Contar una historia, si palabras, no es fácil. Aunque el verbo a veces estorba y confunde, lograrlo con detalle y precisión no resulta hazaña sencilla. El caso es que hay que saber conectar con tus oyentes y tocar sus corazones. Es lo que ha sucedido este jueves 22 de agosto de 2019 en la Feria de Teatro de Castilla y León, en Ciudad Rodrigo, con Sin Miedo, un espectáculo de circo de la compañía Maintomano sin palabras pero con mucha voz.
Una pareja de acróbatas, Morgane Jaudou y Marcos Rivas, dirigidos por Pablo Ibarluzea, convierte el escenario en un espacio de juego en el que el primer personaje que se ve es el miedo. Entran a escena con las cabezas escondidas en baldes vacíos, usados a modo de casco, y ojos expectantes, temerosos del exterior y sus riesgos. Hasta que por fin salen del fondo, separados del público por una malla de metal, y comienzan una historia que se parece mucho a la vida.
Los vemos jugar, correr, reír y nuevamente esconderse. Burlar, fantasear, intentar y volver a esconderse. Todo esto acompañados de un trapecio y un juego de cuchillos que pone al filo las intenciones por salir adelante.
Los personajes parece que empiezan a conocerse, se enamoran y luchan juntos contra las adversidades que no son más que sus propios obstáculos internos. En este punto, valdría recordar la frase atribuida a Franz Kafka que dice: “Tiene miedo de morir porque aún no ha vivido”. Bajo esta circunstancia, los dos personajes, niños o adultos, según se vea, pareja o amigos, como quiera, sale a la calle, al revuelo o al caos para enfrentarse con sus propias humanidades.
La filosofía de la compañía –que cuenta con numerosos espectáculos cosechados desde 2005– es “Hazlo y si te da miedo hazlo con miedo”. De este modo, resisten sobre una estructura metálica, se balancean sobre una escalera de madera, discuten ante una pared en la que lanzan cuchillos y se arreglan subidos el uno sobre el otro conectados por un balde metálico. La realidad y la historia pendiendo del mismo hilo.
Para ellos, Sin miedo es un abordaje poético sobre el miedo y las maneras de superarlo. El miedo como medida, el miedo como estímulo. Así, la escalera, por ejemplo, establece los objetivos, los desafíos, las dudas, las certezas y el riesgo. Para nosotros, es también el encuentro con ese miedo y su solución.
El espectáculo no solo brilla por lo sorprendente que resulta siempre el circo, que deja sin aliento al público, sino por la magia de ambos intérpretes que dejan el corazón en el escenario. Es evidente la química entre ellos, de 10 años de experiencias juntos como Pincelados, Liricirco o Ekilibuá. También maravilla porque en la sutileza y sencillez de los gestos, de las miradas y las sonrisas, sin pretensiones ni atavíos, dibujan una historia que tiene que ver también con dejarse llevar. A veces, por los sueños, las metas, los intereses de la vida, y otras, por el amor.
La coreografía aérea es de Zenaida Alcalde, la composición musical de Borja Fernández, la producción musical de David Suárez, el iluminador es Alberto Rodríguez, la escenografía es de Marcos Rivas y Antonio Cerro.