Dicen que el mundo está perdido.
Quizá alguien lo encuentre en un poema.
María Gabriela Lovera
El Teatro entrevistó a la poeta venezolana María Gabriela Lovera, acerca de su trabajo poético y su experiencia sobre la palabra.
Primer encuentro
Su primer encuentro con la poesía fue a los ocho años. “Tuve la inmensa suerte de que mi madre nos llevase con ella a Europa por trabajo. En París, en la escuela primaria a la cual asistía, impartían un curso de poesía una vez por semana. Fue en ese espacio que entré en contacto con poetas como Blake, Rimbaud, Frost, Baudelaire, Williams”, manifiesta.
Nunca había escuchado hablar de ellos y le costaba pronunciar sus nombres; mucho menos había imaginado que podía existir una forma de escribir que hiciese del acto de abrir una nevera y encontrar una ciruela madura y fresca un homenaje a la vida.
De inmediato, le cautivó la rima y la infinita posibilidad de combinar palabras en busca de nuevos sentidos con los cuales acercarse a la belleza. “De repente, la tela raída del sofá adoptaba patrones extrañamente bellos: una boca volando sobre un muro de piedra, moscas revoloteando alrededor de un teléfono”, apunta.
“la poesía se convirtió en una búsqueda de patrones imposibles, en un juego de las palabras, pero también en un refugio”.
Confiesa que la poesía fue adquiriendo un carácter mágico, sanador; en sus poemas podía exorcizar el dolor, la soledad. Además de estudiar piano también asentó la importancia de ordenar el mundo melódicamente. Mantener un ritmo coherente le resulta fundamental. La música es su mejor guía durante toda experiencia trascendental.
“Nunca sentí que encajase en el mundo, como si hubiese algo roto en el centro de mi ser que no calzase en el rompecabezas general”.
La poeta María Gabriela Lovera confiesa que en Venezuela, en el oriente del país, en la isla de Arapo, fue donde encontró paisajes que alimentaron con mayor vividez su imaginario personal. Cuenta como los corales transparentando en aguas cristalinas, el sonido lejano de los peñeros partiendo a la pesca, el cemento ardiente de los muelles en pleno mediodía, la maraña de árboles tejiendo insomnios en la noche.
“Aún sueño con ese lugar y pienso que todo ser humano debe tener uno: ese territorio de anclaje que permanece intacto en la memoria. Para muchos el paraíso perdido”.
Empezó a escribir imitando a los grandes y más importante aún a garabatear versos propios cuando se convirtió en lectora. Sus padres al ver que le gustaban los versos, le compraron libros. Fue entonces cuando descubrió a Dario, Lorca y Machado, por ejemplo.
De vuelta en Venezuela a escritores latinoamericanos que la enamoraron: Vallejo, Juarroz, Huidobro, Paz, Varela, Cadenas, Pizarnik, Montejo, Parra, Gerbasi, Neruda, entre otros; así como de otras partes del mundo: Ajmátova, Pessoa, Ungaretti, Cavafy, Plath, Tranströmer, Benn, De Andrade, Dickinson. Sus lecturas saltaban desordenadamente de un país a otro, pues no concebía fronteras para la poesía; aún no las concibe.
Recuerda el título del primer poema que escribió sin emular; “Árbol y estrella” lo llamó. Le tomó mucho tiempo terminarlo. Ese poema sentó la tónica de su obra futura, en la cual siempre habla de la noche como tránsito creador; o añoro de una infancia imposible; o reniega de la imposibilidad del lenguaje para anclar lo sublime.
Primera publicación
Comenta que tuvo la suerte de conocer, a finales de los noventa, a Belkys Arredondo Olivo, quien publicó su primer trabajo en forma de plaquette, con el Taller Editorial El Pez Soluble. En ese momento cursaba su segundo taller de creación literaria del CELARG, aun así, no se tomaba en serio a sí misma como posible escritora. Belkys le dio una oportunidad y la impulsó, gesto que le agradece.
A partir de ese momento, acepté lo que ya sabían mis entrañas, que la escritura daría forma a mi vida como a un trozo de arcilla.
Los últimos poetas que le han cautivado son: Ocean Vuong y Chantal Maillard. “Ambos actuales y sorprendentes. También he descubierto a Si Kongtu, quien vivió durante la Dinastía Tang y dejó de los versos más perfectos que he leído jamás”, asegura.
Movimiento poético en Latinoamérica
En cuanto al movimiento poético latinoamericano, cree que goza de excelente salud. Manifiesta que son muchas las voces que se alzan con valentía y originalidad ante un mundo aturdido por el exceso de datos, de información, de imágenes repetitivas en redes sociales.
Jóvenes que iluminan Internet con poemas audaces, implacables, desgarradores.
Menciona algunos ejemplos: Indira Carpio, José Miguel Navas, Noel Alonso Ginoris, Hubert Matiúwàa, Nathaniela Montilla, Ireri Campos, Juan Romero Vinueza, Estfany Vaca, Luis Perozo, Juventino Gutiérrez, Francisco Trejo, Milagros Meleán, Xel-ha López y Abelardo Baldizón. Agradece al joven poeta venezolano y editor de Azalea Ediciones, Luis Ignacio Cárdenas, el haber conocido algo del trabajo de muchos de estos escritores.
Su conexión con la escritura este año es la misma de siempre, sólo que con Internet se ha magnificado. Resalta que las redes sociales ofrecen un espacio de ruido y dispersión, pero también pueden ser una herramienta de intercambio y difusión de contenidos interesantes. Se aprende a navegar sorteando obstáculos y pescando sólo aquello de valor.
Poemarios publicados de María Gabriela Lovera
- Por debajo del viento, Taller Editorial El Pez Soluble, Caracas 2000.
Disponible gratuitamente online en: PoesiaVzla. Se trata de un plaquette con 14 poemas, de la cual sólo existen 100 ejemplares numerados. Es un libro objeto que he podido digitalizar para que pueda ser leído online. - Y de la noche tanto, Ediciones 50 de 50, Caracas 2004.
Disponible gratuitamente online en: PoesiaVzla. Libro editado por la poeta venezolana Claudia Noguera. Es un poemario de mayor madurez y exploración del lenguaje. - Sabia vida Savia, manual de irrealismo pragmático, Amargord Ediciones, Madrid 2008.
Disponible gratuitamente online. Su primer trabajo editado en España por el sello Amargord Ediciones. Es un libro ilustrado y diseñado por la artista Daniela Gulglielmetti y prologado por Pablo Fernández Christlieb. Está inspirado en una serie de collages acompañados con versos que dedicó a una gran amiga que estaba pasando por un mal momento. - Desvelos, Amargord Ediciones, Madrid 2012. Se puede adquirir en La Casa del Libro (España) a través de su Web. Poemario editado en España por Amargord Ediciones, es un compendio de poemas que amplia los temas que siempre me atañen: noche, silencio, soledad, bosque, pero explora más allá de ese imaginario habitual.
- Duendes caseros, ¡hasta en la tostadora!, EDAF, Madrid 2016.
En venta en Todostuslibros.com y en Amazon en todo el mundo. Su primer libro para niños. Fue ilustrado y diseñado por la artista Daniela Guglielmetti y editado por EDAF en Madrid. Reúne descripciones de 21 duendes que habitan la casa de una familia, que podría muy bien ser ser la tuya o la mía. Está escrito en verso y con humor. - Extraño vértigo, LP5 Editora, Santiago de Chile, 2020.
En venta en Amazon en todo el mundo. Su más reciente poemario y el más personal hasta la fecha. Editado por Gladys Mendía (LP5 Editorial) viene acompañado de algunas ilustraciones de la artista Alba Hoyos y prologado por José Miguel Navas.