Residencias Paisano es una propuesta teatral escrita entre diez autores venezolanos a partir de sus experiencias sociales, para pensar y escribir el país que llevan dentro. Estas presentaciones están cautivando a los espectadores cada domingo a través de la plataforma Zoom, por la fuerza de su mensaje de unidad y compromiso por la sociedad.
La propuesta nace de un taller en el que participaron diferentes autores. Una vez seleccionados, pusieron en un mismo lugar y bajo un mismo paraguas, sus personajes. El resultado es una historia que transcurre en un edificio, donde conviven familias que se ven afectadas de maneras diversas por sus realidades.
Cada autor participante escogió su apartamento, sus habitantes o personajes, su conflicto dramático a puerta cerrada, su tenor, y así posicionó su mirada, escogió su tono, escribió su voz, acompañados por la tutoría dramatúrgica de Lupe Gehrenbek.
El Teatro entrevistó a Gehrenbek, creadora del proyecto, a petición del Instituto de Investigaciones de la Comunicación (ININCO).
“A partir de los ejercicios de escritura que se realizaron al calor del taller, armé un banco de personajes, eventos y situaciones dramáticas que fueron sometidos a discusión. Hasta que logré la matemática de su decantación”, explica Gehrenbeck .
Para la dramaturga, el objetivo era claro: “Buscar un teatro que incluya a todos”. Y bajo esta premisa se arropan los personajes que nacen a partir de un juego entre los autores: De manera grupal, el equipo escogió un personaje central, un lugar, un momento y un evento que provenía de la realidad.
De allí, surgieron temas de confrontación social como el maltrato a la mujer, la violencia doméstica, entre otros temas que ponen de manifiesto la precariedad económica, social y política que vive el país y que se representa en un retrato de la familia venezolana. Gehrenbeck agrega que esto se logra gracias a la diversidad de aristas éticas y estéticas de cada autor.
El Taller de Teatro Paisano
El taller de Teatro Paisano convocó la heterogeneidad de 10 voces, con distintos años de experiencia en la vida y el teatro. La inclusión de no solo diversidad generacional, social, de género o preferencia sexual, académica y profesional.
Además de distintas maneras de hacer teatro y de vivir el país, incluso en la distancia. El desafío fue “procurar el espacio seguro para que floreciera la diversidad de voces y surgieran los entendidos en coherencia dramática”, según detalla Gehrenbeck.
En esto coincide la actriz Rossana Hernández, quien subraya que durante el proceso su punto de vista sobre el país y el ejercicio del teatro actualmente se confrontaron con perspectivas diferentes, llevándola a cuestionar sus propios razonamientos.
Asimismo, indica que en el taller partieron de sus historias personales para luego conjugarlas con el país pensado por el reconocido escritor venezolano José Ignacio Cabrujas en su obra El día que me quieras.
El público de la experiencia online
La convocatoria lleva cada fin de semana entre 70 y 140 espectadores por función en Zoom. “Nos acompañan muchos espectadores venezolanos y de otras partes del mundo. Nos han dejado saber de manera muy conmovedora la emoción de ver teatro venezolano”, afirma Gehrenbeck.
Para la penúltima función Gehrenbeck se arriesgó a apostar por la teatralidad que trasciende las barreras de la lengua e invitó a varios de sus compañeros dramaturgos y directores del Actor Studio de Nueva York.
“Quedaron maravillados de nuestra osadía y hallazgos en la puesta en escena digital. De la calidad interpretativa de nuestros actores”, apunta Gehrenbeck.
No obstante se han presentado obstáculos por los problemas de conexión que existen en Venezuela con Internet, además del reto que supone la distancia y la virtualidad. “El teatro es sobre todo físico, sucede en un momento compartido, en un mismo lugar. La energía vital y humana que apuesta cada actor sobre la escena, es el todo del teatro”, añade Gehrenbeck.
Admite que la distancia en principio los descolocó de “manera inédita, insospechada y aterradora”.
“Sin embargo, con el tiempo, hasta la personas de teatro mas puristas y negadas a lo online, han terminado por sumarse. Afortunadamente para ellos y para el público“, recalca la dramaturga.
“Yo me siento muy orgullosa del goce innegociable, que tiene la gente de teatro en Venezuela”.
“Contamos, además, con actores muy generosos que no solo aportaban sus talentos y disposición, sino que asumían otras tareas como el manejo de cámara, la producción, los cambios de decorados, entre otros”, agrega Hernández.
“Residencias Paisano fue un gran ejercicio creativo de tolerancia y democracia y de una belleza muy potente”, manifiesta Hernández .
Participaron en la construcción de la historia Gabriel Agüero, Elvis Chaveinte, Rossana Hernández, Matilda Corral, José Luis Dávila, Yessi Hernández, Andrea Levada, Mario Sudano, Carolina Torres y Rodolfo Alonzo.
Figuras como Aura Rivas, Rosario Prieto, actrices veteranas como Verónica Arellano y Verónica Cortéz, se juntaron con jóvenes y emergentes talentos venezolanos, muchos de los cuales forman parte de la diáspora y están residenciados en otros países.
Cabe destacar que el taller y esta apuesta online se realizó gracias a la iniciativa del Instituto de Investigaciones de la Comunicación (ININCO) de la Universidad Central de Venezuela (UCV) a través del Proyecto de Convivencia, Reparación Social y Ciudadanía que adelanta junto a la Fundación Centro Gumilla y el Observatorio Global de la Comunicación y Democracia.
Residencias Paisano cerrará el 1 de noviembre con una sesión abierta, donde creadores y público comentarán la experiencia junto a Morella Alvarado, directora del ININCO.
Quien quiera vivir la experiencia Residencias Paisano tiene que enviar un email a: GALTOteatro@gmail.com y recibirá la invitación para ingresar en Zoom los domingos a las 5pm con entrada libre.