Los prejuicios del actor y su vida de azar se ponen a prueba constantemente. Algunos artistas resumen su vida en dos palabras: ensayo y error. Otros, con el paso de los años, van descubriendo sus propios ascensos y declives. Aunque existen aquellos que simplemente afirman que “un día estás arriba, y al siguiente no eres nadie”. Y mientras tanto hay quienes continuamente se mueven en el agitado ritmo diario y la constante lucha del intérprete, para transformar su cotidianidad y frustraciones en arte.
Nuevos retos, miedos y prejuicios en pandemia
¿Te ha pasado alguna vez? Como actor debes enfrentarte cada día a nuevos retos. De hecho, se establece la diatriba de si el actor responde solo a sus sueños y metas o también a los intereses de una gran empresa o compañía productora. Es el caso, por ejemplo, de Raymond Carver, un autor que, guste o no, sufrió la polémica de que el editor Gordon Lish, reescribiera sus textos para poder venderlos.
Ahora, además, estos procesos se han acelerado -o rqalentizado- con la llegada de la pandemia del Covid 19. El actor y la actriz viven en un estancamiento temporal. Sus trabajos se han desacelerado. Los casting están casi paralizados en el mundo. Todo esto puede conllevar a un estado de frustración y tristeza apabullantes. Muchos incluso están sufriendo crisis de ansiedad, paralelas a una explosión de creatividad que viene dada por grandes grupos que se han reinventado en los últimos tiempos.
¿Será este proyecto el adecuado?, ¿Me hará retroceder en mi carrera o, por el contrario, será el salto al éxito?, ¿Podré volver a hacer teatro? Todas estas preguntas encierran el enigma en el que se sumergen los artistas y que, se puede decir, han aparecido desde los inicios de los tiempos.
Los prejuicios del actor llevados al teatro
Existen numerosas obras que hablan sobre los miedos de los intérpretes. También películas. Como ejemplo, podemos hablar de ¿Y por qué no? obra de teatro dirigida por Gabriel Villalba que se presentó en el Teatro La Comedia de Buenos Aires, en 2018. La obra a la que asistió El Teatro, narra mediante canciones, la historia de Cris (Cris Zabala) y Manu (Manu Sota Latino), dos promesas de la escena local que batallan contra los prejuicios del actor (representados por un maestro que es interpretado por Esteban Rozenzsain), para hacerse con sus talentos vocales y acrobáticos, un espacio en las marquesinas.
El musical toma como fuente de inspiración historias clásicas como Fame, Cantando bajo la lluvia y Cabaret. Casi todos musicales enfocados en artistas promesas aspirantes a triunfar en el mundo del espectáculo o Hollywood. En escena, se ve el continuo proceso de audiciones, y con ello las trabas impuestas por la industria escénica para seleccionar a sus artistas, basadas en estereotipos físicos y psicológicos, que solo dejan en segundo plano a los talentos.
Características como la orientación sexual, la cantidad de cabello o incluso, su capacidad de convencimiento, logran puestos más altos en la pila de sus virtudes.
También es una historia de competencias. La lucha interna por alcanzar el objetivo planteado; la pelea contra los otros postulantes para ganar el papel; la batalla por superar las expectativas del jurado y, por supuesto, la encrucijada interna para superarse a sí mismo son las verdaderas realidades de un intérprete que día a día se debe enfrentar algo sin condicional: lograrlo.
El fracaso no es una opción
Tener gran desempeño y agotar las entradas
Parece, desde la perspectiva del espectador atento, que la exigencia individual de un artista carece de ojos para visualizar los límites. Incluso cuando se trata de barreras impuestas por su entorno. Este es otro de los factores que pueden minar su triunfo es el costo de producción y los precios a pagar por derecho de autor.
Los elevados montos de la producción de una pieza de teatro, los costos de los derechos de autor, entre otros temas burocráticos y fiscales, pueden determinar que un espectáculo se mantenga en cartelera durante un corto o largo periodo. Los inversionistas suelen exigir continuamente gran desempeño y buena taquilla, para recuperar el dinero apostado por la pieza, lo cual se traduce en una batalla interna.
Sin mencionar que esto acarrea una mayor competencia por los papeles (personajes).
Detrás de esto hay una enseñanza que vas más allá del espíritu de competir. Cada individuo es un cofre que guarda dones. Y depende de cada uno convertirlo en obras, a la que solo llegará mediante el establecimiento de metas.
Ser artista, en otras palabras, significa dar forma a lo que de otro modo no la tendría. Es abandonar la idea del fracaso, desechar o guardar las depresiones, tener la vista puesta en el otro, con amor propio y lealtad individual, sobre todo en un entorno moderno lleno de sustancia líquida, que se muestra volátil y perecedero.
Meryl Streep lo diría mejor con su frase: Take your broken heart and make it into art (Toma tu corazón roto, y conviértelo en arte, en español).
El teatro musical, una urgencia por cantar la realidad y denunciarla
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Por Gabriel Guzman y Patrizia Aymerich.