creer es quedarse ciega.
no hay más poema
después de eso.
Lila Biscia
El primer contacto que tuvo la poeta argentina Lila Biscia, con la poesía fue consciente y tuvo relación con sus insomnios de adolescente. Manifiesta que a los 13 años no podía dormir y entonces escuchaba la radio. Un día, en un programa, leyeron un poema del que no recuerda el autor. A la mañana siguiente fue a caminar por la calle Corrientes y entró a una librería de libros usados. Preguntó dónde podía encontrar libros de poesía, y le indicaron un estante cerca del suelo. Se sentó en el piso, y eligió sin saber quién era, un ejemplar de la primera edición de “El infierno musical” de Alejandra Pizarnik.
Hasta ese momento para ella la poesía era aquello con rima que la obligaban a leer en el colegio, y de pronto, se encontraba con una mujer que escribe; con una voz poética penetrante; con un sentido de las palabras que la llevaron a buscar, a bucear dentro de ellas. Comenzar a leer poesía, también influyó en mi escritura.
“De chica sólo quería escribir cuentos y nunca supe escribir cuentos. Leer poesía, me hizo sentir que quizás podía escribir, sin saber qué estaba escribiendo”.
El término de “poesía confesional” me genera un poco de conflicto. Me gusta pensar que cuando una escribe, no necesariamente escribe sobre sí misma, sino que en la escritura, se puede ir más allá de lo que una ve, o siente, o nos sucede
La palabra “confesión” me suena a algo arrancado, extraído con culpa, y la poesía me resulta otra cosa, algo más parecido al mar, así lo expresa Lila.
Nos cuenta que su poesía suele centrarme en lo pequeño, en lo minúsculo, y a partir de eso organiza el poema. Ya sea una tos, una hilera de hormigas, un viento que golpea la ventana de una habitación.Creo que esas cosas son las que suelen decirme algo, o las que en realidad me llaman la atención, o las que me alcanzan.
La poeta nos narra su experiencia con las redes sociales, las cuales han sido una herramienta maravillosa para ella porque les han brindado la oportunidad de empezar a conocer otras voces . Si uno piensa en la década del 90 por ejemplo, la cantidad de libros de poesía a los que uno podía tener acceso, en relación a la cantidad de gente que efectivamente escribía, nos estábamos perdiendo un mundo entero. Las redes nos acercó ese mundo a descubrir.
Es cierto que una cosa son las redes o lo que se postea allí, y otra cosa es la consistencia real que pueda tener una obra, pero sin dudas, es una gran puerta para conocer a otros, sobre todo a los que no están cerca.
Yo tengo mis momentos en donde subo más o menos cosas, pero sí, claro, es una manera de poder mostrar lo que una hace, nos comenta la poeta.
“Tengo un blog donde a veces subo poemas, y en general en mi cuenta de Facebook, subo también cosas que leo y me gustan”.
Es según las épocas, hay dos poetas mujeres que particularmente amo, que son Juana Bignozzi y Susana Thenón. También Roberto Juarróz y Mario Morales. Puede leer de ellos un mismo poema mil veces y las mil veces le van a dar vuelta.
Autores como por ejemplo Néstor Perlongher y Leónidas Lamborghini, cambiaron su manera de leer la poesía. Así como la anécdota de la compra del libro de Pizarnik fue un acercamiento, Perlongher y Leónidas también marcan un quiebre importante en su relación con la poesía.
Poetas argentinos contemporáneos nos mencionó a Laura Wittner, Laura García del Castaño, María Negroni, Diana Bellessi, Andrés Neuman, Hugo Mujica, Pablo Romero (que si bien es un poeta muy joven que ha publicado poco, es de lo que más me impactó últimamente y lo recomiendo ampliamente). La verdad es que podría seguir mencionando, pero éstos creo que son los más cercanos a mis lecturas de éste último tiempo.
Gracias a las redes, ha podido conocer a varias poetas de Venezuela que de no existir este intercambio a partir de la web, no se si hubiésemos tenido acceso. A veces, en Latinoamérica, no es tan fácil la circulación de los libros.
Menciona a los que ha ido leyendo, por ejemplo a Gabriela Rosas, quien editó un dossier de sus poemas para una página de Venezuela; Oriette D´Angelo, Eleonora Requena, Jaqueline Goldberg. De todas ellas ha leído cosas sueltas, nunca un libro entero, le encantaría pero en Argentina no se consiguen.
“Y por supuesto mencionar a Rafael Cadenas y Miyó Vestrini, que me parecen de los mejores poetas que leí, más allá de dónde hayan nacido”.
Hizo una mención especial a Marlo Ovalles, expresando que con su página Team Poetero hace un trabajo súper generoso de difusión de poetas en ambas direcciones: de Venezuela hacia fuera, y viceversa.
Su primer libro Tierra animal fue publicado el año pasado por una editorial de España que se llama Harpo Libros. Se puede conseguir en las librerías que distribuyen en España o a través de la web, y en estas semanas se comienza a vender también en Argentina.
Actualmente está trabajando paralelamente en dos poemarios, bastante diferentes entre sí y que están en pleno proceso, así que ya veremos si salen publicados y por dónde. Mientras, a cuenta gotas, voy subiendo cosas a mi blog que se llama “Bajo las uñas” (www.lila-biscia.blogspot.com)
A continuación dos poemas publicados en www.lila-biscia.blogspot.com
Lejos
la distancia no atropella la cercanía
salvo las manos,
cuando piensan .
Orillas
hay algo de suavidad en la palabra lejanía
una intervención del tiempo más que de la distancia
algo semejante a las olas
que produce el río.