Pedro y el Capitán dirigida por Elmer Pinto es una de las obras que participó en el 7mo Festival de Jóvenes Directores que organiza el Trasnocho Cultural en Caracas. Obteniendo Pinto una mención especial en la premiación, como el primer finalista.
Esta obra escrita por Mario Benedetti hace 43 años originalmente sería una novela, sin embargo el escritor decidió que la historia sería una obra de teatro. Convirtiéndose en su única pieza dramatúrgica, estrenada en 1979 en el Teatro Galpón de la ciudad de Montevideo.
En palabras de Elmer Pinto
Sin duda “Pedro y el Capitán” es una pieza que no es ajena a Venezuela, al contrario está muy vigente al tratar la violación de los derechos humanos: “Ciertamente la temática que plantea Mario Benedetti en el texto de alguna manera es una constante en muchas épocas, y presente en regímenes no solo en Latinoamérica sino en el mundo. Sin embargo el contexto de la obra está basado en la dictadura uruguaya de los años 70 y 80. Yo no quise plasmarlo de manera tan textual porque es una realidad que hasta cierto punto es ajena.
Tratamos de mantener la esencia de la obra con un trabajo de revisión y de adaptación. Para resaltar más que un tema de regímenes políticos, es universalizar el discurso de los torturados y los torturadores. Modificaciones avaladas por la Fundación Mario Benedetti, a quienes agradecemos por su apoyo en todo momento.
“Escogí esta obra porque me impacto la manera en que Benedetti presenta la historia y la conexión de todo el discurso”.
Asimismo destaca que el maquillaje fue clave para algo muy importante dentro de la apuesta y que lo rescataron del mismo autor. “Mario Benedetti con la pieza no quería reflejar la tortura en escena, sino que estuviese implícita, a él no le interesaba la crudeza de los golpes. Po ello el trabajo del maquillaje fue fundamental precisamente para ver la evolución de los personajes con sus emociones internas y externas a nivel físico en cada en escena”, enfatiza Pinto.
Esta adaptación de Pinto nos lleva a una aparente oficina de comisaría donde vemos aparecer a un Capitán (el torturador) y Pedro (el torturado). Al principio hay un monologo por parte del capitán y un silencio por parte del torturado. Sin embargo a medida que pasan los interrogatorios, entre ambos surge un diálogo permanente e intenso. Cuyo objetivo del torturador es que el el torturado hable y éste la de callar para no delatar a sus compañeros. Entre estos dos personajes existe una distancia ideológica, donde aparentemente el que tiene el control de la situación cambia a lo largo de la pieza.
En la obra la tortura no se ve como tal, no obstante el espectador se da cuenta al ver moretones y sangre en el torturado. Es una tortura que pesa más en los diálogos y que entrelaza sus vidas. Sin duda la pieza indaga en la psicología del torturador y genera la siguiente interrogante ¿ Cómo un ser aparentemente “normal” se convierte en verdugo?
Una historia que nos enfrenta al abuso de poder, la violencia, la degradación, la impunidad y el debilitamiento de las instituciones. Una realidad que sigue ocurriendo en el mundo con las violaciones de derechos humanos cotidianos.
“La obra no es el enfrentamiento de un monstruo y un santo, sino de dos hombres, dos seres de carne y hueso, ambos con zonas de vulnerabilidad y de resistencia”- Mario Benedetti
La puesta escénica recreada por Pinto recae en los dos actores que se desenvuelven de una manera fluida y natural, se les nota la madurez y la experiencia en las tablas. Manteniendo un dialogo constante e intenso. Sin duda un gran desafío mantener el ritmo de energía en cada escena y el procesar cada diálogo junto con textos densos y poéticos. Cabe destacar que aposto a una escenografía fija y con una dirección de luces que ayuda en la atmósfera de cada escena.
El proyecto, cuenta con la participación de los reconocidos actores venezolanos: Antonio Delli y Gerardo Soto, así como la participación de Vittorino Leal. Jayler Romero en la producción general y asistencia de dirección. Jan Thomas Mora Rujano en la producción ejecutiva. Raquel Ríos en el vestuario, la musicalización es de Abilio Torres. Maquillaje, utilería y diseño de arte de Luis Ernesto Domínguez y Angy Ortega.
Diseño de iluminación de Miosothis Pineda, arte gráfico y el diseño escenográfico Gabriela Pinto, realización de escenografía y asistencia de producción de Gabriel Sulbarán y Marco Carreño. Asistencia técnica de circuito cerrado por parte de Elmer Steffan Pinto y Juan Carlos Torrealba.
“Tenemos que recuperar la objetividad, como una de las formas de recuperar la verdad, y tenemos que recuperar la verdad como una de las formas de merecer la victoria”- Mario Benedetti
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