Carlos Márquez nació con el arte de la interpretación. La llevaba en la palabra, en el andar y en las venas. A punto de cumplir 90 años de edad –el próximo 19 de abril– nunca abandonó su vocación. Recientemente se disponía a remontar para el Festival de Teatro de Caracas Un hombre de otros tiempos, un monólogo que José Antonio Real le escribió. Con su muerte deja un legado imborrable en las tablas de Venezuela, así como en la televisión y el cine.
El actor, que inició su carrera interpretando clásicos del teatro universal al lado de quien se convirtiera más tarde en su primera esposa, la actriz Juana Sujo, falleció el sábado a las seis de la tarde, en la Clínica Razzetti de Caracas, debido a un cáncer linfático.
Fue el protagonista de una de las primeras telenovelas venezolanas:La Ciénaga, de Carlos Fernández, en 1954 y destacó como uno de los primeros actores de la pantalla venezolana. Historias como Doña Bárbara (1974), Topacio (1984) Marisela (1984) Señora (1988) y, más recientemente, Mi gorda bella (2002), marcaron su carrera como histrión. Formó parte de más de 30 telenovelas y películas. En cine participó en La matanza de Santa Bárbara (1986), Cangrejo(1982), Carmen, la que contaba 16 años (1978) Adiós Alicia (1977),El joven del carrito (1959) y Pantano en el cielo (1956).
Pero el teatro tenía un lugar especial en el corazón del actor de Guanoco, Sucre. “Me gusta subirme al escenario y hacer buenos textos, sentir la respiración del espectador que comparte conmigo cada escena, cada emoción”, contaba.
Recordaba con pasión la primera vez que lo ovacionaron, en Lluvia, de Somerset Maugham. Con Sujo fundó la Sociedad Venezolana de Teatro y también el teatro Los Caobos. Su amor por la artista hizo que creciera su fervor por las tablas. “Haberla tenido a ella era como estar en el cielo y haberla perdido fue como caer en un precipicio inmenso”, dijo en una entrevista para El Nacional en 2015. También se casó con la actriz Dolores Beltrán, quien murió en 2014.
No tuvo hijos y le sorprendió la viudez. “Me he ido acostumbrando a vivir conmigo mismo, con mi alma, con mi mente, con mi pensamiento”, decía.
Fue ganador del Premio Nacional de Teatro, del Premio Nacional de la Cultura y de un sinnúmero de reconocimientos por sus interpretaciones.
En las redes sociales figuras del espectáculo alzaron la voz por su fallecimiento. “Vuele alto grande entre los grandes. Que en paz descanse”, escribió Maite Delgado. “Un actorazo. Un temperamento. Una reciedumbre escénica sin igual. El gran Carlos Márquez. Fue un lujo escribir para él. Buen viaje”, dijo el escritor Leonardo Padrón.
Su cuerpo fue velado ayer a las dos de la tarde, en la Funeraria Vallés, en Las Palmas. El gobierno le otorgó la Orden Libertadores y Libertadoras en su primera clase, post mortem.
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