Los locos siempre dicen la verdad. Al menos en este paradigma han coincidido algunos autores contemporáneos para explicar un estado de conciencia superior -a veces inentendible para los demás- y pensamientos que terminan por revelar las contradicciones de lo aparentemente normal.
El autor mexicano Jorge Volpi decía en el momento de lanzamiento de sus cuentos Días de ira, que “el loco siempre ha tenido esa función de decir la verdad que no pueden decir los cuerdos”.
En esta misma línea, entre máscaras y reflejos, voces y silencios, de esos que se encuentran en lo cotidiano, Hebu Teatro sube a las tablas El loco y la camisa, una puesta íntima y afable sobre el susceptible límite de la cordura en un entorno familiar.
El texto del argentino Nelson Valente pone de manifiesto las debilidades de una familia, de clase media-baja, que se mantiene al margen de los cambios en un no-intento de comunicación, que termina por evidenciar los fallos y contrariedades del sistema social.
La visita del novio adinerado de la hija (interpretados por Elvis Chaveinte y Rossana Hernández, respectivamente) es lo que dinamita el enredo que sucede en la sala, que bien podría ser de alguna zona popular de Caracas. Flores y manteles combinan en el cuadro con un tanque de agua que pareciera en cualquier momento va a caer sobre el sofá, y que ella quiere esconder para no verse “tan pobre” y “tan fea”. En este juego del disimulo, le pide a su hermano menor, el loco (Gabriel Agüero), que se encierre en su cuarto para que el novio no lo vea.
Su tenaz intuición, la realidad que para el loco es un juego, termina por evidenciar las intensiones de los miembros de la familia a partir del encuentro de una camisa manchada con labial rojo. Un padre machista e infiel (Djamil Jassir) se impone como el poder y el primer eslabón de la cadena de engaños; la madre (Haydée Faverola), ama de casa sumisa, se debate en el rol de mediadora y cómplice de la infelicidad de su estirpe; y la hija, trabajadora, profesional, que no termina de creerse su papel de salvadora porque corre a los brazos de un héroe-lobo ataviado en traje de ovejita, que ya evoca síntomas de violencia doméstica.
La puesta realista y sincera, dirigida por Diana Volpe, entona en clave de comedia las falsedades dentro de los entornos familiares y cómo la misma sociedad escoge estirar la distancia que separa las distintas clases sociales para caer en un ciclo vicioso y caótico, que no termina en el porvenir.
“Una familia esconde a su loco de todas las maneras posibles. Lo esconde del afuera y del adentro. Suprimirlo sería el ideal. ¿Quiénes son los locos y quiénes los sanos?”, se pregunta Valente, para quien los cuerpos y las relaciones toman un carácter primordial en el análisis de las sociedades.
A estos cuerpos, -encarnados a cabalidad por un casting de primera- no solo los conecta la sangre sino la infidelidad, la violencia y la envidia.
El loco y la camisa, que se presentó en el V Festival de Teatro Colombia en Escena, en octubre de 2016 en Boyacá, se podrá ver en la Sala Plural del Trasnocho Cultural, hasta el 28 de mayo, los viernes a las 7:30 pm, sábados y domingos a las 7:00 pm.