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“La gran parada” de cada verano del Teatro Real de Madrid

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¿Sabes qué es “la gran parada” del Teatro Real? Cada año, en agosto, el gran teatro de Madrid hace un stop para remodelar, cuidar y atender su infraestructura, cuyo origen se sitúa en 1738, bajo el reinado de Felipe V. Si por verano entras a su web, podrás ver que la programación de agosto está vacía. ¿A qué se debe esto?

La gran parada es un proyecto de transformación y limpieza que se realiza cada año durante el mes de agosto. En algunas ocasiones, estos trabajos de infraestructura incluyen la renovación de las butacas, la incorporación de medidas de eficiencia energética y la inspección de casi 7.000 puntos en las instalaciones generales para mantener la seguridad del recinto y la calidad de los espectáculos.



100 personas participan en la gran parada

Los trabajos se llevan a cabo durante un mes completo en línea con la normativa de mantenimiento preventivo y de seguridad del teatro. Y cuenta con la participación diaria de 100 personas, incluyendo pintores, mecánicos, eléctricos, montadores y marmolistas.

“Se hace cada año porque nos preocupa mucho la seguridad de quienes trabajan aquí y del público, y es un edificio muy complejo”, explica la directora de Infraestructuras y Servicios Generales del coliseo madrileño, Nuria Gallego. Detalla que es un “proyecto importante” en el que se conjuga la labor de los departamentos de Servicios Generales de Infraestructura, Dirección Técnica y Producción, y “que tiene en cuenta los requerimientos de las óperas que se van a realizar en la temporada”.

Teatro Real Backstage La gran parada

Así, Gallego asegura que esta parada estival es “la más grande” que se lleva a cabo durante el año, aunque en el resto de la temporada se realizan estudios y evaluaciones de riesgo, así como verificaciones cada mes.

Todo el centro se desnuda y se desarma, prácticamente, para dar lugar a todos los procesos de remodelación y cuidado. En primer lugar, se lleva a cabo una limpieza y mantenimiento de la sala que es la primera impresión que se lleva el público, continuando con el descenso de la lámpara para su limpieza y siguiendo por un cambio profundo hacia la eficiencia energética.

El Teatro Real estuvo a punto de ser demolido en los años sesenta tras múltiples amenazas. Subió el telón en 1997. El renacimiento de este magno coliseo vio la luz con 65.000 metros cuadrados de superficie, una capacidad para 1.746 personas y el estreno de El sombrero de tres picos de Manuel de Falla.

La lámpara, una obra de la Real Fábrica de Cristales de La Granja

Para Gallego, el descenso de la lámpara, una obra de la Real Fábrica de Cristales de La Granja, es uno de los trabajos más llamativos del departamento de infraestructura. El proceso se realiza a través de un sistema de descenso del caparazón. Una vez suspendido al nivel de las butacas sigue siendo objeto de las miradas de quienes visitan el lugar en la época estival.

Asimismo, ha explicado que el descenso “se hace varias veces al año para limpiar. Pero desde 2019 también se realiza el cambio de 400 bombillas para sustituir la tecnología incandescente por LED.

Teatro Real La gran parada descenso de la lampara

Esta labor de la gran parada forma parte del proyecto de sostenibilidad del teatro, en conjunto con la sustitución de los puntos de iluminación en el resto de los espacios como la zona del público y los salones. Además del mantenimiento de los Sistemas de Alimentación Ininterrumpida y el mantenimiento de las instalaciones de Media Tensión, Centro Seccionamiento, Medida y Transformación, con el fin de reducir la potencia instalada en iluminación y el consumo en más del 75%, evitando las emisiones de 650 toneladas de CO2 en un año.

De este modo, solo con la lámpara, el teatro estaría disminuyendo la potencia instalada en más del 80%, lo que supondrá un ahorro de 230 megavatios por hora al año, evitando la emisión de casi 90 toneladas de CO2, según datos de la relación de trabajos del Teatro Real.

Butacas, luces y acción

El patio de butacas, cuyos asientos fueron instalados en la reinauguración del coliseo hace 22 años, pasó por un proceso de renovación en 2019, antes de la llegada de la pandemia. En ese momento, se cambió la goma espuma de los asientos de la mitad del patio, las butacas del lado superior y de la sección “Paraíso”.

“Estaban deteriorados en el interior por el uso y por el tiempo, por lo que hemos hecho cambios en el acolchonamiento, pero hemos mantenido la tapicería que además tiene propiedades de cara a la limpieza y contra el fuego”, destaca Gallego.

Asimismo, ha indicado que se realizan ajustes en los respaldos y en la tornillería, “en función de que se van aflojando un poco con el uso”.    En relación a la caja escénica, Gallego ha señalado que los trabajos empiezan desde el nivel cero del escenario a la planta 16 donde se encuentra toda la tramoya. Entre otras cosas, ha agregado que “se calibran los telones, como el cortafuegos o el puente de boca; y se engrasan y limpia todos los mecanismos. Además, se hacen ajustes en la zona de variación del escenario que va desde la cota cero hasta la planta menos ocho y se prueban todas las plataformas”.



Así, la experta explica que solo en la caja escénica existen 15 puntos de chequeo de media, lo que da un total de 3.150 operaciones de mantenimiento que “son sumamente importantes porque implican la seguridad del personal y de los artistas”. “Para que los actores utilicen el sistema de arneses, por ejemplo, debe haber un sistema de prevención muy grande pues el riesgo de caídas o golpes es alto, aunque nunca ha pasado nada”, ha añadido.

La gran parada incluye también labores de limpieza, mantenimiento y pintura, hasta la conservación de áreas a las que no tiene acceso el público, como la cocina inferior. Por ejemplo, se arregla el desgaste de la pintura, especialmente en los espacios del público, escenario y la zona técnica donde se mueve el personal propio del teatro; y se barnizan las maderas que son nobles.

Teatro Real La gran parada croquis

Adicionalmente, se llevan a cabo controles sanitarios con representantes del Ministerio de Sanidad, para los que se elevan las temperaturas de las tuberías, se cloran y desinfectan con un empresa homologada, y finalmente “se revisa grifo a grifo”. Ha detallado que en conjunto con el proceso de desinfección, cada tres años se higienizan todos los conductos a través de un sistema de aire que aspira el polvo.

Al mismo tiempo, ha explicado que “se realiza una limpieza en los conductos de evacuación de la cocina de abajo que donde esta la cantina del personal; se sellan y limpian las chimeneas y se le quita la grasa a todo en una operación doméstica”.

En años anteriores también se ha llevado a cabo la remodelación en el Centro de Control de Vídeo de Audiovisuales como la sustitución de panales acústicos en el techo, el desmontaje de la moqueta del suelo y pintura.

Trabajo publicado por Patrizia Aymerich en El-Teatro.com y Europa Press. 

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