Con cerca de 200 salas de teatro y figuras tan conocidas como Ricardo Darín, Miguel Ángel Solá, Norma Aleandro, Claudio Tolcachir y Daniel Veronese, Buenos Aires es uno de los epicentros de la creación escénica en español. Cada dos años, la fiebre de los argentinos por el teatro se dispara con el Festival Internacional de Buenos Aires (FIBA), que en su undécima edición trae una veintena de espectáculos de 14 países invitados y más de 40 puestas en escena nacionales. Una maratón de artes escénicas en 17 días que cruza lenguajes y territorios.
“El FIBA es un festival sin fronteras, una edición transnacional”, lo define su director, Federico Irazábal.
“Esa ideología de producción se impone para señalar que cuando no restamos, cuando no eliminamos al otro, a la diferencia, sumamos y ganamos”, continúa. Algunas de las obras llegan gracias a la suma de diferentes naciones y culturas, otras cocinan textos clásicos con ingredientes contemporáneos, lo culto se mezcla con lo popular y el teatro sale de las cuatro paredes para expandirse por calles, casas y campos de fútbol barriales.
La pieza que inauguró el FIBA el pasado jueves, The Tiger Lillies perform Hamlet, refleja su espíritu transfronterizo. El irreverente trío inglés ofreció una versión musical de la tragedia de Shakespeare con un elenco formado por actores daneses. Los Tiger Lillies narran, a modo de coro griego, la historia de traición, amor y venganza del príncipe de Dinamarca y la llena de humor negro y música de cabaret.
El francés Laurent Berger ha ido aún más allá en uno de los montajes más arriesgados del festival, 3 8 S M, que bucea en las 38 obras firmadas por Shakespeare para exponer textos, imágenes, danzas y músicas inspirados en ellas a lo largo de seis episodios de tres horas cada uno. El martes, el primer capítulo arrancó con la guerra de Inglaterra contra Francia de Enrique VI televisada desde un estudio improvisado en el Teatro Cervantes, mientras que varios aspirantes al trono se lo disputaban en un reality show y en un partido de fútbol jugado en simultáneo al Argentina – Ecuador que clasificó a la albiceleste al Mundial y del cual también informaron in situ los presentadores del telediario teatral. La locura ideada por Berger se estrenó con altibajos y un tiempo de ensayo insuficiente, pero abre el apetito por las obras del maestro inglés menos conocidas.
Entre las piezas más esperadas está In Spite of Whishing and Wanting, del coreógrafo belga Wim Vandejeybus. Protagonizada sólo por hombres, con música de David Byrne y un cortometraje basado en historias de Julio Cortázar, la obra sumerge al espectador en un oscuro sueño lleno de imágenes mágicas y de gran potencia. También se agotaron con rapidez las entradas para Five Easy Pieces, creación del dramaturgo, director, periodista y cineasta suizo Milo Rau. Lleva a escena la historia de Marc Dutroux, el asesino de niños que conmocionó Bélgica en los años 90, y cuenta en su elenco con menores de entre 8 y 13 años.
Fútbol y danza
El argentino residente en Madrid Pablo Messiez vuelve a casa con He nacido para verte sonreir, un texto poético de Santiago Loza que gira sobre la desesperación de una madre que se despide de su hijo, mientras que la compañía catalana Vero Cendoya mezcla fútbol y danza en La Partida, que podrá verse en dos de las villas miseria del sur de la capital argentina, la villa 20 de Lugano y Ramon Carrillo. En estas zonas grises de Buenos Aires, que contrastan con la enorme riqueza de otros barrios, como Puerto Madero o Recoleta, confluyen inmigrantes de distintos países vecinos. El dramaturgo argentino Marco Canale aprovechó esa riqueza cultural para crear una pieza conmovedora, A la velocidad de la luz, interpretada por ancianas de la villa 31 en sus casas y lugares de encuentro. Las mujeres cantan, bailan y dan forma a sueños que las hace volar hasta sus pueblos de origen – en Bolivia, Paraguay y el norte de Argentina –y mezclar el español con sus lenguas maternas.
Remote Buenos Aires es un recorrido urbano especialmente adaptado para la capital argentina por el grupo alemán Rimini Protokoll y Etiquette sienta a dos desconocidos en una mesa, cada uno con auriculares, y los invita a interactuar. Arde brillante en los bosques de la noche, de Mariano Pensotti, reflexiona alrededor de la política y el feminismo cruzando teatro, títeres y cine y El Evangelio según Jesús, Reina del Cielo, ofrece una performance sobre las problemáticas de género.
El FIBA está aún muy lejos del Festival Internacional de Bogotá, el más grande del continente y que atrae a cerca de un millón de personas, pero crece edición tras edición. La de este año culmina el próximo 21 de octubre con una sobredosis, 2666, el montaje de casi 12 horas de duración del francés Julien Gosselin alrededor de la novela de Roberto Bolaño.