“Cualquiera que sea su parentesco, la belleza, en su desarrollo supremo, induce a las lágrimas, inevitablemente, a las almas sensibles.” – Edgar Allan Poe.
Jean Harlow es el nombre del monólogo escrito por la dramaturga venezolana Elisa Lerner, en 1962 para la revista CAL en Caracas. Ahora, vuelve a cobrar vida en la piel de la joven venezolana Greisy Mena, en un recorrido breve por la historia de la actriz norteamericana Harlean Harlow Carpenter.
En una época marcada por la Gran Depresión, trascurrida en 1930, la actriz norteamericana expone su personalidad marcada por el drama y tragedia de la fama, la belleza, el glamour y el poder, pero también por su soledad.
Al pensar en esto e indagar sobre su vida, me permito recordar un fragmento de la novela Gabo cuenta la novela de su vida del escritor Gabriel García Márquez, sobre la soledad como precio de la fama: “Si algo puede conducir rápidamente y gravemente a la soledad, es la fama. Porque, a partir de un momento, uno no sabe ya dónde está parado. Ya no sabe quién es ni qué es lo que piensan de uno. Entonces hay que aprender a defenderse de eso”. Un retrato de lo que ocurrió con Jean Harlow, considerada como símbolo sexual durante la década de los treinta.
Entrevistamos a Mena sobre su interpretación y preparación para un monólogo que contrasta la vida privada, llena de desilusiones, de La rubia platino, que acabó con una muerte prematura a los 26 años debido a un fallo renal.
Zara Fermín: Este monólogo lo escribió Elisa Lerner en los años 60, sobre un actriz de los 30 cuando se estaba viviendo la Gran Depresión, ¿qué significa para ti interpretarla actualmente sabiendo el contexto no solo de Venezuela sino del mundo?
Greisy Mena: Recrear este texto de Elisa Lerner en esta época no sólo de depresión política y social, sino de pandemia, me resonó hasta en los huesos. Las palabras “miseria”, “pobreza”, por ejemplo, son digeridas a priori para sacarlas de las comillas, con pesar y denuncia, en primera persona. En un pasado y en este presente, es indiscutible la vigencia que tiene.
“Con Jean Harlow se muestra el vínculo entre la depresión y esas distracciones prefabricadas para suavizar tanta atrocidad e injusticia”.
Por otro lado, todo ciclo tiene su final, nada dura para siempre. No es fácil visualizar la primera potencia mundial que es hoy en día los Estados Unidos, entre una oscura depresión, quebrado, con hambre y miseria, como lo estuvo, eso fue un respiro de esperanza como venezolana.
-Jean Harlow está representada en esta pieza como un producto. La vida de Harlow no es realmente de ella, sino de los productores que le asignan compromisos. Ella no tiene ningún poder sobre sus decisiones, los productores –que describe como personas muy informadas– son los que mueven las cuerdas de su vida. ¿Crees que ha cambiado esto en algo con respecto a los artistas?
-Hace poco vi un audiovisual que mostraba cómo grandes casas productoras tienen injerencia hoy por hoy, en la vida de sus talentos. A través de un contrato, la casa productora se adueña de la vida del talento. Diseñan su imagen, su forma de vestir, de hablar, le seleccionan los eventos a los que pueden asistir, cómo fotografiarse, hasta sus relaciones personales por años. Y más allá de las casas productoras, creo que todas las esferas de poder mantienen sus productos prefabricados de carne y hueso. Las redes sociales, hoy en día es un potente creador de productos de imagen y vendedor de fantasías. A palabras de Harlow en este monólogo “comen un rostro como si fuese comida”.
-¿Cómo ha sido interpretar a Jean Harlow en cuanto a preparación, para ti como actriz y como ser humano?
-Fue un viaje placentero, pero diferente. Como todo en cuarentena, los ensayos se hicieron a distancia, por videollamadas. Cuando nos reunimos para grabarlo, entre las medidas de bio seguridad, y afloraron tantas cosas más. Como si estaba goteando el cántaro y de pronto se abrió una fuente.
Este personaje me acompañó cuando trataba de entender esta nueva normalidad, en confinamiento. Fue catártico. Acompañada del maestro Federico Pacanins que le imprime esa sensibilidad, buen gusto y tanto universo. Un equipazo petit comité y contundente: Yessica Serrano, Paola Martínez, Jesús Pérez, Orlando Corona y el equipo técnico que hizo posible semejante audiovisual que te transporta a los años 30. Me siento feliz y agradecida por esta bonita oportunidad de integrar semejante proyecto.
“Jean reunía glamour, sexo, belleza y poder. desprendía tal grado de magnetismo del que nadie podía huir”.
Jean Harlow se encuentra disponible para el disfrute de toda la audiencia, de manera gratuita por tiempo limitado. Se puede ver en la plataforma de streaming Play Ticket Mundo y por el canal de YouTube de la Asociación Cultural Humboldt.
A Mena la acompañan las actrices Paola Martínez, la camarera, y el director musical de piano y voz Jesús Rafael Pérez. Bajo la dirección escénica de Federico Pacanins, y la producción general y la asistencia de dirección de Yessica Serrano, este homenaje en teatro reúne la historia de la icónica Jean junto con canciones como “Día a día” y “Canción para quedarse”, ambas de Pacanins con música de Pérez.