“No somos sostenibles, ni lo seremos. El modelo de producción no es rentable. Abandonamos el Teatro Pavón”. El anuncio de la compañía Kamikaze, último Premio Nacional de Teatro, ha caído como una bomba entre los asistentes a la presentación de la tercera temporada de este grupo de dramaturgos que hace dos años se lanzó a la gran aventura de hacer frente a un proyecto de teatro privado con vocación de público, con el acento siempre puesto en los autores contemporáneos.
Los cuatro responsables de Kamikaze, quizás el proyecto más ilusionante y esperanzador del mundo del teatro en el panorama español de los últimos años —Miguel del Arco, Israel Elejalde, Aitor Tejada y Jordi Buxó— aseguraron que, a pesar del éxito de público de esta temporada —88.000 espectadores, un 10% más que el año anterior, y las 467 representaciones en las dos salas del Pavón— la compañía no puede hacer frente a los gastos y las escasas ayudas públicas recibidas.
A los 360.000 euros anuales por el alquiler del teatro, propiedad de unos empresarios teatrales privados y situado en el centro de Madrid, hay que añadir, aseguraron, otros 140.000 euros de gastos varios de electricidad y mantenimiento de un edificio que calificaron de “desastroso”.
“Este teatro no vale el dinero que pagamos por el alquiler. El deterioro del edificio es evidente. Es un centro sin dotación técnica, con goteras y en el que hemos sufrido cortes de luz”, aseguró Tejada, mientras Del Arco denunciaba el escaso interés de las administraciones públicas, Ayuntamiento y Comunidad de Madrid, de las que solo han recibido “palabras, palabras y palabras”.
La única ayuda pública concreta que han percibido como compañía han sido 150.000 euros de la Comunidad de Madrid, de la que todavía les queda por cobrar la mitad de esta cifra.
“A pesar de todos estos datos económicos que nos impiden a Kamikaze continuar en el Pavón, somos conscientes de ser los únicos responsables de esta situación y de esta decisión que hemos tomado sin ningún tipo de drama ni sensación de fracaso”, añadió Buxó.
La programación para la temporada próxima será la última en el Pavón, pero no la última de su compañía. “El proyecto Kamikaze sigue. Buscamos una casa para albergar a los autores contemporáneos. Ofrecemos un proyecto ya probado, en marcha y con prestigio, en el que estamos dispuestos a continuar arriesgando y sacar adelante nuestro compromiso con la dramaturgia contemporánea”, explicó el actor y director Israel Elejalde.
El anuncio de los kamikazes, que apuntaron como solución la creación de una fundación, relegó a un segundo plano la programación de la temporada, que contará con grandes nombres como Jan Fabre, Pascal Rambert, Álex Rigola o Silvia Munt, entre otros. Destacan la colaboración con la escena catalana, la presencia de mujeres creadoras y el impulso al teatro documento, como Jauría, un montaje que dirigirá Miguel del Arco con las transcripciones reales del juicio realizado a La Manada.