Por Luis Alberto Rosas.- Arrancó la temporada teatral caraqueña con la décima edición de Teatro de ¼ o Microteatro Venezuela, y con ella queremos inaugurar este nuevo espacio de análisis crítico que a partir de hoy tenderá puentes entre los espectadores y el teatro caraqueño: Kontacto Teatral es la nueva columna que quiero presentarles en la que no solamente estaré ofreciendo puntos de vista de las piezas que tendré a bien disfrutar, si no que me propongo a crear un espacio interactivo en donde usted querido lector pueda ofrecer su opinión y feed back de lo aquí escrito. Críticas, reflexiones, pensamientos, entrevistas, será lo que usted podrá encontrar en Kontacto Teatral. Espero que lo disfrute.
El pasado jueves 05 de enero inició en los espacios del Teatro Urban Cuplé la décima temporada de micro teatro Venezuela, contra todo pronóstico sus creadores (Dairo Piñeres, Malala Dubuc y Robert Chacón) apostaron a riesgo de convocar al público de la ciudad de Caracas la primera semana de enero y ellos mismos así como los artistas participantes se sorprendieron de poder citar esa noche de estreno 4500 espectadores (según el Diario Últimas Noticias). No me sorprende el hecho de lograr esta convocatoria en tanto la ciudad los primeros días de enero entra en un letargo de actividades y el público caraqueño está ávido de ellas amén que ya Microteatro Venezuela ha logrado superarse a sí mismo como propuesta innovadora en ofrecer teatro de 15 minutos y en cada temporada sus creadores han realizado el esfuerzo de seleccionar con agudo ojo las propuestas presentadas.
Es lícito pensar que el fenómeno se deba a la situación económica del público, en tal sentido podríamos especular que esta pasada Navidad fue muy poca la gente que pudo salir de la ciudad y prefirió quedarse en Caracas por los altos costos de pasajes y todo lo que implica un traslado. Lo importante de este particular es que resultó a favor la apuesta y ya la temporada número diez de micro está rodando con 28 propuestas para todos los gustos.
La noche de estreno pudimos disfrutar de seis micro obras, en general reconocemos que en las seis vistas hay un esfuerzo de producción y escogencia de textos inteligentes bien resueltos por sus directores.
Comenzamos el recorrido en la Sala 14 donde la primera actriz Virginia Urdaneta nos hizo reflexionar acerca de la situación actual del país y sus consecuencias. Se trata del monólogo La del pent-house escrito, producido y dirigido a cuatro manos por ella misma y Erika Goldberg, estudiante de Teatro UCAB.
La protagonista es una mujer viuda tratando de sobrellevar la vida actual en la que estamos inmersos los venezolanos quien dialoga constantemente con su marido y le pide que la ayude a aguantar la realidad de la emigración de su hijo y nietos, la venta de garaje para poder sobrevivir y la cantidad de maromas y peripecias que debe hacer para mantenerse y aparentar el estatus que alguna vez tuvo. Navegando entre la risa y el llanto, Virginia logra que el público se enganche inmediatamente, no sólo por su talento, sino por la temática que aborda que golpea a todo venezolano actual, no dejen de verla.
Luego de aplaudir a Virginia Urdaneta bajamos a la sala 7 a disfrutar de la segunda función de Las Mardillo, farsa teatral inspirada en las célebres hermanas Morillo (Liliana y Lilibeth) particulares personajes de la idiosincrasia televisiva popular de todos los venezolanos. Escrita por Giuliana Rodríguez y Yanosky Muñoz, esta comedia adentra al espectador en un programa de televisión tipo magazine matutino que Las Mardillo han decidido hacer en una televisora regional de su estado natal Zulia. No tengo que contar en qué termina el programa siendo creado por éstas. Las hermanas Rodríguez (Giuliana y Grecia Augusta) son las encargadas de dar vida a estos pintorescos personajes de nuestra farándula, en dos actuaciones contundentes que ofrecen la risa a mandíbula batiente del público que obviamente se identifica plenamente con lo visto.
La tercera función se la dedicamos a la Sala 4 donde se exhibe El último capítulo, comedia de la catalana Mirén Jalón dirigida por Robert Chacón y protagonizada por la veterana comediante Francis Romero, acompañada de Mercedes Benmoha y Gonzalo Guemun. La situación: una escritora de novelas se enfrenta a sus personajes al escribir el último capítulo de una zaga de novelas que la han llevado a la fama. Hilarante y fresca resulta esta producción que coquetea con los Seis personajes en busca de autor del célebre dramaturgo Italiano Luigi Pirandello, donde los personajes de un escritor lo confrontan para poder existir.
Inteligente texto y muy cuidada producción a cargo de Mileidy Torres se refuerza con las correctas interpretaciones de los tres actores que ofrecen al espectador una divertida comedia, no hay que dejarla por fuera de la lista de obras que seleccione en el menú de cualquier noche de Microteatro Venezuela. No se va a arrepentir.
En cuarto lugar disfrutamos de Aquelarre, una propuesta poco usual de microteatro escrita y dirigida por Dairo Piñeres, decimos poco usual ya que se trata de un drama musical, género poco explorado en nuestro teatro y además de corte histórico. Tres mujeres son condenadas a la hoguera por ser acusadas de brujas por un magistrado cazador de brujas del pueblo donde se desarrolla la acción de nombre Nicolás Rémy.
Lo interesante de este montaje no sólo se centra en la producción artística a cargo de Johana Villafranca y la dirección de arte del maestro Héctor Becerra, sino de cómo lograr que un texto de estas características atrape al espectador común que acude a microteatro que tiende a buscar la obra ligera y la diversión.
A mi parecer es un gran riesgo y por eso aplaudo la iniciativa amén de contar con unas sólidas actuaciones de las cantantes-actrices: Verónica Arellano, Eckaterina Guerrana y Claudia Rojas en este espectáculo se combinan de manera eficaz y en sólo quince minutos el riesgo de un texto, una inteligente puesta en escena, comprometidas actuaciones y una lograda estética amén del trabajo de composición musical de Leonardo Maldonado.
Se hunde el barco mi querido capitán fue la quinta oferta que degustamos en el menú microteatral. Original de Oswaldo Maccio y Fernando Azpúrua y dirigida por el segundo, toma la anécdota que se ha hecho famosa de los músicos de la orquesta del Titanic que decidieron tocar en la cubierta del barco ante la inminencia del hundimiento. La comedia muy inteligentemente escrita, nos coloca en la situación de los tres músicos y las decisiones que deben tomar por la emergencia. El mayor acierto es cómo logran hacer del hundimiento del Titanic una hermosa metáfora del país y la terrible situación de crisis que atravesamos. Aitor Aguirre, Jesús Nunes y el mismo Maccio fueron los encargados de encarnar a los músicos que en definitiva toman la mejor decisión ante la adversidad “hacer lo que mejor sabemos hacer”.
Una comedia que al entender la metáfora se transforma en mueca estoy seguro que deleitará al público.
Al cierre de la noche asistimos a La boda de mi mejor amiga, texto de Fernando Martínez y dirección del veterano César Sierra. Dos mujeres quieren vengarse de su mejor amiga la noche antes de la boda por no haberlas nombrado madrina de la misma si no damas de honor, es por esto que toman la decisión de secuestrar al vestido de la novia. Una comedia de equivocaciones y enredo muy bien llevada por Sahara Álvarez y Shakti Maal en un difícil desempeño por el ritmo que exigen las acciones del texto y lo alocado de la situación.
Una impecable producción que hará divertir al espectador desde el primer minuto hasta el último.
En síntesis, creo que a pesar de los dimes y diretes, de los que estén a favor o en contra, de los que argumentan que este formato en micro no es teatro, y después de ser espectador de nueve temporadas y haber participado como director y dramaturgo en tres de ellas que esta experiencia por donde se mire enriquece nuestro teatro caraqueño. En primer lugar le ofrece al espectador que no se ha acercado al teatro una manera de conocerlo y experimentar varios géneros que van formándolo para enfrentarse a una pieza más larga. Segundo es una vitrina importante para exhibir el talento de nuevos y veteranos actores amén de estetas, directores y productores que realizan un titánico esfuerzo por arriesgarse con sus propuestas y lograr captar a un público bombardeado de 27 ofertas más.
Desde Miguel de Cervantes hasta acá se ha hecho teatro breve y el público ha disfrutado y descubierto la magia del teatro a través de él. Mayor mérito es lograr un evento de esta envergadura en un país donde todo está en contra y encuentros teatrales de estas características se han perdido. Donde producir una pieza a los niveles que se encuentra nuestra economía resulta una proeza, por eso estoy de acuerdo con los músicos del Titanic: “Señores: hagamos lo que mejor sabemos hacer”,Teatro.
