Para Mariana Rondón y Marité Ugás, fue Ana en A la media noche y media. Fue Marta, y se sumergió en los levantamientos armados de izquierda de los años sesenta en Venezuela en Postales de Leningrado. También fue la mujer de los Médanos y Mercedes.
Hoy las voces de María Fernanda Ferro se despiden del cine y del teatro. La actriz y directora falleció tras luchar contra el cáncer de pulmón, y luego de que médicos confirmaran que la enfermedad había hecho metástasis.
A principios de abril, reconocidas figuras del teatro solicitaron públicamente apoyo con medicinas como morfina, para la artista que ya se encontraba en estado delicado, pero no dejó de trabajar casi hasta el último minuto.
El pasado 7 de abril tenía previsto iniciar una nueva edición de Taller Actoral de Teatro y Cine que impartía desde 2015 en el Centro Cultural Chacao.
El Centro de Creación Artística TET fue su casa. En 1983 comenzó su trabajo en la agrupación fundada por Eduardo Gil con la pieza Ahora seremos felices, ahora podemos cantar, que dirigió Guillermo Díaz Yuma y Francisco “Pancho” Salazar.
Vírgenes Negras (2007), El Amor de Fedra (2007) y La noche de Molly Bloom (2004), Demonios de Dostoievski (1994), El sueño de la razón produce monstruos, basado en El proceso de Kafka (1993) y Ferdydurke de Gombrowicz (1991), forman parte de su repertorio como actriz de teatro.
“Yo siento que el teatro prepara al actor. Un actor necesita cierto instrumento, conocerse física y emocionalmente muy bien. Es un gran terreno de cultivo para poder estudiarte, para saber que eres hijo de alguien”, llegó a decir Ferro.
Esto se convirtió en una máxima para la hija de Vincenzina Marotta. Estuvo 15 años como coordinadora del programa de formación del TET y de la pedagogía nunca se separó.
En cine, fue musa de Carlos Caridad Montero y de Mariana Rondón. Participó en películas como A la media noche y media (1999), Postales de Leningrado (2007) y El chico que miente (2011).
La “diosa del teatro”, como la nombró el crítico Luis Alberto Rosas, estuvo 7 veces nominada al premio Marco Antonio Ettedgui, en el que obtuvo Mención de Honor por El sueño de la razón produce monstruos.
También se llevó el premio Municipal de Teatro en 1995 como Mejor Actriz por Demonios; y años más tarde, el galardón Maria Teresa Castillo por Señorita Julia, pieza con la que su histrionismo llegó hasta Canarias, Sao Paolo y El Cairo, de la mano de la directora Elizabeth Albahaca.
En mayo 2008 fue invitada por el Instituto Goethe como delegada por Venezuela en el Festival Internacional de Teatro de Berlín. Pero su último encuentro internacional fue en el evento Encuentro con Mujeres Notables, en el Festival Homenaje al director Jerzy Grotoski, en Polonia, donde presentó el unipersonal La noche de Molly Bloom.
[…] reseñó El Teatro la actriz y además directora de teatro, María Fernanda Ferro, perdió la vida el pasado 10 de […]