Luis Bermejo es uno de los actores más reconocidos de España. Actor y director teatral, en 2009 obtuvo una nominación en los Premios Goya en la categoría de actor revelación por la película Una palabra tuya, y otra en los Premios Goya 2015 como Mejor Actor Protagonista por la película Magical Girl.
Aunque se mantiene a raya de las tendencias en redes sociales, este madrileño nacido en 1969, ha sabido destacar por su talento y versatilidad en roles que conoce todo el país. El teatro ha sido, para él, pilar y origen. Inició sus estudios justamente en la reconocida escuela de Cristina Rota de la que han salido muchos de los intérpretes más conocidos y exitosos de nuestro país.
Sus primeras apariciones en series fueron en papeles pequeños o episódicos en títulos como Compañeros, Lexx, Tierra de lobos, Hospital Central, La familia Mata y El síndrome de Ulises. Hasta alcanzar la fama en teatro y cine. Entre sus últimos trabajos en la pantalla grande destacan La Tribu, Campeones, Kiki, el amor se hace, Tu hijo o Magical girl, por la que estuvo nominado a los Premios Goya como Mejor Actor Protagonista.
En El-Teatro entrevistamos a Luis Bermejo en ocasión de su presentación en la pieza Los que hablan, dirigido y escrito por Pablo Rosal y que el actor protagonizó junto a Malena Alterio, en el madrileño Teatro de Barrio. En esta oportunidad, conversamos sobre la comedia, el humor y su importancia para retratar los problemas de una sociedad.
Luis Bermejo sobre el teatro, la política y la tecnología
-La obra Los que hablan es una comedia que ha viajado por toda España. ¿Cómo piensas que el humor en esta obra puede servir como herramienta para hablar de cosas más profundas y complejas de nuestra realidad?
-El humor ayuda a esclarecer las verdades, nos defiende del miedo. El humor y la risa hacen que seamos mejores personas. En este sentido lo defiendo, lo practico a diario en mi casa, con la danza. Yo creo que este espectáculo profundiza muchas cuestiones, una de ellas es la dificultad que tenemos los seres humanos de hablarnos, de estar con el otro.
“¿Como estás?” esta pregunta es muy difícil de contestar, necesita tiempo y un espacio, la voluntad de uno y del otro. Es un espectáculo que también reivindica el contacto con el otro, la pasión para hablar y estar con el otro de verdad. Yo no tengo redes sociales, no las frecuento tanto, pero veo un exceso de comunicación. Mucho ruido y no hay profundidad, y creo que con este trabajo se invita a esta profundidad.
El humor ayuda a esclarecer las verdades, nos defiende del miedo
-¿Qué lugar deberían ocupar temas vinculados con la política o la crítica social en el teatro?
-Es verdad que el Teatro del Barrio desde su fundación tiene una voluntad de estar conectado con la actualidad, de plantear una reflexión sobre cómo vivimos, la ciudad y sus ciudadanos, está vinculado a los movimientos que en su día nacieron del 15-M. En el teatro, todo es político. Los que hablan tiene un contenido que es un trabajo que se aborda desde el absurdo, desde el teatro del absurdo, tiene algo del teatro existencial.
Todo esto plantea lo que subyace como un río vivo, es una cuestión política. Hablemos de la dificultad que tenemos como seres humanos para comunicarnos, y eso es algo de primer orden en cuanto a lo político. Estamos viviendo un momento de mucha toxicidad en los vínculos de los partidos políticos, no llega la comunicación, llega muy toxicidad, llega muy sucia.
El Teatro de Barrio es un teatro político porque es luminoso, da esperanza, porque plantea muchas preguntas, para que vengas tú aquí y las resuelvas y las compartas y si quieres publicarlas las publiques. Estamos pensando demasiado, tenemos que apelar a la palabra poética. El teatro político apela también a esta palabra y forma parte de lo mismo.
Estamos viviendo un momento de mucha toxicidad en los vínculos de los partidos políticos
-¿Cómo describirías el teatro que se hace hoy en día en España? ¿Cuáles son las tendencias?
-Yo creo que estamos asistiendo ahora a un freno de los espectadores del teatro. Estamos viviendo, afuera en la calle, un retroceso del progreso, y creo que lo único que puede hacernos mejores personas, y puede dar aliento y esperanza y ganas de seguir hacia adelante son espacio y propuestas teatrales, como el Teatro del Barrio o compañías que aborden espectáculos que nos hagan reflexionar sobre el ser humano y cómo nos relacionamos.
Yo no veo propuestas progresistas, yo veo que se está retrocediendo hacia postulado, y propuestas que lo que hacen es defender cuestiones que yo pensé que ya estaban olvidadas. Hay partidos políticos o hay grupos que defienden unas cuestiones tradicionales españolas que yo creo que ya deberían estar pasadas. Yo creo que hay una tendencia general.
Ahora mismo el único movimiento que toma la calle es el movimiento feminista. No hay movimientos que tomen la calle. La calle no está tomada, está tomada por otras fuerzas de orden que no son ni los partidos políticos, ni los sindicatos, ni otro tipo de asociaciones. El teatro es un reflejo de la calle, tiene una ventana abierta a la calle. Debe ser como una plaza, no se debe alejar. Que haya propuestas artísticas puramente cómicas, está muy bien pero a mí, el teatro que me gusta es el teatro que se conecta con la plaza. Por eso lo conecto con los movimientos feministas que en el Teatro del Barrio también tienen eco.
“El teatro que me gusta es el teatro que se conecta con la plaza”
-¿Cómo piensas que la pandemia impactó el teatro?
-Todas las restricciones qué surgieron durante la pandemia hicieron que paradójicamente, se convirtiera en uno de los lugares más seguros, por las medidas que se tomaban. Muchos pensaron que eran lugares potencialmente de contagio. Pero claro, vivir del 50% de butacas fue terrible para este [Teatro del Barrio] y para muchísimos teatros.
Mucha gente se ha quedado tocada y tiene resistencia a los espacio más cerrados, a compartir experiencias, hechos teatrales, en este caso.
Con el tiempo he estado viendo, entre gira y gira, que se va retomando el pulso que teníamos antes de la pandemia, pero aún nos queda mucho. Yo si que creo que hay una legión de intérpretes volcados y muy interesados por la salud del teatro, yo me incluyo. Para mi el teatro es un espacio de libertad, una tribuna libre todavía, un espacio para el intérprete de poder seguir buceando en las entrañas de los personajes. Poder seguir habitando cada tarde y compartirlo con los espectadores. Es un lugar que contiene medicina secreta para el espíritu.
El teatro que le gusta a Luis Bermejo
-¿Cuál es el futuro del teatro? ¿Más tecnología y digitalización?
-La tecnología está bien si se usa bien. Para mi el teatro es como si llegara a la plaza. Tú te sientas a escuchar y eso va a perdurar toda la vida mientras vivamos, sino esto será otra cosa, será Blade Runner o otra cosa, será un modelo social diferente. El ser humano necesita que alguien le conmueva, le cuente historias, porque esto es lo que pasaba cuando éramos pequeños. El misterio va a seguir sucediendo, y en eso el teatro puede usar la tecnología a favor pero no debe olvidar la palabra, el movimiento, la danza, lo performativo dentro de la danza.
Yo reivindico el teatro desnudo, el teatro de ingenio, de dos personas que entran se sientan y hablan. Están sentados y eso es lo que hay, no hay ningún artefacto tecnológico, ningún aparato tecnológico. No estoy en contra de la tecnología, es verdad que uno la tiene que usar o esos medios de las redes sociales para que suene. Pero en el teatro es eso justo que el espectador abandona. La idea es que esa hora y media o dos horas que dura el espectáculo, viva una experiencia más espiritual, que se salga de ese enganche de las redes.
-¿Qué teatro es el que te gusta ver?
-El teatro que me habla directamente a mi, que me habla al alma. El teatro que me gusta ver es como el cine que me gusta ver. Que habla de las relaciones humanas y de las dificultades que tenemos para amar, para ser nosotros mismos. El teatro sincero, honesto, que no se quede en la superficie, que profundice un poco más. Eso es lo que me va a hacer salir del teatro brillando. Lo otro van a ser elementos para estar bien pero que me van a alienar y que me van a confundir más. Quiero algo que me de luz.
“El teatro es un lugar que contiene medicina secreta para el espíritu”
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