¿Ves?
Acá está la herida
que hace el otoño
cada vez que pasa
y nos recuerda
quiénes pudimos haber sido.
Vos hurgás en ella.
Obstinado en que no cure
maldecís mi nombre.
Yo te bendigo.
Este poema de Paula Novoa es sanador y transmite ese ideal que soñamos a medida que vamos creciendo. Preguntándonos qué persona queremos ser y de como las heridas emocionales te van cambiando las perspectivas. Una transformación emocional que incluye el perdón.
El-Teatro entrevistó a la poeta argentina sobre su trayectoria poética y cómo se inició en el mundo de las palabras. Así define la poesía:
“aquello que genera extrañamiento y puedo poner en palabras de la forma más bella posible. Es el asombro, no sólo ante ese detalle que nos detiene, también ante cómo se dice”.
Y cita este poema de Héctor Viel Temperley:
Corro junto al mar
y las gaviotas, petreles,
albatros o como se llamen
levantan vuelo y caen
un poco más allá.
Vuelvo a correr, vuelven a volar
y a bajar
y cada vez son más.
Corriendo junto al mar
al amanecer
invento las aves del mar.
“Eso es poesía. Poder decir de esa forma y que parezca simple algo tan extraño como correr junto al mar al amanecer e inventar aves”, manifiesta.
Una infancia llena de libros
Relata que vivía en una casa pequeña, sin embargo tenían una biblioteca ubicada en el dormitorio en donde dormían su hermana y ella. “En una de las paredes, frente a las camas, había una enorme, desde el piso hasta el techo, al menos así está en mi memoria”, señala.
“No recuerdo una vida sin libros”
Paula Novoa cuenta que cuando estaban aburridas ella y su hermana leían, si se cortaba la luz, a leer cerca de una vela; antes de dormir, a leer; si llovía, a leer, no había otro plan. En la biblioteca encontraron una antología de Alfonsina Storni. “La leímos de todas las formas posibles. Mi hermana y yo memorizábamos poemas, los recitábamos, tratábamos de entender qué significaba cada uno de los versos, le poníamos música”, enfatiza.
Así se aprendió de memoria “La caricia perdida” de Afonsina y de esa manera se acercó a la poesía. Manifiesta que seguramente no entendía mucho, pero sí escuchaba la música, era hermoso.
Escribir poesía
Con respecto a la escritura comenzó en la adolescencia, como algo muy íntimo. A veces les mostraba sus poemas a sus amigas y a su abuelo paterno. Pero no lo hacía consciente, no pensaba: “oh, soy poeta”. Siempre para ella fue una especie de necesidad. También escribía cuentos, “novelitas lacrimógenas”, llevaba un diario íntimo o una agenda.
“Creo que más que con la poesía, mi relación más íntima era con la palabra escrita. Leía mucho, más narrativa que poesía”.
Para Paula todo lo que le genere extrañamiento es fuente de inspiración, puede ser la génesis de un poema. “No importa si es una vivencia personal, algo que me cuentan o algo que observo. Un detalle, algo que genera una ruptura. Sobre eso escribo”, afirma.
“EscribO cuando tengo la necesidad, no soy poeta. Tal vez, algún día eso no suceda, no lo sé.
También le gusta la fotografía aunque no es fotógrafa, pero si algo le genera ese espasmo se detiene, lo transforma en un poema o en una foto.
Referentes poéticos
Estas últimas semanas releyó a Estela Figueroa de argentina, siempre vuelve a Luis Chaves costarricense, le gustan también Miguel Ángel Bustos argentino, Idea Vilariño uruguaya y Mark Strand canadiense.
Respecto al movimiento poético en Latinoamérica en general y en Argentina en particular, le parece que se está produciendo un fenómeno gracias a las redes. “Siempre hubo poetas buenos y malos y en cantidad, pero hoy tenemos la posibilidad de conocerlos”, enfatiza. Con los años dice se verá si sobrevive, pero que no puede dejar de ver el fenómeno.
“Yo tengo 45 años, cuando tenía 20 no existía internet, era muy difícil conocer a un poeta emergente de Chaco, de Tierra del Fuego, de Portugal, de Perú, hoy nos leemos. Pero, repito, con los años veremos qué sobrevive, porque la inmediatez y la accesibilidad no garantizan la permanencia. Va a quedar lo mejor, y eso está muy bien”, concluye.
¿Cómo ha sido la conexión con la escritura en tiempos de pandemia?
Tuve tiempo de leer, pero no lo aproveché tanto porque me costó concentrarme en un contexto tan oscuro. También soy docente, eso hizo que estuviese en el foco de muchas luchas, al menos lo intenté. Terminé de corregir un libro que salió hace poco, Flores a mis muertos. Pero no me obsesiona escribir.
En este momento me preocupa lo cotidiano, si me estoy cuidando bien, si mis padres están bien, si mis amigos y amigas están bien. Me preocupa que haya gente que no tiene la mínima posibilidad de trabajar, o que haya sectores que se están exponiendo al virus diariamente. Aun así, a veces escribo, a veces leo, pero es muy complejo. Aproveché para ver muchos eventos de poesía on line, lecturas, ciclos, encuentros, eso es lindo.
Publicaciones de Paula Novoa
Su primera publicación fue una selección de poemas escritos durante años titulado El año que fui homeless. “Escribo mucho, pero queda poco. Es un corpus de textos pequeños, breves, como pequeños tajos”, asegura. Se los mostró a su editor que además es su amigo y le propuso publicarlo.
Se dio el gusto de poner en tapa y contratapa fotos de una amiga, Noelia Ceballos. Y así surgió la idea de la editorial de comenzar con la colección Precipicios, de poesía y afines. Cada libro de la colección hay una obra pictórica o una fotografía de algún artista independiente. “Es un trabajo colectivo que permite la difusión de pintores y fotógrafos muy buenos que están escondidos”, apunta.
Poemarios:
- El año que fui homeless, Cave Librum Editorial (2014)
- Hija de mala madre, Cave Librum Editorial (2016)
- El paso de la babosa, Cave Librum Editorial (2018)
- Flores a mis muertos, Cave Librum Editorial (2021)
Se consiguen en librerías virtuales del conurbano bonaerense (Bookowski Libros, La boca rota, Minga Libros) y en muchas librerías de todo el país (en algunas se pueden comprar en forma virtual), también a través del Instagram de Cave Librum Editorial.
.