Freddy, Jennifer y Gerardo son estudiantes de quinto grado cuyos padres, de origen mexicano, trabajan en los campos de cultivo de Wimauma y sus alrededores.
La mayoría de estas familias son de origen humilde. Llegan desde Oaxaca, el quinto estado más grande de México, con la idea de mejorar sus condiciones de vida y ofrecerles un mejor futuro a sus hijos pequeños.
Fredy, Jennifer y Gerardo no son la excepción a la regla. La única diferencia es que son parte de un grupo de alumnos que, además de seguir y atender a sus clases en el colegio RCMA de Wimauma, toman cursos de actuación y teatro junto a una veintena de compañeros, de entre 10 y 11 años de edad.
La RCMA es una organización sin fines de lucro que asiste a familias de bajos ingresos y presta servicios a aproximadamente 8,000 niños a través de más de 75 centros educativos y dos escuelas chárteres. La organización ofrece ayuda de cuidado y desarrollo infantil. Los programas de la entidad tratan de evitar el abandono escolar debido a la falta de medios y al constante desplazamiento laboral de sus padres.
El objetivo de la iniciativa artística sobre el escenario no es que se conviertan en actores profesionales, sino que aprovechen la artes escénicas para enriquecer y consolidar su aprendizaje y se desenvuelvan con soltura.
Gerardo, de 10 años, lo entendió de esa manera. “Es divertido y me gusta mucho”, dijo el pequeño sobre el programa de educación.
Sus ojos vivaces siguen al pie de la letra las directivas y recomendaciones de Phillip Goodchild, su profesor de turno y hombre de sonrisa amplia que hace varias semanas ha estado trabajando con el grupo de estudiantes mediante ejercicios de arte y teatro.
Goodchild es una de las piezas claves del programa que surgió de una alianza con el centro de artes Straz y el conservatorio Patel.
El programa apunta a que los alumnos sepan y entiendan el significado del teatro y que le tomen ‘el gusto’ al quehacer escénico para que vayan tomando confianza y, a la vez, pierdan el miedo de hablar o expresarse, a título personal, frente a un grupo de personas.
Los niños son totalmente bilingües y siempre están dispuestos a experimentar con situaciones nuevas, dijo la portavoz y enlace familiar de la entidad educativa, Marcela Estévez.
Agregó que la alianza con Patel y el Straz lleva aproximadamente siete años en curso. El semestre pasado, explicó Estévez, completaron un programa integral con música y danza que ayudó a los alumnos a conocer diferentes culturas y tradiciones.
“Siempre hay algo que tenemos para ofrecerles a nuestros niños, algo que refuerce su educación”, precisó Estévez.
La población estudiantil son hijos de padres que trabajan en el campo y generalmente deben cubrir horarios que incluyen los fines de semana. Estévez dijo que la escuela ha sobresalido desde que abrió sus puertas hace algunos años gracias al respaldo de donaciones privadas que canaliza el RCMA y a la buena reputación que han ido consolidando en el marco de una educación seria y consistente.
Estévez sirve como mediadora entre padres, estudiantes y maestros. Dijo que la escuela tiene actualmente una población de 310 estudiantes, desde el básico hasta 8vo grado. La escuela ofrece también clases y programas que se dictan en agenda abierta y en el horario de 3pm a 5pm.
“Puedo decirle que todos disfrutan de un programa que nos interesa mucho que nuestros alumnos lo hagan bien y para que salgan adelante”, precisó Estévez. “Trabajamos muy intensamente, los 12 meses del año”.
Estévez indicó que los padres están bastante conscientes de la educación escolar. “Por eso ellos están aquí, apoyando a sus hijos, para que tengan una mejor vida”, dijo Estévez. “En general se interesan por la educación de sus hijos, aunque no es fácil, porque a veces los padres son muy jóvenes y no saben cómo hacerlo de la mejor forma”.
Goodchild dijo que el programa no solo ha sido exitoso sino que, en el plano personal, fluye una sensación de gran satisfacción por el interés y la buena disposición de los alumnos.
“Trabajar con los estudiantes en RCMA fue muy alentador. No creo que muchos de ellos tuviesen una exposición previa al teatro, pero ha sido increíble ver cuánto crecieron en confianza durante el transcurso de estas ocho semanas”, sostuvo Goodchild.
Explicó que tiene la esperanza de que estos estudiantes continúen explorando el teatro y todo lo que pueda hacer el desarrollo artístico para beneficio de ellos. También se mostró confiado en que lo aprendido sirva como una herramienta de ‘despegue’ para que expresen sus sentimientos y sigan aprendiendo más cosas en un ambiente seguro.
“A veces ha sido un reto, ya que este grupo era especialmente tímido y risueño, sobre todo cuando se les pidió que trabajaran con gente del sexo opuesto”, comentó Goodchild a CENTRO Tampa.
“Pero al final han trabajado juntos y mucho mejor de lo que venían haciendo al principio”.
73.43% de la población de Wimauma es de origen hispano.