De la historia quijotesca que creara en 1605 Miguel de Cervantes, queda un suspiro en El hombre de la mancha, original de Dale Wasserman. En la versión de Djamil Jassir, prevalece la justicia y el amor, eso sí, con un diálogo que rescata el verbo del autor español, pero que sobrevive como montaje en una composición rudimentaria.
La adaptación de El Quijote de La Mancha que estrenó ayer en el Aula Magna de la UCV coincide con la celebración de los 400 años de Cervantes en una producción llena de alma, pero que peca de ingenua frente a otros grandes musicales montados en el país.
Aunque muchos conocen el texto original, no todos lo han leído. Jassir sí hizo la tarea. Lo leyó dos veces. Confiesa que el montaje fue un sueño personal y por eso es director, protagonista y productor ejecutivo de la historia que inicia con el personaje de Cervantes, quien previo a comparecer ante la inquisición, narra las aventuras del hidalgo.
Al hablar de la pieza, Jassir parece reflejarse: “Es una historia de vida, es el sueño y la ilusión, que lucha con la realidad”.
Sin embargo, queriendo abarcar tanto, su Quijote se dibuja con trazos difusos. En el texto de Wasserman se alza como un redentor que salva a Dulcinea de la mala vida. En escena, Jassir no logra alcanzar la gracia, la energía y la nostalgia propias del caballero de la triste figura y es Aldonza quien se lleva el protagonismo. Dora Mazzone la da vida a la imaginaria dama que en esta versión es una prostituta.
“Aldonza es el personaje que sufre una transformación en la historia por el amor del Quijote. Hay un mensaje fuerte sobre ella porque aunque es una pobre mujer enferma, ramera y tosca, también es la luz y es quien guarda la esperanza”, explica la actriz que, con 28 años de carrera artística, debuta en un musical.
Los acompañan Juan Carlos Gardié, Rolando Padilla, Cayito Aponte, Aroldo Betancourt y Tania Sarabia, cuyo personaje –María– solo tenía dos líneas en el guion. Jassir agregó también los personajes La Gorda, La Beba y el Enano Mudo, inspirado en el título original.
La música es clave. El molino de viento y las guitarras que se entremezclan con la sinfonía de la Orquesta Gran Mariscal de Ayacucho. Los 20 músicos están liderados por Elisa Vegas, directora musical de la zarzuela Luisa Fernanda (2015) y La novicia rebelde (2011), para quien el color a pueblo viene dado por los sonidos de viento y percusión. Asegura que en la música de Mitch Leigh solo hubo cambios en los tonos de las canciones, y las letras, de Joe Darion, fueron traducidas por Jassir.
El espectáculo, que inició en 2014, cuenta con una falta de sincronización y una precariedad en los elementos escénicos que no justifican el esfuerzo, ni la naturaleza de la obra de Cervantes.
Jassir, quien como el hidalgo mantiene la ilusión sobre su hazaña, afirma que se trata de un show familiar costeado por él y financiado en un pequeño porcentaje por la Embajada de España.
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