En diciembre, el Teatro Lagrada se viste de emociones. Las últimas funciones de dos de los montajes de este espacio se verán en las próximas semanas.
Un regreso en la casa
De la mano de Miguel Torres, la Compañía de Teatro Lagrada, será la última oportunidad de ver Yo estaba en casa y esperaba que viniera la lluvia, de Jean-Luc Lagarce, en sus funciones para adulto y con un elenco conformado por Eva Bacardit, Isabel Pascual, Ana Pilar Santos, Alba Martínez Centenera y Cristina Rodríguez Expósito.
La historia gira en torno al hermano, el hijo, el nieto, que hace años, al principio de todo, abandona la casa después de que su padre le echara tras una discusión. La madre, la más vieja, la mayor, la mediana y la pequeña esperan su regreso consumiendo su vida.
Años después, desaparecido el padre, regresa el hermano con su macuto, testigo de viajes infinitos. Regresa cansado, extenuado, moribundo. Aparecen entre las enlutadas mujeres, recuerdos y reproches, alusión a vínculos trenzados entre unos y otras y otras y unos, connivencias, desencuentros. La madre y las más vieja se quedan con el hijo moribundo, la mayor decide quedarse con ellas, la mediana duda si quedarse o intentar rehacer su vida, la pequeña decide irse provocando el desasosiego del resto de mujeres.
La palabra es la acción fundamental de la obra, de acuerdo con un comunicado de la compañía. Con un verbo barroco no gratuito, rico, ágil y abierto propone a las actrices ir encontrando las relaciones entre los miembros de la familia.
La obra se podrá ver el 6, 7, 8 y 9 de diciembre, los sábados a las 21.00h y domingos a las 20.00h.
De otro color, sin diferencias
En segundo lugar, y para el público infantil, llega De otro color, dirigido por Victor Barahona, de Vaivén Teatro. El 6, 7, 8 y 9 de diciembre, todos los días a las 17.00h y domingos a las 12.30h serán para hablar y entender un mundo sin diferencias.
En la obra, es el cumpleaños de Mar, y sus padres han preparado una fiesta sorpresa. La niña espera ansiosa un regalo que no llega. Un balón; uno como el que sí tiene su hermano. Ese que, de repente, en la oscuridad de la noche, se pierde entre los sueños de la protagonista.
Es entonces cuando, surcando los cielos, Mar viaja a un mundo de lo más original. Un espacio onírico en el que se encontrará con un conjunto de personajes que, a priori, parecen de lo más alocados.
Todos ellos le recalcarán la importancia de “elegir”. Y así, el viaje de Mar (que es EL mar pero también es LA mar) en busca del balón de su hermano conduce a la niña a experimentar un camino de desaprendizaje que cuestiona las construcciones sociales de género impuestas por la sociedad, en el que buscar su propia identidad como un ser genuino y diverso.