Indira Páez es escritora y dramaturga venezolana, dedicada a escribir telenovelas y obras de teatro. Radicada en Miami desde enero de 2008. Ganadora de un Premio Municipal de Teatro en Caracas, por su obra Crónicas desquiciadas en 2002 e igualmente ganadora de un Premio Emmy como coescritora de la serie para televisión Gabriel, amor inmortal, galardón que otorga la Academia Nacional de las Artes y Ciencias de la Televisión de los Estados Unidos (2009).
Sus obras han sido montadas en toda América latina, España y Estados Unidos. Una mujer apasionada, disciplinada y con un sentido del humor a flor de piel. En esta ocasión, conversó con El-Teatro sobre sus perspectivas de la escena actual y de sus criterios para escribir.
Indira Páez en su propia voz.
La escritora nos comenta el desafío que implica trabajar actualmente en televisión y lo alejada que está del teatro. A pesar de la pandemia, no ha dejado de trabajar. “El trabajo en televisión me absorbe las 27 horas del día. Soy la Vicepresidente de Contenido Regional de Sony Pictures Television y me toca analizar todos los proyectos en español que la parte de producciones originales de Sony quiere realizar para los clientes de Televisión, OTT, Cable, entre otros. Es un trabajo agotador pero indudablemente maravilloso y muy retador”.
¿Cómo ves la dramaturgia venezolana en la actualidad? Tanto lo que se ve actualmente en Miami como lo que se está haciendo en Venezuela.
La dramaturgia venezolana es prolífica, valiente, guerrera. He visto y leído obras llenas de grito y denuncia. Obviamente también hay, como en toda crisis, una tendencia a refugiarse en el escapismo. Pero lo más impactante es que la rueda no para. Hay voces brillantes en el espectro de la escena criolla, dentro y fuera del país.
Tu obra está marcada por la realidad…
Como escritora de teatro Indira Páez siempre parte de la intimidad. Manifiesta que la intimidad no siempre se parece a la realidad, pero sin duda está tallada por el contexto. Como ejecutiva de televisión, los criterios de elección de proyectos pasan mucho por la relevancia actual del mismo… pero a veces esa misma relevancia se convierte en enemiga de un proyecto, porque puede pasar de moda si no se toma en cuenta la permanencia histórica. Hay que contar la realidad de una forma que sea trascendente en el tiempo.
¿Cómo autora te gusta confrontar al individuo con sus miserias y sus virtudes? Que el público se vea y se sacuda emocionalmente cuando asista al teatro.
Creo que sí. Desde la risa, me parece.
La importancia de la dramaturgia como género literario. ¿Consideras que es relevante publicar libros con obras de teatro?
La única manera de que el teatro persista e insista en el tiempo, es a través de la publicación de los textos que le dan origen. Si no existieran esas letras impresas, jamás hubiéramos conocido a Shakespeare.
“El teatro, como la vida, siempre encuentra una manera de salirse con la suya”
¿Cuáles serían esos desafíos para ti como autora?
Hay que pensar en historias realizables, portátiles, que puedan atravesar la pantalla que es ahora nuestra cuarta pared. Más basadas en la palabra y en con más garra emocional, independientemente del género.
¿Has experimentado la dramaturgia visual? Es decir has incluido en tus obras otras artes como la fotografía, ilustraciones, jugando con los espacios.
En Primero muerta que bañada en sangre, se propone que uno de los cuadros, sea un video. Es el único experimento “Multimedia” que recuerdo haber propuesto desde un texto. Normalmente le dejo la concepción escénica al director o directora.
Eres una dramaturga que ha incursionado en la televisión y en el teatro. ¿Qué criterios tomas en cuenta a la hora de escribir una obra de teatro, una novela o serie para televisión?
Cada medio tiene su propio lenguaje, su ritmo vital, su tiempo, su respiración. En el teatro, que es mi matriz, mi útero, me permito ser más libre. En el teatro me desnudo, bailo, canto, me equivoco, me caigo, me muero, me levanto. La televisión es un negocio, y en los negocios mandan los números. Entonces el espacio para la experimentación es más limitado.
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