Hay que agradecer inmensamente cuando un musical está bien hecho. El poder de los musicales, su fuerza escénica, radica en producciones redondas y detallistas que unen en un mismo espectáculo a grandes talentos, espectaculares vestuarios, utilización eficaz de los recursos y de los módulos escénicos, y mucho mucho cariño. Hace tiempo que, en El-Teatro, no veíamos una producción que tuviera todas y cada una de estas características sin que quedara nada por fuera. Es el caso de Kinky Boots, la propuesta de RIMAS Europe presentada gracias a un acuerdo con Music Theatre International (Europe) Limited en el emblemático Teatro Calderón de Madrid.
El contraste entre un pueblo venido a menos y el glam
No es la primera vez que se presenta, pero, sin duda, se puede decir que una vez más RIMAS Europe (rama de la productora RIMAS que nació en Argentina) lo logró. El Kinky Boots que proponen en su segunda temporada en la capital española, con dirección de Ricky Pashkus, mantiene la esencia transgresora y única del original y le pone acento al gran personaje de Lola, interpretado magistralmente por el brasileño Tiago Barbosa, con su acento tropical y alegre que, además de cautivar al espectador, lo afinca en los problemas de discriminación que existen aún en la actualidad.
La pieza no se hace larga y se disfruta de principio a fin. Mantiene los vestuarios espectaculares y un dispositivo escénico maravilloso en el que destacan los cambios de ambientes drásticos: de la fábrica de zapatos que acaba de heredar a las malas el protagonista Charlie Price a un escenario lleno de belleza y glamour, en el que nos presentan a “las chicas de Lola”, un grupo de trans que pone a brillar el escenario. Hasta convertir la fábrica, y las cintas transportadoras de productos en una pasarela donde se desarrolla uno de los números más importantes con la celebración de la creación del primer par de Kinky Boots. El contraste es sublime.
Cabe decir que, antes de asistir, no esperábamos nada nuevo, pero RIMAS ha logrado innovar la pieza, dándole fuerza al mensaje principal de la obra, muy vigente en la actualidad, que reivindica los valores de la lucha trans, los derechos igualitarios y crítica las discriminaciones.
Así, la pieza que comienza en una fábrica de pueblo, venida a menos tras la muerte de su dueño, termina siendo un espectáculo de luces y colores, de seres humanos bailando sobe tacones de diez centímetros y cantándole a la vida.
La propuesta de RIMAS Producciones
El espectáculo cuenta con un elenco compuesto por 24 artistas encabezados por Daniel Diges en el rol de Charlie, el heredero de la fábrica; Tiago Barbosa en el papel de Lola, la trans que viene a cambiarle la vida a Charlie y dar una nueva mirada a lo antiguo del pueblo, casi sin saberlo; y Angy Fernández con una interpretación estupenda de Lauren, la silenciosa enamorada de Charlie.
La original Kinky Boots es un musical basado en la película homónima de 2005, con música y letras de Cyndi Lauper y libreto de Harvey Fierstein, que se estrenó en 2012 en el Bank of America Theatre de Chicago. Para luego llegar al Al Hirschfeld Theatre de Broadway, con Stark Sands y Billy Porter en los papeles protagonistas. La pieza permaneció en cartel durante seis años, obteniendo multitud de reconocimientos entres los que se incluyen trece nominaciones que derivaron en la victoria de seis premios Tony.
El director teatral y coreógrafo argentino Ricky Pashkus toma estas referencias para montar la pieza en Argentina, con gran éxito. Kinky Boots fue, de hecho, el segundo gran musical de la productora, que comenzó con A Chorus Line, que se estrenó en la emblemática Calle Corrientes de Buenos Aires. Tras esto, RIMAS Producciones toma el montaje y lo traslada a Madrid, con otro elenco y equipo técnico, acompañado de Gillian Bruce en la coreografía y Julio Awad en la dirección musical.
El resto del equipo técnico lo completan Silvia Montesinos, quien se encargó de la adaptación de guion y letras, el diseño de vestuario de Verónica de la Canal y Alejandra Robotti, el diseño de botas y calzado de Luciano Marra, el diseño de escenografía de Jorge Ferrari, el diseño de luces de Valerio Tiberi, el diseño de sonido de Poti Marti y el diseño de pelucas y peinados de Jose Sedano.
Kinky Boots: El musical imprescindible
De todos los musicales que se presentan actualmente en la capital española, este sin duda, es imprescindible. Kinky Boots tiene una premisa muy simple pero poderosa: Charlie Price es el hijo de un zapatero artesano que desea que su hijo se quede con la fábrica del pueblo. Tras su muerte, Charlie debe continuar a regañadientes con el negocio que está casi en quiebra. Buscando una solución a su problema, se topa con Lola, una despampanante trans que lo motiva a crear botas Kinky coloridas y llamativas para sus bailarinas.
La pieza presenta así el contraste entre lo bello y lo feo, lo nuevo y lo obsoleto, lo moral y lo amoral, la libertad y las barreras, para hablar del ser humano y sus contradicciones. Por un lado, Charlie no quiere quedarse con la fábrica pero finalmente la llegada de algo innovador, de los diferente y lo aparentemente opuesto, lo conecta con sus raíces y su herencia familiar. Por el otro, Lola es un personaje que ha creado Simon, el nombre de nacimiento de un chico cuyo padre nunca aceptó que era trans, ni su afición por el baile, sino que más bien le enseñó a boxear y ser un “verdadero macho”. Ambos encuentran en este complejo vínculo, coincidencias que los llevan hacia el corazón de quienes son realmente.
La pieza presenta así el contraste entre lo bello y lo feo, lo nuevo y lo obsoleto, lo moral y lo amoral.
La pieza encanta porque no tiene un carácter panfletario. Tampoco se etiqueta con movimientos sociales como el MeToo ni ninguna bandera política. Encanta porque es teatro de verdad, con sus personajes contando una historia que puede ser la anécdota de muchos. La liberación del ser, la lucha por la igualdad, la necesidad de aceptación, la justicia, el trabajo en equipo y el regreso al origen, a la familia o el pueblo, son algunos de los grandes asuntos que permean en la pieza, cuya lectura se hace amena a la vez que conmovedora.
Llaman la atención números como “Hold Me in Your Heart” y “The Soul of a Man” en las que los protagonistas expresan su voz más vulnerable, sus miedos y quimeras. Sencillamente, Kinky Boots es una pieza imprescindible si el espectador busca reír y llorar, mientras recuerda algún momento agridulce de su propia existencia.
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