajes no pueden escapar. De algún modo vivimos en un laberinto donde la pobreza y la miseria a diario se acrecientan, y las posibilidades de soñar con una realidad diferente es ya un imposible. La decadencia, la reaparición de la indigencia, la opresión y la necesidad de cuestionar por medio de la sátira a nuestra sociedad, son los motores que me han impulsado a reencontrarme con esta obra que ya hace par de años había leído, pero que ahora, cobra un sentido mayor” explica.

Otros finalistas

Cría de canguros, original de la venezolana Karin Valecillos, propuesto por el director Jesús Navas. (Estreno)

Casa de sangre y ceniza, del veterano escritor venezolano José Gabriel Núñez, propuesto por Jhonny Romero. (Estreno)

De alta, obra original del venezolano Elio Palencia, la cual es un proyecto del director Juan Bautista. (Estreno)

Recordando con ira, del inglés John Osborne, proyecto propuesto por Pedro Indriago.

La cultura como fuente de resistencia

Para todos estos jóvenes el arte escénico sigue siendo por excelencia la mejor fuente de resistencia.  Creen en el repunte del oficio y del futuro, en una supervivencia que pronto dejará de serlo para convertirse en progreso y civilización.

El conflicto del teatro lo asumen con rebeldía, sin miedo a expresarse, con riesgo y determinación para la reivindicación de un arte que ilustra.

El actor Héctor Manrique apoya este legado en común haciendo todo lo posible por crear condiciones para que el gremio juvenil pueda crecer.

“Por un lado veo a esta generación con agradecimiento por seguir apostando en un país tan difícil y complejo, lo veo con enorme cantidad de ternura por otro lado  porque veo que es una generación que lamentablemente no ha tenido las oportunidades que mi generación tuvo, pero también los veo como esperanza , puede haber nuevamente un gesto teatral vigoroso. A esta generación les ha tocado un país inhóspito, hay que apoyar a los que se quedan aquí”, afirma Manrique.

El anuncio de las dos obras ganadoras del concurso se hará el 12 de marzo de 2017 y los montajes triunfadores tendrán el privilegio de presentarse durante tres fines de semana en el Espacio Plural de Trasnocho, luego de lo cual se exhibirán por otras tres semanas en el espacio La Viga del Centro Cultural Chacao.