Como un efecto directo de la expansión mundial del Coronavirus no solo está el incremento y agudización de las medidas preventivas para evitar nuevos contagios mediante el aislamiento social, sino que la recesión económica que sigue casi inmediatamente es una consecuencia que incluso el teatro ve llegar.
Frente a una serie de hechos que impactan directamente sobre las principales rutinas de las personas ante la ausencia de una cura comprobable del Covid 19, la caída en las cifras del sector económico ya se empieza a notar en cada uno de los sectores de la población. Por esto, la industria del entretenimiento tomó cartas en el asunto y encontró nuevas formas de canalizar el mensaje artístico desde la virtualidad y, a su vez, sensibilizar desde su nicho los diferentes espacios. Sin embargo, el miedo crece y esta vez es indetenible.
Espectáculos de España, Colombia, Uruguay, Chile y hasta Argentina, se han visto en la obligación de cerrar sus puertas como una medida de prevención. Y, tras la orden de las autoridades correspondientes, han tenido que reprogramar sus piezas en curso.
Estas medidas generan un vacío en los artistas y creadores culturales. Más de uno se ha quedado ya sin trabajo. Otros, han tenido que modificar su dinámica para ofrecer nuevas alternativas, como obras de teatro online. Así, parece que el teatro se une al miedo de una crisis mundial.
Corina Fiorillo, directora teatral e invitada del Teatro Timbre 4 en Argentina señala, en entrevista con El-Teatro, que, aunque el espectáculo se vio afectado “enormemente” las circunstancias ofrecieron un lado positivo que también es necesario apreciar.
“Creo que todo esto más bien nos enseñó a los argentinos a establecer prioridades”, explica. “Surgió una reformulación que le permita al público participar de los espectáculos de forma libre y gratuita y es que todo se ha ido subiendo a las principales plataformas digitales para que todos nos quedemos en la casa”, agrega.
De esta manera, teatros como el Timbre 4, el Teatro San Martín y el Teatro Nacional Cervantes se sumaron a esta nueva estrategia con diferentes materiales como “Las lecturas de King Kong“, mientras que grupos variados de artistas (actores, directores, dramaturgos) organizaron espontáneamente lecturas de cuentos, poemas o inclusos fragmentos de obras como parte de la iniciativa “Leer en casa”.
Sin embargo, Fiorillo resalta que, aunque es una manera de seguir comunicados con el espacio teatral, “el impacto económico que se avecina es muy grande, especialmente en la clase baja. Son tiempos de ponerse a tono con la crisis y ponernos al servicio de ellas”. “Aunque es una crisis mundial, debemos aprender a repensarnos”.
Viviendo de los “ahorros”
La directora teatral revela que, como una medida para aplacar los efectos de una crisis que parece avecinarse, diversos grupos del teatro independiente argentino se han visto en la necesidad de recurrir a la solicitud de un subsidio estatal de emergencia.
“Sabemos que ahora la prioridad es la salud de nuestro país. Pero hay que decir que nosotros dejamos de percibir ingresos. Yo incluso estoy viviendo de mis ahorros en familia. No sé ni siquiera si los pequeños teatros van a sobrevivir a todo este tiempo cerrados”, declara la directora de piezas como Tebas Land.
“Nosotros tenemos una sala de teatro independiente con 40 localidades que alquilamos y, aunque la dueña se mostró bastante flexible, no sé hasta cuando nos va a esperar sin pagar. Creo que esta situación ‘a gatas’ no va a soportar tanto, pero apuntamos a la solidaridad que tendremos entre todas aquellas salas que sí pudieron resistir a todo esto ayuden a las otras”, comenta.
“O nos hacemos más solidarios o nos hundimos todos”.
Subsidios para las obras suspendidas
La autora, directora, actriz, docente del CELCIT y artivista, Claudia Quiroga, coincide con su homóloga Fiorillo al considerar que la pandemia representa un golpe “tremendo”, en la economía del país.
También ve el lado positivo de la situación. Plantea que esta sería una oportunidad para el sector artístico de hacerse notar ante las autoridades estatales y reclamar la atención que se merecen.
“La situación de la industria cultural fue deficitaria en estos últimos años de gestión, totalmente desatendida. A esto sumamos que les trabajadores del teatro vivimos en un estado de precariedad laboral desde hace varias décadas, aunque diría también que desde siempre”, confiesa la creadora y protagonista de la pieza teatral Peregrina.
“No contamos con jubilación, vacaciones, licencias, obra social o seguro de desempleo. Apenas, el cumplir con las obligaciones de monotributista puede garantizar una cobertura médica y un aporte mínimo jubilatorio”.
Quiroga agrega que en este escenario “poco alentador”, los principales responsables de los espacios teatrales han apartado sus intereses económicos para poner, una vez más, el arte al servicio del espectador y facilitar los accesos en una atípica situación de contingencia.
“Muchas salas independientes han liberado una cartelera de espectáculos virtuales de manera gratuita. Lecturas por redes, clases magistrales y todo tipo de iniciativas artísticas, se instalan a diario en las redes”, comenta la también escritora y dramaturga. “No hay fronteras entre personalidades destacadas y aprendices de la actuación. Estamos aportando nuestro granito de arena y nuestra gran esperanza”, añade.
“Mi visión, como dije antes, es percibir la oportunidad. Que, atravesada esta crisis externa, lleguen planes de fomento genuinos y constantes para el sector, a corto, mediano y largo plazo”, declara Quiroga.
Del mismo modo, indica que sería importante fortalecer la producción en su desarrollo y circulación, para generar así nuevos públicos que se interesen por el contenido artístico.
“Espero que lleguen los subsidios en lo inmediato ¡y ya! para compensar los trabajos que quedaron pospuestos o suspendidos”, dice. “Al fin de esta cuarentena tenemos que llegar en óptima salud, para cumplir con nuestros compromisos de una vida digna, también”, concluye Claudia Quiroga.
Miedos e incertidumbres en el teatro
Hay quienes se adelantaron a los hechos y se sumaron a una iniciativa de tomar las redes sociales y continuar sus labores artísticas desde la virtualidad.
Nico Arosa, actor cantante y bailarín, que forma parte del elenco de Kinky Boots, escrita por Cyndi Lauper, está contratado actualmente y hasta el 13 de abril. “Por suerte tengo un sueldo fijo hasta esta fecha. Además, complemento mis ingresos dando clases de canto, que voy a tener que ofrecerlas por las redes sociales”, añade Arosa a El-Teatro.
Pero no es el caso de todos sus compañeros. “Muchos de mis relacionados al espectáculo tienen mucho miedo, porque no solo tuvieron que recluirse en sus casas, sino que no saben cuándo van a volver”.
“a lo que más le temo es que cuando pase toda esta incertidumbre la gente no tenga dinero para ir al teatro, que es hasta ahora mi mayor fuente de ingresos”, agrega.
La danza también vive su viernes negro
La danza no se escapa de la situación precaria. Tomás Carrillo, bailarín estable del Teatro Colón, nombrado recientemente “el más importante del mundo”, explica que este debería ser el momento apropiado para que el Estado tome en cuenta la cultura como parte de sus principales políticas, después de haber “obviado” los reclamos de importantes teatros como el Teatro Argentino de La Plata.
“Por la poca oferta cultural que existe hoy en Argentina en el ámbito de la danza, los tantos bailarines independientes que hay se ven más afectados que antes. Esta es una situación que apenas se va a apreciar por el coronavirus, pero viene dándose desde mucho antes”, añade Carrillo, quien recientemente formó parte del elenco de Las bailarinas no hablan.
“El Estado ha dejado de apoyar proyectos del Teatro Colón sin tomar en cuenta ideas para mejorarlo o incluso hacerle cambios. Por otro lado, optaron por silenciar una de las dos compañías oficiales de Buenos Aires, el Teatro Argentino de la Plata (que desde hace ya dos años que no se presentan debido al deterioro del teatro) lo cual dejó como consecuencia que otro grupo más que no puede mostrar su talento. Esto no sucede a causa del coronavirus”, concluye el bailarín.