El coreógrafo y director de escena español Guillermo Weickert ha creado el proyecto @ComunidadEscena. Es el fruto de una cuarentena que le ha desvelado la vital importancia del sentimiento de comunidad para salvar las artes escénicas en medio de la crisis sanitaria que obligó al sector a bajar los telones.
Formado como actor en el Instituto del Teatro de Sevilla y como bailarín en el Centro Andaluz de Danza, la trayectoria profesional de Guillermo Weickert es un ejemplo de fe y esperanza.
El lenguaje escénico de Guillermo Weickert se presenta heterogéneo, fruto de su ecléctica formación forjada en danza e interpretación, y de su interés y curiosidad por la fusión de lenguajes, la investigación artística y la colaboración con diferentes disciplinas.
En El Teatro lo entrevistamos para indagar sobre sus proyectos y reflexiones escénicas sobre la pandemia y el futuro.
LG: ¿Qué es y cómo surge @ComunidadEscena?
GW: @ComunidadEscena es un proyecto que surge desde un impulso y reflexión personal, propia. Me explico: entre la comunidad de las artes escénicas, durante el período del confinamiento, noté que se estaba reforzando la necesidad de uno de seguir expresándose. De enviar un mensaje al mundo que diga “eh, sigo aquí y sigo siendo creativo; este es mi arte”.
Sentía que todo esto estaba reforzando un individualismo que nos estaba empujando a vendernos como artistas individuales, obligándonos a posicionarnos “frente a” en vez de “al lado de” tus compañeros de profesión. Algo de todo esto me agobiaba… Sentí la identificación de la creación con el sufrimiento, con el maltrato, con la competitividad, entre otros.
Ver a tanta gente con talento en un momento tan delicado hizo nacer en mí el deseo de crear @ComunidadEscen. Con el fin de ejercer el ejercicio de cuidarnos, apoyarnos y visibilizarnos, como, efectivamente, una comunidad.
Los artistas siempre estamos diciendo que en España no se nos quiere tanto como en otros países;
yo pienso que ese ejercicio de cuidarnos tiene que empezar por nosotros mismos.
Así, caí en la idea de usar mis redes sociales para conectar a gente con una carrera ya consolidada, con gente joven y nueva, con la idea de visibilizarles a todos. Sin discriminación. Sin pensar en el mero hecho de que me gusten o no, si no porque son todos artistas, son parte de mi comunidad y se merecen un sitio. No quiero que mi red social sea sólo un escaparate al mundo.
En aquel sábado de abril, creé @ComunidadEscena. Sin la intención de convertirlo para nada en algo viral. Pero de forma natural, como a mí me gusta, poco a poco se fue haciendo eco de esa necesidad de buenas prácticas y de hacer sentir que la comunidad somos todos y somos un gran monstruo, no cuatro gatos llorones.
Creo que @ComunidadEscena es parte de una respuesta natural a otros artistas que me han dado parte de su espacio, energía y foco para poder yo también desarrollarme como artista. La generosidad y el dar espacio a otros es siempre algo que te vuelve y que cuando lo has recibido, te surge esa necesidad de hacerlo con las nuevas generaciones que llegan. Ha sido una experiencia transformadora que me ha llenado de energía.
Esto de saltarse generaciones ha servido de mucho para reflexionar, desde la cultura, qué queremos salvar y qué queremos que evolucione.
Se abre una etapa muy importante para la responsabilidad y la reflexión ciudadana. No creo que sea lo correcto dejarnos llevar por las necesidades del presente. Esto realza el papel de las artes escénicas para ayudarnos a pensar en conjunto, como comunidad, no solo escénica, sino también social.
LG: ¿Qué frutos ha dado @ComunidadEscena?
GW: Creo que al final ha sido un movimiento para generar consciencia. Aclama a la responsabilidad individual para defender algo que nos une. Si tú quieres que haya cultura, si tú crees que la cultura es importante y que va asociada a unos valores, piensa en cómo pones en práctica esos valores en tu día a día.
¿Qué puedo hacer yo por mi comunidad, por los que están peor que yo? Muchas veces es muy fácil hablar de cómo queremos que los políticos hagan normas para el país, pero nuestra responsabilidad creo que es bastante importante que vaya en paralelo.
Una de las cosas más bonitas que me ha dado @ComunidadEscena es un encuentro vía zoom con 40 participantes del proyecto. Cuando pensé en organizar un encuentro, descarté la entrevista vía directo de Instagram. Quería encontrarme con la gente, compartir en vez de solo escuchar a un individuo. Quería que todos se escucharán entre todos. Para mí fue una experiencia transformadora. En lo único que consistió fue en dejarnos el tiempo para hablar de lo que había sido @ComunidadEscena para cada uno. Fue el mayor impacto emocional que yo he tenido a través de una red social durante el confinamiento.
Una creadora joven catalana, resumió el encuentro en una frase: “muchas veces lo que se necesita es dar tiempo a que la gente se exprese y dar escucha y estar presente; parando el ritmo de productividad que se te marca desde fuera, parando la culpabilidad de no estar haciendo nada en tu casa”. Es muy fuerte cómo estamos condicionados y dirigidos por algo que no somos nosotros mismos.
LG: ¿Qué futuro le espera a @ComunidadEscena?
GW: Pues, ha habido una intención de instrumentalizar el movimiento, pero yo, para mantenerme fiel a mis valores, siento que debo dejarlo fluir y que siga su impulso natural, aquel por el que nació. Quiero reivindicar el poder de lo pequeño y que no todo tiene que internacionalizarse o salir en el telediario para ser importante.
Ahora quiero recoger todo ese impulso y devolverle a toda esa gente lo que han movido, pero, insisto, no quiero correr.
LG: Como profesional de las artes escénicas, ¿qué opinas sobre los nuevos formatos virtuales de teatro surgidos del encerramiento?
GW: En primer lugar, he de decirte que, soy partidario de que a veces está bien no tener una opinión de todo. No me siento cualificado para dar una opinión en general de qué me parece, porque tampoco he consumido tanto teatro.
Pero te diré que me ha parecido fabuloso que la gente se haya puesto las pilas y no solo hayan compartido cosas que ya tenían grabadas, sino que hayan investigado nuevas posibilidades.
Es verdad que durante la cuarentena nuestro único lugar o espacio de ensayo eran las plataformas digitales, o sea que, me parece en parte positivo su uso. Ahora, personalmente, no es algo comparable con el teatro tradicional. Lo que supone la experiencia a nivel vital para mí ir a un teatro, encontrarme con otros cuerpos a lo que puede ser digitalmente, no es comparable. Puede ser complementario, pero no sustitutivo. Son dos ligas distintas.
La presencia de un ser humano emana otro tipo de comunicación a nivel energético que es imposible de compatibilizar con el teatro online.
El Grec se ha celebrado con 800 localidades en vez de las 2100 de siempre. Había un metro y medio de separación entre personas. No tuvo nada que ver con plantarse delante de un teatro lleno de gente. La catarsis romano-griega tiene mucho que ver con las energías y con centros humanos que no son solo la palabra o el entendimiento. Ni siquiera nosotros solos, ensayando con mascarilla y manteniendo el distanciamiento social podíamos cargar la escena en toda su potencia.
LG: Cuéntanos sobre tus proyectos. ¿Qué has hecho y qué te queda por hacer en esta nueva normalidad? ¿Se han reprogramado algunos de los que se cancelaron por la llegada de la pandemia?
GW: Pues antes de que ocurriera todo esto, yo estaba girando con una compañía francesa, Baro D’Evel, pero se cayó toda la gira. Ahora he tenido la gran oportunidad de participar en El Grec de Barcelona, con “Réquiem Nocturn”, un proyecto de Pere Faura.
Quiero aprovechar y decir que ha sido muy bonito lo que he vivido aquí en el Festival Grec de Barcelona. Agradezco muchísimo el esfuerzo que se ha hecho por no suspender y tirar adelante apoyando además la creación local. La reacción del público ha sido brutal; ha habido un total colapso online en la venta de entradas, la gente se moría por volver a ver teatro y eso ha sido muy conmovedor.
En septiembre estaré en Segovia, en un festival de la Unesco de Ciudades Patrimonio con “Parece Nada”, y esta misma pieza se verá en Octubre en el Teatro Central de Sevilla, donde ahora estoy empezando los ensayos con una residencia. También participaré en la dirección de un espectáculo de Teresa Navarrete que se estrenará en enero, si la pandemia lo permite.
Estaré trabajando todo el verano, sin vacaciones. Pero quiero que mi testimonio sirva como mensaje de esperanza. Estoy muy contento y entusiasmado porque con lo negro que pintaba todo hace un tiempo, esto lo entiendo como una señal de que hay que ser optimista en la vida, en todo, siempre, y no dar las cosas por perdidas y seguir peleando por ellas.
Invito a la gente que no tiene trabajo que lo comparta, es la única forma de apoyarnos y de volver, con prudencia, a la normalidad creativa.
LG: ¿Cómo ves el futuro de la escena?
GW: Creo que nos espera el triunfo. Todo lo que están haciendo los festivales que se están celebrando, todos los teatros que han abierto sus puertas cumpliendo el protocolo, me parece un triunfo.
Creo que el futuro también dependerá de lo que nosotros queramos que sea y de lo que luchemos por volver. Tenemos que ponernos manos a la obra porque creo que si no lo hacemos no va a venir solo. Todo el mundo habla no volver a lo de antes, evolucionar, y soy partidario de que sí, hay que abrir puertas a lo nuevo, pero también hay cosas que me gustaría mantener.
Quiero los teatros llenos, quiero poder tocar a mis compañeros, quiero poder hablar con otros artistas antes y después de la obra en el bar de los teatros, sin salidas ni entradas escalonadas.
El publico lo tendrá que pedir, pero los profesionales lo tendremos que luchar en cuanto la crisis sanitaria lo permita.
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