Moisés Kaufman vive desde hace 29 años en Estados Unidos, su visión y trabajo teatral, como dramaturgo y director con su compañía Tectonic Theater Project, alcanzan al Fondo Nacional de las Artes de Estados Unidos. Este creador venezolano recibió ayer el reconocimiento más importante de las manos del presidente Barack Obama.
Visionario, en la década de los 80 cuando la misma era distinguida por la dictadura de Augusto Pinochet y la cuestionada reputación del entonces presidente de Estados Unidos Ronald Reagan; Kaufman apenas contaba con 24 años y emprendió en pedregoso camino de estudiar teatro en Nueva York.
Hoy, se distingue por una dramaturgia orientada a despertar en el público un estado de conciencia distinto. Ayer el presidente Barack Obama y la primera dama le entregarán la Medalla Nacional de las Artes, el más alto honor que se le puede conceder a un artista en Estados Unidos.
Reconoce que lo más hermoso de ese reconocimiento es que es muy emocionante, porque son reconocimientos recibidos cuando tiene 70 años, aunque apenas tenga 52. Es un premio loobliga a contemplar los 30 años de vida teatral, todas susdiferentes obras como un conjunto.
Kaufman estaba en un taxi, en el medio de la intersección más popular de Manhattan, Times Square, cuando recibió la llamada de Jane Chu, presidenta del National Endowment for the Arts (Fondo Nacional de las Artes de Estados Unidos). En la lista de galardonados (un total de 12) también figuran el guionista Mel Brooks, el actor Morgan Freeman y el compositor Philip Glass. Para Kaufman la noticia todavía no ha caído del todo a tierra.
Ha sido autor de piezas como 33 variaciones, Actos indecentes y Proyecto Laramie (que inauguró el Festival de Teatro Contemporáneo Estadounidense este año en Venezuela).
Su esfuerzo como dramaturgo lo han llevado a explorar “con sensibilidad preguntas de la cultura y la sexualidad”. El Fondo Nacional de las Artes también destaca la labor de su compañía teatral, que “mueve a la audiencia” con representaciones de “problemas sociales contemporáneos”.
Considera que el teatro cuando está bien hecho tiene el poder de humanizar al público y puede ponernos en contacto con lo que sienten otros seres humanos. “Yo soy una persona sumamente curiosa y el teatro es una forma artística tan compleja que por más que indago siempre queda algo más por indagar e investigar. El espacio teatral es infinito en las posibilidades de crear belleza”.
“Busco siempre una conversación inteligente con el público sobre cosas que nos parecen importantes. Y creo que parte de nuestra popularidad se debe a que no subestimamos a nuestro público”.