“Cuando un niño percibe un espectáculo de títeres bien realizado no se le olvida nunca. Este tipo de teatro tiene poder de comunicación y magia, más que todo para el público infantil.Como titiritero debo estudiar con técnicas pedagógicas las reacciones de los más pequeños, buscar la manera de interactuar con ellos en plena obra y esto es lo que me apasiona más de este arte”.
Con estas palabras, Carlos Aparicio explica por qué el teatro ha sido su única pasión durante 42 años. Destaca que a través de casi todos sus espectáculos da mensajes positivos con el propósito de educar a los niños.
Inicios
Aparicio inició sus estudios en la Escuela de Teatro Teófilo Leal de Barcelona a la edad de 16 años.
“Primero comencé a hacer teatro. Una vez que terminé mi formación en esta institución me fui a trabajar a las comunidades ofreciendo un show con mis títeres y de ahí empecé a tomarlo como un estilo de vida. Además, pasé a formar parte del teatro estable de Barcelona”, señaló.
Buscando otros escenarios, Aparicio decidió irse al estado Nueva Esparta por 8 años. Allí dirigió a varias agrupaciones de teatro de títeres creadas por él.
“Luego me fui a Caracas, allá comencé a trabajar y dar clases de actuación en instituciones privadas y de allí me regresé a Barcelona. Con la ayuda de la gobernación elaboramos un proyecto cultural llamado Centro de Investigación para el Teatro de Títeres (Cifotin) que no pudo concretarse y tiempo después hice una propuesta para la creación de la escuela de títeres del estado y se conformó. Se llamó escuela de títeres del estado Anzoátegui. Duró 20 años”.
El también TSU en Educación indicó que siguió trabajando en una compañía regional de títeres con artistas de la zona, hasta crear su propia agrupación, la cual lleva por nombre hoy en día Compañía de Muñecos Titiricarlos.
Labor social
Aparicio ha hecho diversas obras sociales llevando su talento a las comunidades, escuelas, oncológicos, empresas gubernamentales y privadas.
Aparte de presentar obras del famoso titiritero argentino Javier Villafañe, crea las suyas.
“Hago escrituras improvisadas, escojo un tema y organizo la estructura mentalmente unas horas antes del show. Siempre trato de interactuar con los niños para que no se aburran”.
El burrito anacleto, La gallinita co y su huevito perdido, Pedrito y salud, son varias de las obras con las cuales ha trabajado el artista y que tienen un mensaje positivo.
Apoyo familiar
“Casi todos los títeres los hace mi esposa. Ella confecciona los trajes y pelucas de los muñecos. Al principio, cuando constituimos la compañía, me ayudaban mis hijas a montar el teatril y la música mientras transcurría el show”, añadió.
Indicó que pasado el tiempo sus hijas formaron su vida y actualmente cuenta con la ayuda de sus nietos y su nuera.
“Al principio yo hacía la música porque toco guitarra, cuatro y mandolina. La necesidad me llevó a esto y ha sido otra forma de hacer arte”, agregó.
Proyecto
Aparicio actualmente se encuentra montando la obra Las dos ranitas, del teatrero Julio Rincones, quien fue director del teatro universitario a nivel nacional. “Escribió esta obra hace años, la monté en teatro y quise hacerle una adaptación con tío tigre. Es una pieza conservacionista”, agregó.
Fuente: El Tiempo