El reconocido dramaturgo y director valenciano José Sanchis Sinisterra, uno de los dramaturgos españoles más importantes de las ultimas décadas vuelve a Madrid con Vitalicios, una obra de humor negro sobre el destino de los artistas. Se trata de, según el propio autor, de un sainete que, como bien se define, caricaturiza y critica aspectos de la realidad social, esta vez, ahondando en la recesión económica y el destino de la cultura.
No por nada, el artista de 81 años ha escogido el rebelde Teatro del Barrio para el estreno en la capital de esta pieza que se presentará hasta el 28 de mayo, con dirección del propio dramaturgo y Eva Redondo, bajo la producción de Instante Teatro. Además, la obra es interpretada por los actores Magdalena Broto, Marta de Frutos, Santiago Nogués (con la colaboración de Marisol Rolandi).
Las pensiones vitalicias y el destino incierto
Vitalicios nos ubica, de entrada, en un posible futuro de fuerte recesión económica (quizás similares a las antes vistas). Más abajo aún del cuarto subsuelo, en la sala de “Asuntos Sub-legales”, tres apurados funcionarios cumplen rutinariamente una enigmática tarea: la de asignar, a los nombres que figuran en cierta larga lista de personalidades artísticas, un enigmático destino: SÍ / NO / INTERROGANTE.
La asignación de uno de los tres destinos a cada creador de la lista depende, en principio, de una ambigua combinatoria aritmética regida por el azar. Pero los funcionarios son también seres humanos –incluso, se va descubriendo que tuvieron aspiraciones artísticas en el pasado– y, a veces, su subjetividad intenta influir en la mecánica tarea.
¿De qué tarea se trata? ¿Cuál va a ser el destino de los artistas a quienes les corresponde el SÍ?
si la situación de crisis se agrava, vuelve El fantasma de que el arte no es necesario para la vida.
Parece ser que, en el pasado, durante un período de vacas gordas, en tiempos ya lejanos, de “bonanza económica”, cierto gobierno bienintencionado estableció un sistema de “Premios Vitalicios” para artistas destacados en el campo de la literatura, de las artes plásticas, del cine, del teatro y de la arquitectura. Pero todo eso se acabó, y ahí se propone una solución macabra para adelgazar el Estado del Bienestar, cortando por lo sano, si es preciso.
“este peligro que el arte sea considerado un bien no necesario, una actividad no prioritaria, yo creo que está siempre ahí”. José Sanchis Sinisterra
El peligro de que el arte sea considerado innecesario
La pieza adentra al público en el debate político sobre las pensiones vitalicias y en herencias de otros gobiernos de épocas de prosperidad económica. Sin embargo, no pretende solamente ser una representación macabra de nuestro presente, sino también, a través del absurdo y del humor negro, provocar risa y reflexión al espectador.
Al respecto, Sanchis Sinisterra ha afirmado en entrevista con El-Teatro que “el peligro de que el arte sea considerado un bien no necesario o una actividad no prioritaria, siempre está ahí”.
En este sentido, el dramaturgo ah explicado que en algún momento, el director de teatro y dramaturgo argentino Rafael Spregelburd le contó que en Buenos Aires existe un premio vitalicio que valora la trayectoria de los artistas. A él se lo dieron con 30 y pico años y estaba escandalizado porque le permitía vivir sin problemas el resto de su vida. Se sentía la responsabilidad de hacer cosas de forma gratuita”, ha asegurado.
Aquella revelación de Spregelburd era, para Sanchis Sinisterra, el origen de “una fábula en un futuro impreciso donde las circunstancias han llevado a reducir gastos superfluos” que derivó en Vitalicios.
El teatro de Sanchis Sinisterra
El dramaturgo deja ver, una vez más, su teatro político que se desliza por la crítica contra sistema, desde el análisis y la reflexión. Siempre ha sido así. Sanchis Sinisterra se ha caracterizado por un teatro histórico sin tapujos y muy sensible, además de dedicarse durante años a la investigación teórica y la docencia que desarrolla en continuos talleres, conferencias y, por supuesto, en los dos espacios teatrales de referencia que ha fundado en España: la sala Beckett en Barcelona, sede de su compañía Teatro Fronterizo y La Corsetería en Madrid, que acoge al Nuevo Teatro Fronterizo.
Es, sin duda, el dramaturgo español más influyente de los últimos 40 años. Autor, entre otros muchos títulos, de la aclamada ¡Ay, Carmela! que fue llevada al cine por Carlos Saura; así como también de otras como Ñaque, El cerco de Leningrado, y El lector por horas.
Vitalicios, además, ya se ha podido ver en años anteriores en la escena española. Recordamos especialmente aquella dirigida por Yayo Cáceres y producción de Ron Lalá en en la Sala Mirador.
Lee también: Teatro Barroco: ¿Cuáles son los tipos de teatro que configuraron las disciplinas actuales?