Destacados"El malparido del sombrero" y la desidia sofisticada

“El malparido del sombrero” y la desidia sofisticada

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Una realidad violenta, desquiciada y marginal se pone el sombrero. Con un símbolo de elegancia, el autor estadounidense Stephen Adly Guirgis cobija a cinco personajes y los aupa en el quebranto de sus juicios morales. Su obra, El malparido del sombrero llega a La Caja de Fósforos como parte del Festival de Teatro Contemporáneo Estadounidense, en una restitución de filosofías del sinsentido de la vida o del relativismo moral.

El autor es muy astuto al presentar sus dilemas mediante el engaño y el amor. Los protagonistas revelan sus decadencias con figuras de la actualidad que buscan tapar los problemas cotidianos y las dudas existenciales.

Jackie es un ex presidiario que al salir de la cárcel regresa con el amor de su vida, Verónica, y busca rehabilitarse en los “programas de seis pasos” de Alcohólicos Anónimos de Ralph. Este último se presenta como un padrino redentor que salvará a Jackie de sus adicciones con la máxima de “vive el momento”. Su ideología no es clara, y a medida que se desarrolla la historia, va destruyendo a los demás personajes con un monumento de estafas discursivas, en las que de hecho está inmersa concienzudamente, Victoria, su esposa.

“La gente que engaña, engaña siempre. Es un acto de autosaboteo”, dice en un momento Ralph.

La búsqueda por la verdad es disparada en el momento en que Jackie encuentra un sombrero en la cama de Verónica, drogadicta e infiel.

El primo de Jackie, Julio, surge como una especie de mediador. Un tipo excéntrico, fitness,  healthy, con conocimientos de artes marciales, que insiste en ayudar a Jackie para reivindicarse del desprestigio que ha sufrido. La dependencia afectiva y la inconformidad personal marcan las conexiones entre los personajes.

Hablar de El malparido del sombrero, dirigida por Ricardo Nortier, es hablar de una desidia que no se ve, sino que se lee en un lenguaje teatral terco pero reflexivo. La gran fortaleza del montaje, y lo hermoso de su arte, versa en el mero texto que habla del amor, el engaño y el intento por escapar.

En el escenario no hay elementos que den lugar a la marginalidad que cohabita con los personajes. La puesta en escena descarta el exceso y se apoya en ocho camas y un sombrero, que se repite para ejercer de conductor de la historia. El sombrero que es una pistola o cocaína, podría representar el vicio y el error. En ocasiones el objeto es un plato de panquecas o de huevos, lo que podría confundir al espectador con respecto a su significado. Pero, en ese sentido, nos atenemos a la idea de que podría denotar duda y engaño, aquello que se utiliza para tapar una realidad incómoda. En esta tragicomedia el símbolo satírico lo porta el sombrero que, justamente, se viste en la cabeza, donde todos lo ven.

Los cambios de escena pecan de toscos y de inútiles. Bastaría más no sacar esas sábanas llenas de polvo que no aportan al montaje, o dejar menos camillas para ayudar a la fluidez de la transición.

Pese a esto, su sencillez colabora en el disfrute de la obra en la que resaltan los actores por su naturalidad. Destacan Giovanny García y Paúl Gámez. También actúan Nakary Bazán, Ricardo Nortier y María Antonieta Hidalgo. Esta última (El pie de la Virgen y Maridos y esposas) siempre destacada en sus interpretaciones, desvanece la fuerza de su personaje en una niña bonita contorneándose, y deja escapar a la mujer sufrida llena de vicios, excesos y heridas.

En su estreno en 2011, en Broadway, el portal Variety reseñó que la obra de Guirgis se siente nerviosa y ligera, y que “no tiene el peso suficiente para lograr la muerte de la esperanza”. Su autor fue descrito por The New York Times como un “cronista prolífico y errático de vidas marginales”.

La Caja de Fósforos aloja actualmente las mejores opciones teatrales de Caracas. Pero, cabe acotar que el teatro es una experiencia que inicia antes de entrar a la sala, y es importante cuidar el espacio –que al momento de nuestra llegada estaba lleno de perros, humedad y olores– y la hora de apertura de sala.

El malparido del sombrero puede verse los viernes a las 8:00 pm, sábados y domingo a las 7:00 pm, hasta el 18 de septiembre, cuando finalice el festival.

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